Fuente: Comunicaciones Aliadas
Represión se intensifica contra líderes campesinos e indígenas que se oponen al acaparamiento de tierras, desalojo y contaminación de fuentes de agua.
Juana Raymundo, de 25 años, era una enfermera y lideresa de su comunidad en el municipio de Nebaj, en el departamento altiplánico de Quiché. En una fotografía publicada por Prensa Comunitaria, aparece vestida con un atuendo tradicional Maya Ixil —una blusa blanca bordada conocida como huipil, una falda larga roja o corte y un suéter negro— y sonríe con serenidad mientras mira directamente a la cámara.
Cinco años atrás, con una confianza en sí misma y conciencia política que no revelaban su edad, Raymundo se había unido al Comité de Desarrollo Campesino (CODECA) y fue elegida como integrante del comité ejecutivo del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), el brazo político del CODECA que busca registrarse como partido y postular en las elecciones del 2019.
El 27 de julio pasado, ella salió de la casa de sus padres y se dirigió al centro de salud ubicado en la localidad de Cotzol, donde trabajaba como enfermera. Desde allí intentó viajar a Nebaj para entregar algunos informes, dice su padre, Pedro Raymundo, quien también forma parte del CODECA.
Pero la joven enfermera nunca regresó a casa. Al día siguiente su cuerpo fue encontrado por pobladores junto a un riachuelo que corre entre Nebaj y la localidad de Acambalam. Su cuerpo mostraba señales de tortura.