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Contexto: político, jurídico, económico, social, cultural, tecnológico y coyuntural de Bolivia al momento de la llegada de la 348

Por: Lic. Laura Suaznabar Terrazas

El 7 de febrero del 2009, la historia boliviana sufrió una suerte de un giro a través de lo que significó el hito histórico de la promulgación de la Constitución Política del Estado Plurinacional ya que además de reconocer derechos a las mujeres, se incorporan principios y valores de los pueblos indígenas originario campesino y afrobolivianos, asimismo, se introducen criterios de género a lo largo de la Constitución.

Se puede hablar de un conjunto de cambios profundos que ha vivido y continúa viviendo la sociedad boliviana, y éstos hacen al cuestionamiento sobre la categoría de género y por ende del sistema patriarcal tanto de la sociedad en su conjunto como del Estado, las políticas, la gestión pública, la redistribución de los recursos, etc. Como consecuencia, nos hallamos en un momento de estudio, análisis e identificación de los puntos que hacen a la dominación y subordinación de las mujeres. Se enfatiza en el entendido de que el sistema patriarcal colonial tienen como base fundamental, la naturalización de la dominación y la desigualdad entre mujeres y hombres, así como la división sexual del trabajo (espacio público político creado por hombres para hombres y espacio privado doméstico creado por hombres para mujeres).

Bajo estos presupuestos y promesas constitucionales, el proceso de descolonizar y de despatriar versan sobre la deconstrucción de estructuras ideológicas, políticas, económicas y culturales que sostienen y reproducen la desigualdad social, la discriminación, opresión y subordinación de género, es decir la estructura patriarcal de la sociedad.

En 2008 se elaboró un documento llamado el Plan Nacional para la Igualdad de Oportunidades – Mujeres Construyendo la Nueva Bolivia para Vivir Bien que justamente busca transformar las condiciones de subordinación, discriminación y explotación y la construcción de una sociedad sin jerarquías junto a una justicia social y armonía con la naturaleza. Cuenta asimismo, con distintos ejes y uno de éstos es el Eje Violencia en razón de género .

Por otro lado, se creó el Plan Nacional de Acción de Derechos Humanos Bolivia para Vivir Bien 2009 – 2013 con la finalidad de garantizar y promover el cumplimiento de las obligaciones del Estado frente a los Derechos Humanos. Este Plan incluye un Capítulo con respecto a los Derechos de las Mujeres (Igualdad de género) y dispone el establecimiento de políticas públicas para garantizar la igualdad de oportunidades y ejercicio pleno de Derechos Humanos por parte de las mujeres.

En 2012, con el fin de cambiar y mejorar el sistema de justicia, el Ministerio de Justicia produce un Plan Sectorial de Justicia Plural 2013 – 2025, el mismo que enfatiza en un proceso desconcentrador y descentralizador de dicho sistema.

En el estudio investigativo “Un laberinto sin salida” de las autoras y el autor Manigeh Roosta, Rosario Baptista y Rolando Mamani, podemos advertir que “Pese al mandato de la Ley Nº 348 que establece en su Art. 8 la responsabilidad del Estado... y presidido por el Ente Rector (Ministerio de Justicia) de adoptar y coordinar la ejecución de esta Ley en toda política pública y Plan Nacional que involucre la prevención de la violencia, la atención y protección de las mujeres después de un año de su promulgación aún no existe ningún mecanismos de integración de las políticas públicas senctoriales con un Plan contra la violencia, en parte por que éste recién fue adoptado el 7 de marzo de 2014 por el Ministerio de Justicia como Plan Nacional 2013 – 2020: ‘Vidas Dignas, Mujeres Libres de Violencia’ ” (las negrillas no son nuestras). (BAPTISTA, ROOSTA y MAMANI; 2014).

En específico, la Constitución Política del Estado Plurinacional, reconoce los siguientes derechos para las mujeres:

-          Artículo 9.5.- Acceso a la educación, a la salud y al trabajo.

-          Artículo 11.I.- Equivalencia de condiciones entre mujeres y hombres.

-          Artículo 14.II.- Prohibición y sanción a toda forma de discriminación.

