PARTO Y AUTOATENCIÓN EN CONTEXTOS DE MIGRACIÓN CAMPO-CIUDAD ESTUDIO DE CASO EN EL MUNICIPIO DE CERCADO, TARIJA PARTE II

Por: Elena Peña y Lillo Yembatirenda/Tarija

En la primera parte de esta entrega presentamos algunos conceptos que nos parecen pertinentes repasar y repensar para comprender los desafíos que implica la atención a la salud materna en contextos interculturales, en especial al interior de los procesos de migración campo-ciudad que modifican las formas de atención al parto e implican una diáspora de sus representaciones y prácticas. Así pues, hablamos de sistemas médicos autoatención, sistemas médicos en contextos de migración, el enfoque intercultural en la atención de salud y la salud materno-infantil como exponente de desarrollo. Si bien es importante problematizar cada uno de estos ejes, en lo que sigue vamos a presentar un estudio de caso que nos permite visibilizar las diversas aristas que atraviesa la atención materno-infantil en el sur del país, en especial dentro de los movimientos migratorios.

Situaciones locales de atención al parto en contextos de migración

La universalidad[1] del servicio de atención materno-infantil no es sinónimo de efectividad. Aquí se desglosa la experiencia de vida de Dora (40), una mujer de origen campesino que pese a vivir en la ciudad, mantuvo la autoatención en sus cuatro partos. Desde su relato, se correlacionan las condiciones socioeconómicas que influyeron en ese devenir. Asimismo se ensaya una aproximación al ámbito emocional que, al relatar su experiencia, retrotrae las razones por las decidió dar a luz no en su domicilio urbano, sino en su comunidad de origen, donde todavía no hay posta sanitaria. Su discurso se complementa con aportes extraídos de otras entrevistas: la doctora Mabel Baldivieso, Rocío Velásquez y la enfermera Soledad Gumiel.

Un parto autoatendido en casa

Contextualización

Dora nació en 1979 en la comunidad de Canchones (Cercado, Tarija) que, pese a su cercanía relativa de la urbe, continúa siendo una comunidad remota y con poco acceso a servicios. La posta sanitaria más cercana, creada recientemente, está en Papachacra, cuyo radio de atención se extiende a las comunidades cercanas. La producción local se concentra en la siembra de trigo y arveja a temporal. El flujo migratorio protagonizado por la población del sector fue constante, en especial, desde la década del 90’, cuando el cambio climático comienza a afectar de manera significativa el calendario agrícola de la zona, haciendo difícil la subsistencia:

“En ese tiempo [2001], mamá y papá se quedaron con las pocas ovejitas (…) el Pedro con quien ya me había juntado (…) nos hemos ido a la casa de mi abuelo (…) ahí vivíamos todos, hartos, nos construimos cuartitos para cada (…) ese año estando en Tarija y sin trabajo le acompañé [a su esposo] a la zafra. Tres años fuimos” (Doña Dora[2], 27/05/2019).

Dicho domicilio se ubica en el barrio Narciso Campero y fue, por largo tiempo, una casa familiar situada en lo que en ese entonces era la periferia urbana. En ocasiones los flujos migratorios obedecen a movimientos familiares: los potenciales migrantes conocen las oportunidades de un alojamiento inicial gracias a relaciones sociales con inmigrantes previos quienes van acumulando una experiencia migratoria ligada al territorio en que se desenvuelven (CASTAGNOLA, 2015). En el caso de Dora, el 2006 parte de su familia se desplaza, gracias a esa cadena de comunicaciones y lazos familiares, al sector Portillo Jardín, barrio fundado el 2005 donde los lotes eran baratos. La prioridad era contar con un techo propio; los servicios básicos vendrían después[3].

Una persistencia que puede encontrarse, a pesar de la residencia urbana, son los vínculos de parentesco. ¿El nexo, además del familiar, puede ser comunal? Desde luego, en las comunidades el grado de parentesco es elevado y pese a los flujos migratorios campo-ciudad, la comunidad de origen sigue siendo el centro de encuentro, la residencia de los progenitores, el sitio de la fiesta patronal a la que acuden anualmente y el territorio –entendido como espacio de vida– donde adquirieron buena parte de sus referencias de salud.

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PARTO Y AUTOATENCIÓN EN CONTEXTOS DE MIGRACIÓN CAMPO-CIUDAD UN ESTUDIO DE CASO EN EL MUNICIPIO DE CERCADO, TARIJA VISTAZOS EXPLORATORIOS PARTE 1

Por: Elena Peña y Lillo Llano/Tarija

Introducción

Las sociedades han desarrollado representaciones, prácticas y construcciones metodológicas en torno a la salud, la enfermedad, atención y tratamiento. Los procesos de globalización y crecimiento de las ciudades trajeron consigo una convergencia asimétrica de estas formas, siendo muchas de ellas subalternizadas e invisibilizadas por el sistema biomédico occidental; este proceso ha hecho surgir críticas hacia esas formas excluyentes de atención, encaminando el avance de políticas públicas de salud intercultural comunitaria. Ello no significa que las articulaciones entre formas y criterios de atención al parto se armonicen; es un proceso de largo aliento que comprende desafíos y aprendizajes conflictivos dentro de las dinámicas sociales.

