ESCUELA DEL VIVIR BIEN APTHAPI DE SABERES Y EXPERIENCIAS CONVOCATORIA 2019 – 2020 Del 1 de julio 2019 al 21 de junio 2020

Por: Apthapi Comunidades del Buen Vivir

ESCUELA DEL VIVIR BIEN, para aprendizajes integrales que fortalezcan y vigoricen los conocimientos, saberes, prácticas, experiencias y propuestas de modos de vida amigables, comunitarios y sostenibles desde los horizontes del Vivir Bien, a través del diálogo complementario entre las sabidurías indígenas ancentrales, la permacultura y otras concepciones de la vida que aportan a una relación más armónica y equilibrada entre seres humanos y naturaleza, tejiendo puentes entre lo urbano y lo rural.

La Escuela del Vivir Bien es un proyecto piloto de aprendizaje integral, donde todo lo que se enseñe teóricamente sea puesto en práctica en un espacio físico concreto y con una comunidad concreta, de modo que todo lo aprehendido sea aplicado, convirtiéndose en un espacio demostrativo o proyecto piloto del Vivir Bien. Se trabaja de manera simultánea y complementaria concepciones, estrategias, metodologías, herramientas y tecnologías que provocan procesos inmediatos de prácticas concretas.

Así, mientras se participa del proceso de formación, se avanza en propuestas y acciones de transformación integral de las personas y los entornos. Al contar con una currícula holística e integral, se prevé que prontamente se den acciones regenerativas en campos tan amplios como el cuidado del medio ambiente, la alimentación y la salud, la gestión de los espacios públicos y los bienes comunes, la economía en pequeña escala y solidaria, la producción y la circulación de bienes, el uso de tecnologías sostenibles y amigables con el entorno, consumos responsables, etc., incidiendo así en la comunidad inmediata.

MODALIDAD

Semi presencial. Cuenta con una plataforma digital multimedia y un taller presencial por módulo.

Requiere una carga horaria mínima de trabajo educativo de 5 horas por semana. Estas horas deben cumplirse durante la semana en las horas de preferencia de cada persona, salvo los momentos colectivos acordados como teleconferencias o debates (se entregará al inicio de cada módulo, el cronograma detallado de los mismos).

En total, cada módulo, requiere de 120 horas educativas en 6 semanas, que incluye 30 horas mínimas de trabajo educativo (5 horas por semana), 16 horas de taller presencial y 74 horas de actividades complementarias a ser desarrolladas en cualquier momento durante el módulo (lecturas, audiovisuales y tareas de grupo o personales en la organización y/o el territorio).

Durante el desarrollo de cada módulo se tendrá el acompañamiento educativo del equipo de la Escuela del Vivir Bien a través de la plataforma digital.

Cada módulo durará 6 semanas (salvo el introductorio que dura 4 semanas) y se implementa a través de:

-          Un conjunto de materiales en textos digitales, audios, audiovisuales y otros recursos lúdicos y didácticos de guía de trabajo y de profundización que serán subidos a una plataforma digital.

-          Una semana para la sistematización que contribuya a situar la temática en el contexto local, la vida cotidiana, las experiencias y la memoria de cada participante, de su organización y/o territorio local.

-          Cuatro semanas de desarrollo de las diferentes temáticas del módulo que vayan enriqueciendo el trabajo inicial y lo vayan guiando a la elaboración de productos y/o propuestas o proyectos de acción concretos y efectivos. Se contará con acompañamiento a distancia, foros y teleconferencias. Una unidad por semana.

-          Un taller presencial con internado de día y medio de duración (sábado todo el día y domingo hasta medio día), que sirve para profundizar los temas, intercambiar y visitar experiencias, recibir formación y capacitación en los ejes instrumentales. Taller que se realizará al finalizar la semana 5 del módulo.

Una semana para la elaboración de productos y/o propuestas o proyectos concretos de acción en el entorno de cada participante.

Contenidos

Para acceder a los contenidos, y cronograma detallados pincha aqui https://drive.google.com/file/d/1Btu_r7L8bxaf9Ay_djDIv-gI8feqa_pJ/view?usp=sharing

y para acceder al formulario de registro entra aqui https://drive.google.com/file/d/1qw8w49Y-D7U4edpLV1mODW8VpvmigzQj/view?usp=sharing

Roman Choque

PROCESIÓN: Foto reportaje de Román Choque

Por: Red de la Diversidad  “Las fotos son sobre la procesión que se realiza en la Periférica, zona El calvario. Yo pensaba que ya no había gente que hiciese esto, pero siguen, claro que participa poca gente y se hace algo cómico… eso fue con lo que me tope en semana santa…”, nos cuenta Román...

Resultado de imagen para Pescadores filipinas

Los pescadores filipinos recogen más plástico que peces

Por: Laura Villadiego Fuente: El País

Christopher Lapid tenía apenas 10 años cuando se adentró por primera vez en las aguas de la bahía de Manila para ayudar a su padre a capturar el pescado que daba sustento a la familia. El mar que baña la capital de Filipinas era entonces generoso y las redes salían siempre repletas. “Había muchos peces y la vida nos iba cada vez mejor [...] Cuando cumplí 15 años pudimos incluso comprar nuestra primera barca motorizada”, recuerda este pescador de Navotas, una pequeña ciudad a pocos kilómetros al norte de Manila.