-          Artículo II. III.- Prevención y sanción de la violencia de género y generacional.

-          Artículo 18.II.- Inclusión sin discriminación.

-          Artículos 26. I, 147 y 210.II.- Igual participación política.

-          Artículo 35.I y II.- Derecho a la salud y seguridad social.

-          Artículo 45.I, II, III, IV y V. Derecho a la seguridad social y la maternidad segura.

-          Artículo 48. V y VI.- Igual remuneración por trabajo de igual valor.

-          Artículo 61.I y II.- Derechos de la niñez, adolescencia y juventud.

-          Artículos 63.II y 64.I y II.- Derechos de la familia.

-          Artículo 66.- Derechos sexuales y reproductivos.

-          Artículo79.- Equidad de género en la educación.

-          Artículo 300. 30.- Competencias de las autonomías indígenas originaria campesina.

-          Artículo 302. 30.- Competencias de los gobiernos municipales.

-          Artículo 330.I. Política financiera con criterios de igualdad de oportunidades.

-          Artículo 338. Reconocimiento del valor económico del trabajo del hogar.

-          Artículo 395. I y 402.- No discriminación en acceso, tenencia y herencia de la tierra.

Una mujer vestida de tehuana, traje tradicional de Oaxaca

«Es bueno que conozcan nuestros bordados, pero es mejor que nos paguen por ellos»

Por: Almudena Barragan Fuente:Verne/El Pais

La marca de alta costura Carolina Herrera presentó su nueva colección, Resort 2020, inspirada en la “alegría de vivir de América Latina" y cuyos diseños se enfocan en varios ejemplos de la artesanía textil de México: el sarape de Saltillo, los bordados de animales de Tenango de Doria en Hidalgo y las flores de los huipiles de las mujeres del Itsmo de Tehuantepec, en Oaxaca.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador acusó a Carolina Herrera y a Wes Gordon, director creativo de la marca, de la apropiación cultural de diseños y elementos identitarios de los pueblos originarios de México. Por su parte, desde la casa de modas respondieron que se trataba de un “homenaje a la riqueza de la cultura mexicana”.

“La presencia de México es indiscutible en esta colección, es algo que salta a la vista y que quise dejar latente como una muestra de mi amor por este país y por el trabajo tan increíble que he visto hacer allí”, dijo el nuevo director creativo.

El trabajo del que habla Gordon, podría haber salido de las manos de Rosita López, una mujer zapoteca de 58 años originaria de Juchitán, Oaxaca, que aprendió a bordar huipiles desde los nueve. O podría tratarse del trabajo de Faustina José Modesto, originaria de la región de Tenango de Doria en Hidalgo, quien dibuja y borda con maestría desde hace 40 años pájaros, venados, gallos y flores a punto de escaparse de la tela y estallar en mil colores.

A la izquierda, dos modelos de la nueva colección Resort 2020. A la derecha, el traje tradicional de tehuana del Itsmo de Oaxaca.. Carolina Herrera/ Rosita López

Uno de los vestidos estrella de la colección de la diseñadora venezolana recuerda a los sarapes de lana que elabora David López, artesano de Saltillo, Coahuila. Tonos azules, naranjas y verdes que reflejan los amaneceres y atardeceres del desierto en el norte de México.

En Verne hablamos con algunos artesanos textiles sobre su trabajo y lo que representa, después del penúltimo caso de apropiación cultural.

REDES DIGITALES, TERRITORIALIDAD Y COLABORACIÓN COMUNITARIA EN BOLIVIA La experiencia de Wayna Tambo – Red de la Diversidad

Por: Mario Rodríguez Ibáñez-Equipo Wayna Tambo/Red de la Diversidad

Las grandes empresas que controlan el mercado de las redes digitales usufructúan con nuestros datos. Tras la creencia de la gratuidad y la libertad de las redes, se esconde un andamiaje complejo que genera ganancias cada vez más concentradas en el mundo. Detrás de las sensaciones de democratización del uso de la palabra y las opiniones en las redes digitales, los datos nos muestras que las asimetrías y desigualdades se mantienen e incluso aumentan.