En esta investigación se indagan las situaciones de atención prenatal, parto y postparto en una mujer que habita una zona periurbana de la ciudad de Tarija y que hace veinte años migró desde una comunidad alejada. El objetivo general del trabajo es descubrir cómo una mujer migrante campesina atendió sus partos desde el relato de su vivencia y, en base a ello, confrontar y analizar los alcances y desafíos que tienen las políticas de salud pública e intercultural de atención materna, fundamentalmente desde el enfoque SAFCI. Como objetivos específicos se plantean acceder a la subjetividad de las protagonistas a fin de describir el proceso de atención a sus partos en contextos de migración campo-ciudad y, a partir del estudio de caso, presentar elementos de análisis comparativo que evalúen la transformación de las formas de atención en salud en los últimos 20 año así como evaluar los impactos del enfoque SAFCI en el contexto estudiado.

Privilegiamos la investigación cualitativa como la adecuada para acceder holísticamente al escenario donde transcurren las situaciones y a los actores que se desenvuelven en ellas; así, el trabajo de campo es una forma de insertarse en la realidad estudiada y aprehender la lógica subyacente que dirime el actuar de las personas en su cotidianidad. Se emplea el estudio de caso como estrategia investigativa que tiene como meta el estudio intensivo de un sujeto o situación únicos a través de la descripción, interpretación y evaluación; nuestro sujeto de investigación es la unidad clave desde la cual se aspira comprender sus sentidos en su marco sociocultural particular.

Las entrevistadas fueron: 1) la señora Dora Castro[1] (40) en el estudio de caso; su relato funciona como hilo conductor; la aprehensión de su discurso fue mediante la entrevista etnográfica no dirigida, combinando procedimientos de atención flotante y asociación libre del informante (Guber, 2001). 2) La doctora Mabel Baldivieso (38), residente médica SAFCI del consultorio “Mi Jardín” del barrio Portillo El Jardín, donde reside Dora; 3) finalmente, Rocío Velásquez (20) y Soledad Gumiel (59) quienes gracias a una entrevista colectiva brindaron sus impresiones sobre la evolución de las formas de atención materna en los últimos 20 años. La primera, desde la experiencia de vida de su madre, el nacimiento de sus hermanas y las situaciones de mujeres en la comunidad de Santa Ana La Nueva; la segunda, a partir de su experiencia laboral como enfermera laboratorista en las provincias del departamento de Santa Cruz y Tarija los años 1992 hasta el 2005.

territorios urbanos

RESIGNIFICAR, RECONFIGURAR Y REHABITAR LAS CIUDADES: LOS TERRITORIOS URBANOS DE INICIOS DE SIGLO

Por: Mario Rodríguez Ibáñez

Foto: Benoit Lorent y Julie Guiches

“Para encontrarse, primero hay que tener el coraje de perderse”

Este grafiti trazado a la rápida en una calle de la ciudad de La Paz expresa, en gran parte, las subjetividades que están brotando en el tejido organizativo urbano y que hoy podemos denominar alternativo en y sobre las ciudades en América Latina o el Abya Yala. Se trata de experiencias, luchas y debates que retoman los procesos del siglo pasado, pero en el escenario contemporáneo los desbordan resignificando, reconfigurando y rehabitando las ciudades desde otros sentidos y convivencias diferentes a los que se naturalizaron como el “modo de vida urbano”, el de la aceleración de la vida y el sobreconsumo en el horizonte del progreso y desarrollo modernista capitalista, que convive profundamente enraizado en su carácter colonial, patriarcal y señorial que marcó el nacimiento de nuestras principales ciudades durante la colonia y que hasta hoy siguen siendo pilares claves de sus características. Esa noción de ciudad se posicionó como el destino único e inevitable para tener un modo de vida urbano junto a un imaginario de que allí, en esa ciudad dominante, está el territorio del éxito, de la civilización y del progreso. El campo y la vida rural (indígena) es para esa noción, el sinónimo del atraso y el fracaso, de la ignorancia y lo que hay que dejar. Las alternativas que van brotando a esa noción dominante de la ciudad se alimentan de las luchas del siglo XX por la igualdad, signadas por nociones como la inclusión, el acceso, los derechos a esa ciudad existente pero que fue negada, salvo en sus contornos de marginalidad y precariedad, a las mayorías pobres. Pero hoy, muchas de esas alternativas que van brotando no se quedan ahí, se dejan perder de ese “modo de vida urbano” que se naturalizó como el destino inevitable y único de vivir en la ciudad y desbordan el mismo para buscar reencontrarse en las prácticas, convivencias y experiencias que también habitan la ciudad pero desde otros horizontes políticos, culturales y civilizatorios y que cuestionan a la ciudad dominante para habitarla de otras maneras ya existentes en los cotidianos pero todavía subordinadas, invisibilizadas y arrinconadas, pero cada vez más capaces de disputar los sentidos y los modos de convivir las ciudades.

