DENUNCIAS Y ANUNCIOS A PARTIR DE LA MÚSICA Y LA DANZA, PROLONGACIÓN DE UN RECUENTO II

Con esta entrega se completa el cuadro de un recuento, recuento sustancial de la participación de dieciséis países en la primera sesión del “Festival por la Dignidad de los Pueblos. Artes para Respirar” vivido en el mes de septiembre del año que da inicio a la segunda década del siglo XXI.

Al ser un festival expresado desde la danza y la música posiblemente la palabra escrita queda sobrando, por esta razón nos limitaremos a señalar, en unas pocas líneas, algunos aspectos de cada participante y que sea su arte la expresión de su trabajo, su lucha, su resistencia, propuesta, anuncio y denuncia.

Monchi Navarro junto a su familia, desde Argentina, se hacen presentes en el festival. Monchi es compositor y profesor de música, debido a la cuarentena no pudo ensayar o grabar el video con sus colegas, pero su buen ánimo y paciencia hicieron que su familia se vuelva en su segundo grupo musical, La Pajarera, es como se denomina de este ensamble familiar comprometido con la lucha de los sectores populares de su país no hace llegar su música.

Participes no solo como organizadores y convocantes del Festival la Red de la Diversidad se abre un espacio como participante, expresamente, desde la experiencia de Wayna Tambo que en este año cumple 25 años de aporte en la gestión cultural, educativa y comunicativa con posicionamiento y accionar político vigorizando nuestras diversidades, reconociendo nuestras singularidades e incompletitudes que permiten una corresponsabilidad en sentidos como la despatriarcalización, la descolonización en crianza de alternativas  y modos de vida más dignos. En ese caminar se hace presente Q´hana, grupo de  rock fusión que  expresa en sus melodías y letras toda una lucha viva desde la ancestralidad, la tierra, la memoria y lo festivo.

Costa Rica se hizo presente a través de la cantautora Berenice, quien considera a sus canciones amuletos que acompañan nuestros cotidianos e inmersos en ellos las luchas de las mujeres en un sistema patriarcal.

El Taller La Bola junto a los abuelos, abuelas, de edades de entre 500 a 2500 años de antigüedad, de esta manera cariñosa, de resto y de vinculo se refieren a las piezas arqueologías que Lucho Oquendo (+) fue rescatando de diversos lugares del Ecuador y para llegar a ser interpretados por sus dos hijos y su hija. Las piezas de cerámica ponen en diálogo el pasado con el presente surtiendo como efecto una música contemporánea.

Desde el norte de México, Chihuahua, el Movimiento cultural Espina y Jugo se manifiesta en la voz de Fátima Soto quien desprende del género de la canción  temas reconocidos  por los latinoamericanxs.  El trabajo que también realizan consiste en el fortalecimiento de la identidad del desierto chihuahuense.

Para el cierre de este recuento, desde Puerto Rico, Plena Combativa es un proyecto musical político-feminista de mujeres pleneras que buscan:  visibilizar y exigir protagonismo para las mujeres percusionistas, compositoras y cantantes de plena; promover la plena como herramienta de lucha, protesta y propuesta; y denunciar el sistema patriarcal, racista, capitalista, colonial, y su violencia hacia las mujeres y las comunidades LGBTIAQ+