Sin embargo, lo que sucede en las redes digitales es expresión de lo que sucede en todos los órdenes de la vida: en la economía, en la política, en los accesos a los derechos culturales o en el beneficio de la explotación de los bienes naturales. Es parte de sociedades estratificadas y segmentadas, que generan desigualdades, discriminaciones y opresiones. Así, que también el campo de las redes digitales, se convierte en un lugar de disputas de sentidos, de prácticas, de otras maneras de rehabitarlas. Desde las resistencias muchas veces, pero cada vez más desde otros modos de vida que hacen brotar y vigorizan un trabajo territorial y comunitario.

La complementariedad entre espacios de encuentro presencial (casas de las culturas, ferias itinerantes, festivales, encuentros, comunidades de saberes y aprendizajes, red de tiendas o qhatus[1], trabajo cotidiano territorial) y espacios masivos a distancia (radios locales, producción de videos y programas de TV, plataformas multimedia digitales, redes de trabajo, sistemas de intercambio), son posible la clave para ir más allá de un uso instrumental de estas redes digitales. Se trata de hacerlas parte de nuestra integralidad de la vida, de nuestra totalidad existente, no sustituyendo nuestras nutridas redes sociales/comunitarias (mayoritariamente NO digitales), pero haciéndolas parte de ese tejido. Esa es nuestra experiencia como Wayna Tambo – Red de la Diversidad.

Para comprender mejor lo que hacemos y cómo desarrollamos estas complementariedades y reciprocidades, comencemos contando un poco lo que es Wayna Tambo y la Red de la Diversidad.

PARA COMPRENDER WAYNA TAMBO – RED DE LA DIVERSIDAD

Wayna Tambo – Red de la Diversidad nace como una articulación de jóvenes que venían de vivir el proceso de transición de la dictadura a la democracia y, principalmente, la crisis del pensamiento alternativo por la hegemonía neoliberal, el derrumbe del bloque soviético y la derrota de varios movimientos revolucionarios en América Latina entre mediados de los años 1980 e inicios de la década de los 1990.

En ese contexto se enfatiza una reflexión sobre el mundo contemporáneo y el proyecto de civilización globalizado, así como los modelos de desarrollo occidentales modernos, para repensar la acción cultural y la transformación social desde la diversidad y los aportes de las cosmovisiones indígenas, la participación juvenil y el campo cultural como lugar de resolución de lo político.

Lo cultural así adquiere una dimensión más allá de lo artístico y lo estético y se vincula en nuestras acciones y estrategias a la noción de horizontes civilizatorios, de modos de vida de formas de relacionarnos y convivir. Es decir, a la integralidad y la totalidad de las dimensiones de nuestras vidas. El territorio como el lugar específico de vida de los sectores populares, la comunidad como forma de convivencia portadora de modos de vida alternativos a los hegemónicos y dominantes, la estrategia que articula cultura – educación – comunicación se convirtieron rápidamente en los pilares de nuestro trabajo.

En el centro de nuestra estrategia están los procesos de comunalización, o de vigorización de nuestras vivencias comunitarias desde lo existente. Para reaprender a vivir la comunidad necesitamos erosionar un elemento central de los procesos de modernización, la separación de las dimensiones de la vida en especializadas compartimentadas. Así, es clave retomar la experiencia que todo acto, que todo evento, que cada actividad que desarrollamos es al mismo tiempo educativa, comunicativa y cultural. Un taller no es solo educativo, sino profundamente comunicativo y cultural. Un concierto de música, una fiesta del barrio o una exposición fotográfica no son solo eventos culturales, sino profundamente educativos y culturales. Un programa de radio, un boletín barrial o un video no son instrumentos comunicativos, sino experiencias culturales profundas, y por supuesto, también educativas. El hacer que toda nuestra estrategia sea asumida como educativa, comunicativa y cultural es un primer paso fundamental, que rompe las formas clásicas de intervención institucional y organizativa, nos recoloca en una dinámica de trabajo distinta y potencializa exponencialmente lo que hacemos por la complejidad y riqueza de toda intervención.