Los tránsitos entre finales del siglo XX e inicios del siglo XXI nos han colocado un escenario en el que emerge un debate sobre los límites del modelo civilizatorio del desarrollo moderno occidental, materializado principalmente en el capitalismo en sus distintas versiones, pero también en los socialismos del siglo anterior (y cada vez más en los de este siglo que no pueden salir del ese horizonte del desarrollismo a partir del extractivismo y la primarización de nuestras economías). Podríamos señalar que como nunca en la historia de América Latina o del Abya Yala, las crisis que vivimos en nuestros países juntaron simultáneamente varias dimensiones que, con diversas intensidades y formas complejas en cada país, especialmente en aquellos en los que emergieron gobiernos de cambio como en Venezuela, Bolivia y Ecuador, dieron una característica peculiar en nuestra historia al momento político que vivimos. Junto a la crisis cíclica del sistema político y del modelo estatal, especialmente expresado en su modelo económico neoliberal, el fin del siglo XX nos escenificó el surgimiento de al menos otras dos crisis más profundas de sentido. La primera, la crisis del estado colonial que más allá de nuestras independencias se mantuvo como una forma monocultural (de destino y sentido único) de organizar nuestros países (y también las ciudades) y eso significaba que nuestra historia se edificó a costa de las grandes mayorías que aportaban la diversidad y pluralidad (pueblos indígenas y de origen afro principalmente, pero también mujeres y jóvenes) y en beneficio de élites pequeñas, señoriales, que imitaban el sentido civilizatorio mundializado del desarrollo modernista occidental, centralmente capitalista, como el destino único del mundo. Pero no solo se puso en cuestionamiento el carácter colonial de nuestros países, sino también ese horizonte civilizatorio dominante en el mundo, incluso en los países “desarrollados” (es esta lógica dominante), que usufructúan del beneficio de ese sistema mundo emergido de la hegemonía de su propio modelo civilizatorio. Sin entrar en detalles, asistimos hoy a una crisis de ese horizonte civilizatorio que ha llevado, entre otros, a límites ecológicos y de continuidad de la vida en el planeta. Estas crisis más complejas y profundas que otras del siglo XX, han cuestionado lo existente. Ya no alcanza acceder lo que se nos negó a las grandes mayorías oprimidas y explotadas, sino hay que resignificar eso existente y reencontrarse en otros modos de vida, en otros sentidos del Estado y en otros horizontes civilizatorios, que incluso ya no aparecen como modelos, sino que se crían desde la diversidad y pluralidad. Al cuestionarse el todo, también se cuestiona lo que se naturalizó como “modo de vida urbano” y como sentido de ciudad; al menos brotan las necesidades de perderse para encontrase de otras maneras, y eso se siente en varias de las emergentes experiencias alternativas urbanas.

Arte: Valentina Campos

COMUNIDADES URBANAS: PARTE I (Libro Cuaderno de Conversaciones 4)

 Por: Red de la Diversidad Redacción: Mario Rodríguez Ibáñez

1. COMUNIDADES URBANAS: CONVERSACIONES Y APRENDIZAJES La comunidad, lo comunitario está presente en los discursos y las prácticas de cada equipo local de la Red de la Diversidad. Somos parte de dos articulaciones nacionales y continentales: Cultura Viva Comunitaria y el Frente de Resistencia Urbana. Es decir, lo comunitario hace a nuestra propia constitución. También lo hace en cuanto personas. La gente que integra nuestra Red proviene de experiencias comunitarias en sus familias, en sus barrios, en sus relaciones. Es que realmente se hace difícil encontrar en el país, más en sectores populares, personas o gentes que no tengan algún tipo de vínculos comunitarios. Sin embargo, esas vivencias comunitarias adquieren singularidades y peculiaridades en contextos urbanos, donde el mismo contexto parece ir a contrasentido de la comunidad. Es más, los tiempos contemporáneos vienen cargados de políticas y desplazamientos del capital que erosionan aún más la vida comunitaria. Por ello, sentimos la importancia de conversar y profundizar sobre lo comunitario en las ciudades, sobre las comunidades urbanas, sobre nuestras experiencias y nuestros sentidos de trabajo. Aquí la sistematización de esas construcciones colectivas.

