Por: Elena Peña y Lillo
Movilizaciones en Tarija
La potencia de la performance se hizo sentir en la necesidad de hablar de ello, incluso con lengua afilada, incluso para preguntar por qué diablos las feminazis (?) se estaban apropiando de las calles de “nuestra tranquila ciudad donde esas cosas no hay”. Por ende, el objetivo se cumplió con creces. Digamos que el “la culpa no fue mía, ni donde estaba, ni cómo vestía: El violador eras tú” es el catalizador urgente de muchas historias que tenemos atoradas en algún lugar de la garganta.
Hace unas dos semanas, Las Tesis, un colectivo feminista chileno, convocó en las calles de Santiago la realización del performance “Un violador en tu camino”. El marco de la misma se desenvuelve en una búsqueda por un lenguaje que pudiera transmitir de manera efectiva y sintética la problemática de la violencia contra la mujer en uno los actos más comunes y generalizados: la violación y la impunidad.
Movilizacion en Cochabamba
Es difícil no considerar esta protesta callejera fuera del contexto de violencia que atraviesa Chile y que fácilmente halla eco en el sentir de los países latinoamericanos como Ecuador, Bolivia y Haití. Según sus creadoras, “Un violador en tu camino” forma parte de un performance mucho más amplio que debió ser pospuesto dado la convulsión social del país donde “muchas mujeres detenidas en las protestas dejan ver cómo los carabineros y el Estado usan la violencia sexual para sembrar miedo y que las mujeres no se expresen y ejerzan su derecho a protestar”. Así pues, el performance se realiza en un contexto urgente de visibilizar una violencia que acecha en el cotidiano. En Chile, cuando participas de una protesta existe la posibilidad de que te torturen, te desnuden o te violen. Según un informe de Human Rights Watch de las 442 querellas recibidas en los primeros 30 días de protestas en Chile, 71 corresponden a abusos sexuales. Pero sería un error considerar que la violencia y los abusos se dan sólo de la actual coyuntura. La actual escalada de violencia (representada esencialmente por las fuerzas represivas del Estado, aunque no se reduce solo a ellas) no es más que la exacerbación del sistema patriarcal latente dada la conformación de las estructuras elementales de la violencia dentro del Estado como institución inherentemente patriarcal: “La violación juega un papel necesario en la reproducción simbólica del poder y un acto necesario en los ciclos regulares de restauración de ese poder” (Segato).
Por ello mismo, una de las frases más fuertes que se entonan en el himno feminista que se expande como pólvora a lo largo y ancho del mundo, en diversos idiomas y en diferentes adaptaciones es: “El estado opresor es un macho violador”. Tal estrofa no responde, como simplifican algunxs, a un impulso de feminazis deslenguadas y odiadoras (?), sino a una investigación profunda de aquello que sustenta las violaciones en los países latinoamericanos –y, por qué no, en el mundo– y no sólo quedan impunes dentro del sistema judicial, sino que hasta se justifican. El gran logro de la intervención “un violador en tu camino” es llevar las tesis de teóricas feministas a la calle en puestas en escena interpeladoras que no han dejado indiferente ni a viandantes ni a internautas de las redes sociales. La intervención ha sido replicada y reeditada en las más variadas geografías desde Italia hasta Turquía, pasando por México hasta la India. Se la coreó en mapudungo y francés, en italiano y quechua. La hemos visto en nuestras ciudades, primero en La Paz, Tarija, Sucre, Cochabamba y Santa Cruz. He escuchado tararear algunas estrofas en la universidad, así, sin querer, como rola pegajosa. La he visto reeditada en un meme provida, la he leído criticada en comentarios desubicados y, peor todavía, a cuál más misóginos.
La otra semana se verificó quizás por primera vez en estos lares un performance de estas características y frente al Palacio de Justicia un grupo de mujeres y disidentes hicieron escuchar sus voces. Pocos días antes y en esas mismas dependencias Marcelo Ostria recibió una condena de 8 años de privación de libertad por el delito de “agresión seguida de muerte” perpetrado contra Ivana Arroyo. También días antes, el acusado del feminicidio de Dayana Alemán fue absuelto; en ambos casos existen sendas denuncias de parcialización de la justicia e irregularidades. Entonces llama la atención que se considere que las activistas que hacían escuchar sus voces y bailaban gritando y reclamando contra la impunidad para el asesino, solo estuvieran haciendo un show y copiando algo que estaba de moda y que ni siquiera entendían. El año pasado en Tarija se declaró alerta departamental dado el número de feminicidios; en julio de este año, nuevamente, se tenía el mayor índice de feminicidios a nivel nacional junto a Oruro. Por ello solicitamos una vez más acciones urgentes para que no nos maten. Como dato complementario, la fiscalía informó que, a nivel nacional, cada día se reciben 12 denuncias de abuso sexual, 8 de las cuales corresponden a violación. En promedio, cada día.