Con esas convicciones Wayna Tambo nace en la ciudad de El Alto el 30 de enero de 1995. Luego de varios años de un camino propio en el año 2006 dimos nacimiento a Yembatirenda en la ciudad de Tarija, naciendo así la Red de la Diversidad. La Red se tejió como una articulación de estrategias, trabajos locales, administraciones compartidas, militancias y articulación sostenida. Hoy la Red de la Diversidad está conformada por: Wayna Tambo en las ciudades de El Alto y La Paz, Yembatirenda en Tarija, Sipas Tambo en Sucre, Uywana Wasi en Cochabamba y Buri Tambo en Santa Cruz.

La estrategia territorial de trabajo a través de ch’askas[2] culturales de corresponsabilidad se va consolidando en diversos espacios como: Pasankeri y macrodistrito de Cotahuma en La Paz, Villa Dolores y Distrito 8 en El Alto, Bartolina Sisa y el centro de la ciudad en Sucre, del barrio Luis Espinal y otros barrios en Tarija, Municipio de Achocalla en el departamento de La Paz. Diversos grupos de las diferentes ciudades ya se pueden integrar en la Red de la Diversidad sin perder su autonomía como el proceso que venimos desarrollando con Uywana Wasi de Cochabamba y otros procesos.

A nivel Bolivia somos parte del Tejido de Cultura Viva Comunitaria y también somos integrantes del Consejo Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria. Este articulación no solo local o nacional, sino continental, ya ha desarrollado 4 Congresos Latinoamericanos desde el año 2013, cuando se realizó el primero en El Alto y La Paz, con presencia de más de un millar de personas de al menos 17 países en cada versión. Además, somos parte de un rico proceso de articulaciones urbanas en Bolivia y el continente, entre ellas el Frente de Resistencia Urbana que aglutina organizaciones de Brasil, Colombia, Venezuela, Argentina, Chile y Bolivia. Para el año 2018 conseguimos organizar con casi 40 colectivos provenientes de 6 ciudades del país, un Encuentro del Tejido de Cultura Viva Comunitaria de Bolivia.

Luego de más de dos décadas de recorrido hoy trabajamos como Wayna Tambo – Red de la Diversidad en cinco grandes áreas de trabajo, que no podremos desarrollar con detalle en el presente artículo, articuladas en una estrategia cultural (artística) + educativa + comunicativa:

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¿Y QUÉ ES LO QUE PRETENDEMOS CON NUESTRO TRABAJO?

Contribuir a la reconfiguración y vigorización de lo comunitario en Bolivia, desde la perspectiva del Vivir Bien como horizonte civilizatorio alternativo, y la Plurinacionalidad como forma de organización equitativa de nuestra diversidad, con la participación activa de sectores de barrios urbano populares a través del tejido organizativo urbano y de cultura viva comunitaria, con impacto en la gestión corresponsable de lo público y el bien común, así como en el fortalecimiento de las continuidades entre lo urbano y lo rural desde perspectivas descolonizadoras, despatriarcalizadoras y desmercantilizadoras a través de la implementación de estrategias y acciones culturales, artísticas, educativas y comunicativas que contengan el trabajo en casas de las culturas, comunidades de saberes y aprendizajes, medios de comunicación comunitarios interculturales, iniciativas económicas de reciprocidad y redistribución, la investigación y sistematización.

Uywana Wasi

CRIANDO CHACRAS URBANAS

Por: Uywana Wasi

La chacra (pedazo de tierra cultivada) es una forma de crianza. En la chacra andina no sólo se cría a las plantas y a los animales considerando como condiciones ya dadas al suelo, al agua y al clima, sino que en la chacra también se cría al suelo, al agua y al clima.

Recíprocamente, la chacra cría a quienes la crían. Se trata pues de una cultura de crianza en un mundo vivo. Bolivia es uno de los pocos lugares del mundo en donde se ha creado cultura original y es una de las cunas de la agricultura, se la practica desde hace unos 10,000 años. En los Andes toda la vida gira alrededor de la crianza de la chacra, por eso la cultura andina es agrocéntrica. El «presente» en el mundo vivo andino se re-crea, se re-nueva, por digestión del «pasado», es decir, por inclusión del «pasado».