1.1. LO COMUNITARIO MÁS ALLÁ DE LO INDÍGENA RURAL: ¿COMUNIDADES URBANAS O FORMAS COMUNITARIAS EN LA CIUDAD?

Cuando se habla de las comunidades o de lo comunitario, inmediatamente la referencia inicial es la comunidad indígena rural. Esto es evidente, ya que las formas comunitarias hacen referencia a modos ancestrales de vida. En general, las diversas civilizaciones que pueblan el mundo, se han configurado a través de formas comunitarias de convivencia como mecanismos adecuados y eficientes para resolver temas concretos como la provisión de alimentos y agua, el cuidado colectivo de los integrantes de la red, la protección del territorio necesario para su reproducción, el afecto y otros. Son, por tanto, los pueblos llamados indígenas, quienes han sostenido formas comunitarias de vida, en la medida que ellas se han ido configurando cada vez más complejamente para responder adecuadamente a las exigencias de la regeneración de la vida en distintas dimensiones de la misma. Y este es un elemento clave que no hay que olvidar, ya que muchas veces se asocia la comunidad o las formas comunitarias a una suerte de estado de “desarrollo” de las civilizaciones del pasado ya que sería parte de modos de vida simples que no darían cuenta del mundo contemporáneo y su dinámica de vida. Sin ser el tema de este documento, lo que encontramos en nuestras propias prácticas familiares ligadas a esa matriz comunitaria, son procesos cada vez más complejos de relaciones y mecanismos de convivencia para dar cuenta de las múltiples dimensiones de la vida y sus necesidades de regeneración (economía, producción, salud, tierra, agua, gestión de las decisiones y acuerdos, alimentación, ritualidad, fiesta, organización del hábitat, etc), de las diversas relaciones al interior de la comunidad que deben ser cuidadas, atendidas y resueltas en casos de conflicto (distribución y uso del agua y la tierra, formas de designación de autoridades y responsables de tareas para el beneficio común, así como mecanismos para evitar la acumulación del poder, regulación de la fiesta y los posibles excesos, cuidado y amparo de las personas en situaciones de peligro, violencia y/o precariedad, mecanismos de redistribución en caso de generarse desequilibrios muy pronunciados entre las familias e individuos de la comunidad, cuidado del hábitat para garantizar la sostenibilidad de vida, organización de espacios compartidos de disfrute y juego como proceso de comunalización o de aprendizajes para la vida en comunidad, etc), de las relaciones de complementariedad y de resolución de conflictos con otras comunidades (resguardo y cuidado del hábitat común más amplio y uso del mismo, definición de linderos o de territorios comunes e inter penetrados así como su uso, gestión compartida de bienes comunes como el agua, trazado y cuidado de vías de comunicación, espacios festivos mayores y compartidos, formas organizativas de la representación o del cumplimiento de mandatos en territorios mayores, etc), e incluso del establecimiento de relaciones con otras formas societales no propias y expresadas en el Estado y el mercado (relaciones con intermediaciones económicas para la venta de sus productos agropecuarios básicos, llegada de proyectos económicos de comercialización o turísticos por ejemplo, demandas de cambio en sus sistemas de producción y el tipo de cultivos o crianzas tradicionales, intromisión de semillas transgénicas y pérdida de las variedades locales, formas de autoridad y mecanismos de elección diferentes a su tradición, incorporación de partidos políticos en su dinámica propia, proyectos de gran envergadura que van desde infraestructura vial hasta energía para el abastecimiento más allá de la comunidad, etc). Así, las comunidades requieren ser capaces de permanentemente actualizar sus formas de regulación de sus relaciones hacia adentro de ella, de ella con las otras comunidades y de ella con el Estado y el mercado. Se trata de una complejidad muy amplia, que debe ser contemporánea constantemente si quiere garantizar la reproducción de la vida para todos los sujetos integrantes de la misma. Por tanto, no se ancla en el pasado, sino que se es constantemente contemporánea si se quiere vivir, pero además debe ser eficiente en esa contemporaneidad, sino simplemente se abandona por no ser útil para la vida.

MERLINA ANUNNAKI; ACTIVANDO ARTE DESDE LA VIDA DE LAS MUJERES…

Por: Gabriela Condori-Uywana Wasi/Cochabamba

Los Muros: Presentate por favor, y ahí contanos desde hace cuanto tiempo vienes trabajando en o con el arte, tus inicios en esta profesión?

Merlina Anunnaki:  Hola a todos y todas, soy Merlina (no es mi nombre real pero es rebelde autonombrarte, ya que creo que el nombre es la primera imposición al nacer).