Hoy, con 35 años, la historia es diferente. Las redes siguen saliendo repletas, pero de residuos. “Antes solíamos capturar cuatro o cinco kilos [de pescado] al día cuando íbamos a pescar. Pero ahora, si consigues pescar 10 kilos, la mayoría es basura”, asegura Lapid.

Todo cambió en 2013, cuando un vertedero abrió a pocos kilómetros al norte del barrio de Tangos, el suburbio de Navotas donde Lapid nació. La bulliciosa capital filipina había crecido rápidamente y necesitaba aliviar con urgencia las montañas de basura que se acumulaban. Así, Metro Manila, la conurbación que aglutina a varias poblaciones en torno a la capital filipina y que incluye a Navotas, cobija hoy a cerca de 13 millones de personas, según el censo oficial de 2015. Manila, el corazón de esa urbe, tiene casi dos millones de habitantes concentrados en un pequeño espacio y las clasificaciones la sitúan a menudo como una de las ciudades más densamente pobladas del planeta.

Sin embargo, la densidad de habitantes no es la única que ha crecido de forma descontrolada durante los últimos años. “La contaminación por plástico es cada vez mayor en la zona metropolitana de Manila”, asegura Abigail Aguilar, activista de Greenpeace Sudeste Asiático. Filipinas, como otros países de la región, ha abrazado la llamada economía del sobre, como se conoce al modelo de consumo promovido por numerosas multinacionales en países en desarrollo donde promocionan sus productos en pequeños sobres de un solo uso. Estos sobres individuales han permitido que productos como el champú o el café sean más accesibles para comunidades con pocos recursos, pero se han convertido en una pesadilla medioambiental en los países en los que se han popularizado. Según un informe reciente de Alianza Global para las Alternativas a la Incineración (GAIA, por sus siglas en inglés), estos sobres forman el grueso de la basura no biodegradable de los filipinos, quienes tiran más de 163 millones de unidades cada día, frente a los 48 millones de bolsas para la compra y 45 millones de bolsas de plástico pequeñas que se usan fundamentalmente para la comida.

Desinformemonos

Trabajo en tiempos de guerra: yo secuestro, tú secuestras, él secuestra

Por: Marga Zambrana Fuente:Desinformémonos

Foto: Tras la huida, desaparición o muerte de los hombres, las mujeres son hoy el sostén económico de muchas familias. En esta imagen de 2014, una mujer siria borda en una fábrica ilegal ‘levantada’ por un grupo de refugiadas sirias junto a la frontera turco-siria, en la provincia de Hatay (Turquía, al noroeste de Siria).(Marga Zambrana)

“Me siento como si la vida me hubiera dado una segunda oportunidad”, dice Tajj, uno de los innumerables civiles que han sido secuestrados durante el conflicto en Siria, donde raptar al vecino se ha convertido en un negocio en los últimos días de la guerra.

Los secuestradores “me metieron en un cuartucho de un metro cuadrado, no me daban ni agua, perdí 25 kilos en dos meses y medio”, explica Tajj, de 31 años, que pide usar un alias. En enero de 2018 fue secuestrado en un puesto de control en la norteña provincia de Idlib, último bastión opositor, por ocho hombres enmascarados vestidos como ninjas. Nunca supo quiénes eran, pero ellos lo sabían todo de él.

Sabían que trabajaba para una ONG extranjera y que su padre era el líder de una “ashira”, una tribu local, equivalente a un potentado. Primero pidieron a su familia un rescate de medio millón de dólares USD (unos 450.000 euros), tras varias negociaciones y venta de tierras, acabaron pagando 75.000 USD (67.000 euros). Tajj dice saber de otros ocho casos como el suyo. El secuestro acabó con su carrera, ya que tras huir a Turquía ha perdido su empleo.

En el noveno año de guerra (y enfrentando una nueva crisis humanitaria tras reavivarse la violencia a finales de abril en Idlib), facciones, milicias y civiles despiadados, ya desprovistos de ideología, no vacilan en secuestrar para sobrevivir. Siria se ha convertido en un territorio infestado por señores de la guerra y mafiosos inspirados por el autodenominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) o por seriales de narcos. Expoliados los escasos recursos sirios, sólo queda traficar con vidas.

La miseria y Estado Islámico dejan abonado el terreno al delito

La guerra ha dejado medio millón de muertos, desplazado a la mitad de 23 millones de sirios, con 5,6 millones como refugiados, una de las mayores crisis humanitarias desde la Segunda Guerra Mundial.

La economía del pequeño productor de petróleo está pulverizada. Según la Comisión Económica y Social de la ONU para Asia Occidental, UNESCWA, la destrucción en capital físico y su distribución sectorial supera los 388.000 millones de dólares (348.000 millones de euros), siendo el coste de la destrucción física de unos 120.000 millones (108.000 millones de euros); sin incluir pérdidas humanas y de mano de obra cualificada por muertes y desplazamientos.

LA OLLA sazón pública: Compartiendo diversas experiencias culturales que valen la pena

La OLLA, sazón pública, y un programa para conversar con diversas experiencias culturales: con el notable charanguista Omar Callisaya (parte 1). Santos Callejas (Wayna Tambo), Geraldine Ovando (festival Kolibri de cine para niñxs) y Majo Villarroel (Barismo del café) en la parte 2. La compositora e interprete conocida como Revolución K’Maleön (parte 3). Guido Choquetanga...