En los Andes, desde luego, existe la noción de secuencia, las nociones de antes y después, pero ellas no se oponen como pasado y futuro en la cultura occidental, sino que se encuentran albergadas en el «presente», en el «presente de siempre», en «lo de siempre» siempre re-creado, siempre renovado. Es que en los Andes vivimos en un mundo vivo, no en el mundo-reloj de Occidente.

La colectividad natural andina siendo sumamente diversa, es sin embargo la de siempre. Sucede pues que lo de siempre es la diversidad, la renovación, la re-creación. La diversidad es lo habitual, es lo normal. Pero no cualquier diversidad sino la que conviene a la vida. Por este modo de ser es que la cultura andina ha podido mantener su presencia entrañable en las grandes mayorías poblacionales del campo y de las ciudades y continuar con su diversidad pertinente a la vida. Sólo el reencuentro de nuestra sociedad con nuestra naturaleza, en provecho del mejoramiento de la calidad de vida de las grandes mayorías nacionales, acabará con la vigencia del Estado colonial. Las chacras urbanas serán importantes espacios de reencuentro entre las personas y las memorias, un espacio de regeneración de la comunicación con la Pachamama y la comunidad. Al mismo tiempo será una manera de ayudar a alivianar el alto nivel de polución que existe en la ciudad de Cochabamba, si estos lograran crearse y recrearse en distintos barrios de la ciudad. La chacra andina con sus características típicas de respeto y reciprocidad alimentaran la tierra, proporcionándonos biodiversidad y belleza a nuestro entorno urbano tan revestido en concreto y materiales tóxicos. Las verduras, hierbas medicinales, cereales y frutos que se cosecharan estarán bajo el control de las familias involucradas asegurando una buena distribución y libres de productos químico como los que ya son muy comunes en los mercados los cuales no sabemos de donde provienen ni como los han cultivado.

El punk feminista de las Warmi Putas

Por: Red de la Diversidad Cantarle al orgasmo, a la menstruación, al aborto libre y seguro y al cuidado de nuestros cuerpos es parte de la banda de punk alteña “Warmi Putas”. El propio nombre, dicen ellas, “es una manera de cuestionar lo que la gente nos dice cuando decidimos ser libres y salimos a...

Roman Choque

PROCESIÓN: Foto reportaje de Román Choque

Por: Red de la Diversidad  “Las fotos son sobre la procesión que se realiza en la Periférica, zona El calvario. Yo pensaba que ya no había gente que hiciese esto, pero siguen, claro que participa poca gente y se hace algo cómico… eso fue con lo que me tope en semana santa…”, nos cuenta Román...

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Los pescadores filipinos recogen más plástico que peces

Por: Laura Villadiego Fuente: El País

Christopher Lapid tenía apenas 10 años cuando se adentró por primera vez en las aguas de la bahía de Manila para ayudar a su padre a capturar el pescado que daba sustento a la familia. El mar que baña la capital de Filipinas era entonces generoso y las redes salían siempre repletas. “Había muchos peces y la vida nos iba cada vez mejor [...] Cuando cumplí 15 años pudimos incluso comprar nuestra primera barca motorizada”, recuerda este pescador de Navotas, una pequeña ciudad a pocos kilómetros al norte de Manila.

Hoy, con 35 años, la historia es diferente. Las redes siguen saliendo repletas, pero de residuos. “Antes solíamos capturar cuatro o cinco kilos [de pescado] al día cuando íbamos a pescar. Pero ahora, si consigues pescar 10 kilos, la mayoría es basura”, asegura Lapid.

Todo cambió en 2013, cuando un vertedero abrió a pocos kilómetros al norte del barrio de Tangos, el suburbio de Navotas donde Lapid nació. La bulliciosa capital filipina había crecido rápidamente y necesitaba aliviar con urgencia las montañas de basura que se acumulaban. Así, Metro Manila, la conurbación que aglutina a varias poblaciones en torno a la capital filipina y que incluye a Navotas, cobija hoy a cerca de 13 millones de personas, según el censo oficial de 2015. Manila, el corazón de esa urbe, tiene casi dos millones de habitantes concentrados en un pequeño espacio y las clasificaciones la sitúan a menudo como una de las ciudades más densamente pobladas del planeta.