Es difícil determinar cuánto tiempo estoy en esto, porque siempre me recuerdo dibujando, aun en momentos que no debería hacerlo: clases en el colegio, en la Universidad; yo no he estudiado algo referente al arte ni a la ilustración, más bien opte por una profesión social, no porque quisiera, vengo de una ciudad en la que no existe la carrera de arte y mis padres no tenían dinero para mandarme a estudiar a otro lado.

Ahora me dedico específicamente solo al arte (aunque no me gusta esa palabra) y voy en esto más de cinco años, no sé si llamarlo profesión, pero en es el camino que sigo, renuncie a mi carrera de psicóloga para dedicarme a lo que fue mi pasión desde niña.

L.M. Las técnicas que usas en tus obras, que experimentos vienes realizando

M.A.: Son diferentes técnicas de acuerdo a lo que estoy trabajando ya sea de manera individual o para una comisión.

Por ejemplo cuando me toca ilustrar, lo hago de forma digital, en el Photoshop, ayudada por una tableta gráfica y luego lo que más me apasiona es la técnica de la serigrafía; realizó stickers, fanzines, carpetas en serigrafía, tela estampada con mis diseños; es un procedimiento largo, que requiere un esfuerzo físico grande, empieza con un boceto, luego sigue quemar unas mallas con exposición a la luz (que se parecen a un esténcil) y el pasó más jodido, imprimir, color por color, haciendo un registro perfecto para que los colores coincidan, es difícil explicar el procedimiento tan sólo con palabras; por último en algún momento me aproxime a la hermosa xilografía, que ahora me toca retomarla, esta técnica es una de las más antiguas en grabado y consiste en calar una madera ayudada por gubias, y hacer una matriz que se parece a un sello grande, esta matriz es entintada con un rodillo y grabada en un papel ayudada por un tórculo.

Fuego Merlina Anunnaki

L.M. Estudios, menciones, eventos de los que has sido parte?

M.A.: En la mayoría de las cosas que sé y que hago, soy autodidacta, sin embargo es importante mencionar que tomé algunos cursos modulares de dibujo en la Academia de Arte “Hernando Siles”, también he tomado taller que además me ha aproximado al grabado y a la serigrafía en el Espacio de La Perra Grafica, aprendí serigrafía con dos personas súper capas, Paola Guardia y Juan Diego Alvarado (Jodido Diego), obviamente después, ha sido la práctica nomas mi mayor aprendizaje y darle, darle duro, a veces que salga mal a veces que salga una mierda…mejorando la técnica, aprendiendo truquitos, experimentando y dejándome llevar por el amor a la tinta vinílica.

En cuanto a la Xilografía, aprendí con quién considero una de las grabadoras más capas que he conocido y es la Daniela Rico, ella siempre me guío.

Eventos en los que he participado; fui a un “Encuentro de Ilustración organizado por PLOP” en Santiago de Chile, fui como parte de la Perra Grafica; también estuve una vez en El “Festival Internacional de la Cultura” en Sucre, “La Fiera” una feria de comics e ilustración, organizada en la ciudad de La Paz, participé también en muchos eventos organizados de manera autónoma en La Perra Grafica, donde fue mi primera exposición, he participado en dos oportunidades en “Viñetas con Altura” y este año voy a participar por primera vez de la “Bienal del Cartel”.

A nivel personal expuse en una muestra de “Ilustración Feminista” en El Salvador, organizada por El Centro Cultural de España allá; también fui parte de una muestra Internacional de Stikers en Argentina.

He participado sobre todo en publicaciones, por ejemplo: Publicaciones de Grafica Mestiza en Colombia, una colección de arte Ilustrado a nivel latinoamericano.

Fuerza Morena Merlina Anunnaki

L.M. El arte como herramienta de transformación social, que significa para vos está frase…

M.A.: Me gusta la idea de que el arte sea como una herramienta de transformación social, considero que siempre debe ser político, la ilustración y el cartel en la historia siempre han sido formas de manifestarse en la calle, en los periódicos, de manera interpeladora.

Sin embargo hay que tener cuidado con eso, yo activo por la vida de las mujeres y lo hago con mujeres que no están dentro del mundo del arte, conspiramos de otras maneras, me gusta dar el cuerpo, si bien el arte es una herramienta pienso que no es suficiente, incluso la palabra “artivismo” me causa ruido.

Desde la gráfica, la imagen se puede decir muchas cosas que el discurso limita, puede interpelar de maneras distintas, y obviamente más allá de las palabras, la ilustración siempre ha sido la herramienta de expresión desde la rabia, pero también desde la ilusión, me gusta mucho festejar la conexión con las mujeres, la mujeres cercanas a mí, con las que articulo y damos el cuerpo desde anonimato

Para mí lo que yo hago está muy relacionado también con la autogestión, también con la autorregulación de tu siempre estar trabajando en las técnicas de lo que haces, es decir, me veo cinco años atrás quemando mal mis mallas, que me salgan mal las cosas, frustrándome y volviendo a intentar, intentar e intentar hasta que salgan bien, y esto es el amor a lo que haces, y cada vez querer ser mejor, yo aún siento que me falta aprender un montón, el saber que es un gran trabajo que requiere fuerza física, a veces algunos quieren darle serigrafía por ejemplo porque piensan que es fácil, cuando es algo que implica mucho cansancio, mucho desgaste físico y mucha intoxicación, por los materiales que se utilizan, y cuando me preguntan por qué lo hago, es por el amor a lo que hago, al resultado, al ver la tinta de una manera que lo digital nunca va a poder igualar.

Es lo que rescato de mi trabajo, y que si se animan a meterle a esto le metan y que también les dé una herramienta de autogestión en la que autónomamente puedan en base sus tiempos, sus ganas mantenerte y vivir de esto.

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Ciudad – Industrialización – Modernidad: una historia a la boliviana Primera Parte – Nuestra fase Cepalina del asunto

Por: Elmer Peña y Lillo - Yembatirenda/Tarija

Una noticia reciente sobre las restricciones que se tenían que imponer para disminuir el grado de contaminación ambiental de la Ciudad de México nos motivó a indagar cual es el volumen de la población actual en las ciudades más pobladas de Latinoamérica, los datos anotaban que en Ciudad México se estimaba que habían 22,3 millones de personas, en la ciudad de Sao Paulo de Brasil 21,9 millones y la ciudad de Buenos Aires en la Argentina se estimaba que habitaban 15,9 millones de personas, comparando con las poblaciones urbanas más pobladas de nuestro país en ningún caso alcanzaban más del 10% del volumen de esas poblaciones, que por una parte, sí era un alivio el estar muy lejos de esos abismos urbanos, pero nos lleva a pensar y a preguntarnos ¿Cuáles las motivaciones de estos crecimientos y su sentido evolutivo en el tiempo?, ¿Cómo era que veía la población y desarrollaba su sobrevivencia en este proceso de crecimiento?, ¿Sera que nos estamos encaminando obedientemente a los designios del desarrollo para ser modernos?, ¿Cómo es que estaremos conformando nuestras identidades y posibilidades de ser nosotros mismos, en un entorno paradójicamente más cosmopolita pero con tendencia homogenizadora mundial?.

Los conglomerados urbanos están asociados entre otras cosas, también, a la implementación de procesos industriales, que a su vez buscan incrementar el proceso de acumulación de capital a partir del aprovechamiento de los volúmenes de fuerza laboral disponibles, visto en clave mundial; para el caso de Latinoamérica hacia los años 60 la ciudad de México alcanzaba a los 4,8 millones de habitantes, – es decir sólo cerca del 22% de la población actual –, desde la perspectiva administrativa gubernamental de aquel tiempo, tanto en México como en los demás países de la región, alentada además por la corriente de la CEPAL (Comisión Económica Para América Latina), se consideraba que había llegado el momento de promover un proceso activo de industrialización, en una perspectiva de “sustitución de importaciones” dado que se estaba en un crecimiento activo del “mercado local”, en el criterio de disminuir la “dependencia” de los países industrializados del “primer mundo”, tomándose como organismos promotores a las “empresas estatales”, que contarían con el financiamiento de organismos financieros internacionales como el BID o el BM, se apostaba por incorporarlos al proceso “natural” de desarrollo de las naciones hacia la “modernización”. En aquellos años, – cerca de 60 años atrás –, posiblemente en nuestro país no se cumplían muchos de esos supuestos, ya que por ejemplo en todo el país la población alcanzaba apenas los 3,6 millones de habitantes, era una población marcadamente rural y con un alto grado de dispersión, la circulación de mercancías estaba dificultada por la escasa vertebración entre localidades, el mayor centro urbano contaba con cuatrocientos mil habitantes, por lo demás el consumo de bienes de uso doméstico importados era reducido; de allí que una visión clásica de “mercado de consumo” no era digamos tan real, por ello la perspectiva de “industrialización” tanto desde la inversión estatal como la inversión privada se oriento significativamente hacia la instalación de industrias relacionadas con textiles, en menor medida una incipiente inversión en industria alimenticia masiva y otras como de el calzado, por lo que la “sustitución de importaciones”, al menos en lo referido a bienes de consumo doméstico quedaba como que en off side; pero no era lo mismo en la situación de la dependencia, los países del “primer mundo” estaban enfrascados en lo que se denominaba “guerra fría”, que por una parte significaba pugna por el control territorial a través de la cooptación política de regímenes de gobierno y por otro garantizar la provisión de materias primas para consolidar su propio potencial industrial; en nuestro caso como país para garantizar el funcionamiento como Estado dependíamos específicamente de la venta de minerales, cuya extracción dependía de insumos y materiales tecnológicos importados, como también dependíamos de un mercado controlado; pero para este rubro los organismos de financiamiento del desarrollo ya no aplicaban la teoría de la CEPAL de, “sustituir importaciones”, que hubiera significado favorecer procesos industriales metalúrgicos locales integrado a los procesos de extracción, refinación e inclusive la aleación de los minerales que se extraían de las minas, que realmente redujera la “dependencia”, pero no, eso no estaba en el libreto.