Sin embargo, la densidad de habitantes no es la única que ha crecido de forma descontrolada durante los últimos años. “La contaminación por plástico es cada vez mayor en la zona metropolitana de Manila”, asegura Abigail Aguilar, activista de Greenpeace Sudeste Asiático. Filipinas, como otros países de la región, ha abrazado la llamada economía del sobre, como se conoce al modelo de consumo promovido por numerosas multinacionales en países en desarrollo donde promocionan sus productos en pequeños sobres de un solo uso. Estos sobres individuales han permitido que productos como el champú o el café sean más accesibles para comunidades con pocos recursos, pero se han convertido en una pesadilla medioambiental en los países en los que se han popularizado. Según un informe reciente de Alianza Global para las Alternativas a la Incineración (GAIA, por sus siglas en inglés), estos sobres forman el grueso de la basura no biodegradable de los filipinos, quienes tiran más de 163 millones de unidades cada día, frente a los 48 millones de bolsas para la compra y 45 millones de bolsas de plástico pequeñas que se usan fundamentalmente para la comida.

Desinformemonos

Trabajo en tiempos de guerra: yo secuestro, tú secuestras, él secuestra

Por: Marga Zambrana Fuente:Desinformémonos

Foto: Tras la huida, desaparición o muerte de los hombres, las mujeres son hoy el sostén económico de muchas familias. En esta imagen de 2014, una mujer siria borda en una fábrica ilegal ‘levantada’ por un grupo de refugiadas sirias junto a la frontera turco-siria, en la provincia de Hatay (Turquía, al noroeste de Siria).(Marga Zambrana)

“Me siento como si la vida me hubiera dado una segunda oportunidad”, dice Tajj, uno de los innumerables civiles que han sido secuestrados durante el conflicto en Siria, donde raptar al vecino se ha convertido en un negocio en los últimos días de la guerra.

Los secuestradores “me metieron en un cuartucho de un metro cuadrado, no me daban ni agua, perdí 25 kilos en dos meses y medio”, explica Tajj, de 31 años, que pide usar un alias. En enero de 2018 fue secuestrado en un puesto de control en la norteña provincia de Idlib, último bastión opositor, por ocho hombres enmascarados vestidos como ninjas. Nunca supo quiénes eran, pero ellos lo sabían todo de él.

Sabían que trabajaba para una ONG extranjera y que su padre era el líder de una “ashira”, una tribu local, equivalente a un potentado. Primero pidieron a su familia un rescate de medio millón de dólares USD (unos 450.000 euros), tras varias negociaciones y venta de tierras, acabaron pagando 75.000 USD (67.000 euros). Tajj dice saber de otros ocho casos como el suyo. El secuestro acabó con su carrera, ya que tras huir a Turquía ha perdido su empleo.

En el noveno año de guerra (y enfrentando una nueva crisis humanitaria tras reavivarse la violencia a finales de abril en Idlib), facciones, milicias y civiles despiadados, ya desprovistos de ideología, no vacilan en secuestrar para sobrevivir. Siria se ha convertido en un territorio infestado por señores de la guerra y mafiosos inspirados por el autodenominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) o por seriales de narcos. Expoliados los escasos recursos sirios, sólo queda traficar con vidas.

La miseria y Estado Islámico dejan abonado el terreno al delito

La guerra ha dejado medio millón de muertos, desplazado a la mitad de 23 millones de sirios, con 5,6 millones como refugiados, una de las mayores crisis humanitarias desde la Segunda Guerra Mundial.

La economía del pequeño productor de petróleo está pulverizada. Según la Comisión Económica y Social de la ONU para Asia Occidental, UNESCWA, la destrucción en capital físico y su distribución sectorial supera los 388.000 millones de dólares (348.000 millones de euros), siendo el coste de la destrucción física de unos 120.000 millones (108.000 millones de euros); sin incluir pérdidas humanas y de mano de obra cualificada por muertes y desplazamientos.