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San Miguel del Monte y el derecho al boludeo

Por: Evangelina Caravaca Fuente: Cosecha Roja

La muerte de estos cuatro jóvenes y el estado de gravedad de la única sobreviviente nos obliga a visibilizar y luchar para que estas muertes sean entendidas como lo que son: muertes políticas y como tales con responsabilidades políticas.

En el rap las palabras salen con la velocidad de una bala. Cortas, hilvanadas rápidamente, parecen saltar empotradas una con otra. La velocidad es una virtud en el rap y en el freestyle, como también lo es el sentido de las palabras, la elección de los términos, la picaresca. En improvisaciones enérgicas los pibes montan sentidos en esas palabras ágiles.

La noche del  20 de mayo de 2019 un grupo de amigos se juntó en la Plaza Alsina de la ciudad San Miguel del Monte (Pcia. de Buenos Aires) a hacer lo que le gusta a un montón de jóvenes argentinos: rapear, andar en skate, hacer piruetas, cantar a los gritos en un auto con amigos. Algo tan mundano que puede producir muchísima felicidad: reirte con tus amigos de cualquier cosa. Perder el tiempo, boludear.

Las cámaras de seguridad de la ruta 3 y algunos testigos desmienten la versión policial que quiso ser, como siempre, la oficial: un auto con cinco jóvenes huye de los tiros de un móvil policial en una suerte de cacería. Nuevamente la policía de tránsito, suerte de archienemigo de los jóvenes del interior, protagoniza una escena dantesca. Un despliegue de violencia que ni de lejos ni de cerca parece portar sentido alguno. La muerte de cuatro jóvenes  – y una quinta en estado grave – sacude los umbrales de dolor de un pueblo aparentemente tranquilo.

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LA BASURA NUESTRA DE CADA DÍA

Por: Pablo A. Beque - Wayna Tambo

Las ciudades van creciendo a un ritmo acelerado, ello implica modificaciones a los diferentes modos de vida que la habitan, muchas veces de manera desastrosa y de irreversible impacto a la naturaleza.

El crecimiento de la urbe contemporánea nos coloca como sociedad, como tejido organizativo y como seres vivos ante desafíos que cruzan varios aspectos de la vida: pensar en temas como la vivienda, el territorio, lo identitario, las asimétricas relaciones de poder, las prácticas económicas, nuestros consumos y los desechos sólidos y líquidos que podemos generar, entre otros. De esta multidimensionalidad de retos que aparecen en lo urbano prestemos mayor atención a los desechos sólidos, la basura.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), con datos obtenidos de los registros administrativos de las empresas municipales de aseo, las nueve ciudades capitales y El Alto para el 2016 generaron alrededor de 1.426.988 toneladas de residuos sólidos, mostrando un incremento de 576.275 toneladas en el lapso de una década (2006 – 2016), esté incremento de la basura tiene relación con dos elementos: la ininterrumpida urbanización y el crecimiento poblacional que está viviendo Bolivia, a esto podríamos sumar el aumento de la capacidad adquisitiva.

El 83,1 % de la procedencia de estos residuos son de los domicilios, un 9,8 % de lugares de abasto o mercados, un 4,3% de industrias y mataderos, el 2% se genera en áreas públicas y el restante 0,8% de clínicas y hospitales, estos porcentajes no dan cuenta de los desechos de aparatos electrónicos o de la toxicidad de la basura por procedencia y del tratamiento que deberían seguir para reducir su impacto negativo al medio ambiente.

Por lo que reflejan las cifras estamos ante un problemática que se va acumulando día a día hasta llegar a niveles peligrosos, tal es el caso del botadero de K´ara K´ara en el municipio Cercado, Cochabamba. El botadero de K´ara K´ara funciona desde 1987, en un área de 36 hectáreas, hasta el año pasado se calcula que contiene 4 millones de toneladas de basura, excediendo por mucho su capacidad; desde el 2014 se ha ido reprogramando el cierre técnico de este botadero, formando grandes colinas de basura que se descomponen y desprenden olores fétidos produciendo a la vez lixiviados (líquido de los residuos descompuestos) que terminan filtrándose en las aguas subterráneas.

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Pircas Urbanas, pintando con la comunidad

Por: Gabriela Condori - Uywana Wasi

1. Como y porque nace la idea de esta actividad

Nereta Mov. Art-. Ya llevamos un buen tiempo metidos en temáticas medio ambientales y creemos que cada uno debe aportar desde donde mejor conoce o desde donde cree que está más capacitado para hacerlo y mediante el muralismo buscamos el interactuar con la gente para despertar conciencia y podamos devolver a nuestra Pacha un poco de lo que nos regala a diario

2. Quienes están involucradxs?

Nereta Mov. Art-. Formamos parte de este proyecto los miembros de Nereta Movimiento Artístico, la gente de los lugares donde se intervendrá y el GTCCJ que es un grupo de lucha contra el cambio climático.

3. Que se quiere lograr con esta actividad?

Nereta Mov. Art-. Devolver tiempo de vida a Pacha despertando conciencia en la gente que interactúe en el proceso y el espectador del muro para restaurar la dignidad que como humanos vamos quitando a la tierra.

4. Porque el nombre de Pircas Urbanas? Porque un mural? Podría ser una limpieza de calle, una escultura o feria....

Nereta Mov. Art-. El nombre de PIRCAS URBANAS, pues las intervenciones serán en el área urbana y rural de Tarija las Pircas son los muros que se construyen en el campo con la finalidad de protección de cultivos o demarcación territorial de su habitad, en si es la búsqueda de entrelazar campo-ciudad mediante el arte con contenido, el mural porque más allá de una limpieza necesitamos que exista algo que nos recuerde constantemente el cambio que podemos tener ante situaciones que creemos no están yendo bien y el mural es una herramienta visual que te cuestiona cada vez que la miras.

adultos mayores celestes

Desigualdad de género: la brecha también es digital

Por: Por Mónica Roqué*, Mariana Rodríguez* y Marina Benítez Demtschenko** Fuente: Cosecha Roja

 

La brecha digital de género es una problemática invisibilizada. Que las mujeres adultas mayores usen WhatsApp no las hace ingresar al mundo digital en todo su esplendor. Hacen falta políticas públicas que aseguren la inclusión de ellas en la era cibernética.

Si bien en Argentina las mujeres viven más que los varones -en promedio entre 6 y 8 años más-, lo hacen en peores condiciones: en situación de mayor pobreza, de menor nivel educativo, de menor cobertura en el sistema previsional y en peor estado de salud, dado que presentan mayor discapacidad y enfermedades crónicas.  Estas desigualdades se ven incrementadas durante la vejez.

Las TIC en la vejez. Punto de partida

Las TIC juegan un papel muy importante para la inclusión de aquellas personas mayores que se retiraron del mercado laboral. El retirarse de un trabajo formal para percibir una jubilación no implica caer en una total inactividad. Hay que romper con ese prejuicio social que excluye de todos los ámbitos a aquella persona que se jubiló. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación y en general el uso de Internet, les permiten a las personas mayores ser parte de múltiples espacios sin estar presentes, mantener contacto constante con los allegadas y allegados; les posibilita la expresión y la escucha y también sortear los obstáculos que se presentan ante la falta o limitación de movilidad plena.

La Convención Interamericana de Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores (CIPDHPM) en su artículo 20 proclama el derecho a la educación y plantea que los Estados deben “promover la educación y formación de la persona mayor en el uso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) para minimizar la brecha digital, generacional y geográfica e incrementar la integración social y comunitaria”. En su artículo 26 proclama el derecho a la accesibilidad y a la movilidad personal, y aclara que “la persona mayor tiene derecho a la accesibilidad al entorno físico, social, económico y cultural, y a su movilidad personal”. Para dar respuesta a ello, “(…) los Estados Parte adoptarán de manera progresiva medidas pertinentes para asegurar el acceso de la persona mayor, en igualdad de condiciones con las demás, al entorno físico, el transporte, la información y las comunicaciones, incluidos los sistemas y las tecnologías de la información y las comunicaciones, y a otros servicios e instalaciones abiertos al público o de uso público, tanto en zonas urbanas como rurales”.

El instrumento que tutela en su máxima expresión a las personas adultas mayores en el ejercicio pleno de sus derechos, lo hace contemplando la importancia que tiene la Era digital para todos y todas: garantizar el ejercicio de los derechos de las personas adultas mayores también supone generar las instancias y los mecanismos para que se lleven a cabo. El acceso a Internet es un derecho humano (Asamblea General Naciones Unidas – Frank La Rue 2011) y así también lo considera la CIPDHPM.