En la primera versión de nuestras Tertulias con Sabor a Coca presenciales en Sucre, desde la Radio Sipas Tambo y Cultura Viva Comunitaria, nos reunimos después de mucho tiempo para sentarnos a conversar acerca de un tema que debe importarnos a todos. Como decía la invitación para redes del Espacio Cultural Micelio (el lugar que nos abrió las puertas para este encuentro) “¿Comes? Seguro esto te interesa”, sin duda hablar de nuestra comida es un tema que nos incumbe a todxs, es parte y tiene que ver con el Vivir Bien.
Alrededor de una bolsa de coca y al calorcito entre manos de tacitas con mate, empezamos nuestra charla. ¿Cómo empezamos a hablar de soberanía alimentaria sin hacer memoria y reconocimiento de dónde viene esta lucha?. Soberanía alimentaria, estas palabras que las leemos y escuchamos a diario en discursos, publicaciones, noticias, casi que parecen palabras mágicas para empezar a hacernos muchas preguntas y recordar… Desde nuestrxs ancestrxs hasta aquellos movimientos de la Vía Campesina de los años 90 que buscaron reivindicar las producciones familiares locales.
En la conversa salían a flote recuerdos: de nuestrxs abuelxs, de nuestrxs antepasadxs, de cómo habitaban y convivían en los territorios que hoy ocupamos, la agricultura tradicional y los criterios de cosecha que aún existen en algunos pueblos del campo que toman en cuenta la ciclicidad, la temporalidad y los procesos rituales que aportan alma a los alimentos que nos nutren y nutren la tierra misma, es una suerte vivir en esta parte del mundo y tener memoria viva paraentender estos procesos que debemos revalorizarlos.
Conversar-escucharnos y recordar qué es Soberanía Alimentaria y de donde viene, nos llevó mentalmente a tantos lugares que de por si definimos que esta no es una cuestión individual, sino que engloba un sistema de relaciones, intergeneracionales, productivas y comunitarias que nos permiten cuidar la vida. Entender desde este punto nos permitió compartir más experiencias desde distintas miradas, desde cómo podemos producir respetuosamente y desde el mundo cotidiano cómo gestionamos nuestra propia alimentación en respuesta a las producciones industriales y mercantiles
La falta de información puede ser uno de los problemas, ya que no se habla de estos temas y mientras la vida es más urbana está más alejada a la vida de la producción, para revalorizarla necesitamos educación más experiencial por eso es que Graciela Delgado desde Caléndula en colaboración con la fundación Wiñay y Micelio, junto a Hilda Prieto y Mariana Orias nos comentaron sobre algunos proyectos que vienen realizando hace algunos meses.
Huerto de la fundación intercultural Wiñay
El centro intercultural Wiñay viene realizando actividades de acondicionamiento y reubicación del proyecto de un huerto comunitario junto a las señoras del Barrio Canadá.
Se implementará un invernadero con materiales reciclados, según comenta Graciela: “Es una gran alegría trabajar con las señoras del Barrio porque en el proceso comparten conocimientos y su sabiduría ancestral, porque son señoras que vienen de distintas comunidades y provincias de Chuquisaca donde los climas son variados y eso hace que existan muchos conocimientos de cultivo para aprovechar los tiempos y suelos”.
Huerto del centro Cultural Micelio y Taller de compostaje
Micelio es un centro cultural alternativo y autogestionado con menos de un año en la ciudad de Sucre, como espacio promueve el arte y la cultura en conjunto respeto a la madre tierra. Parte de los espacios de formación del centro, desde el 29 de mayo vienen ejecutando el proyecto de Huertos urbanos desde la perspectiva de permacultura, con la guía de Graciela también se estuvieron impartiendo cursos de compostaje para conocer los beneficios de los desechos naturales en estos cultivos.
Micelio también abre sus puertas e invita a las personas interesadas a formar parte de una comunidad de aprendizaje sobre cultivos los Martes de 3 a 5 de la tarde.
Charlar sobre la Soberanía alimentaria nos plantea además de muchas preguntas, también nuevos desafíos, desde lo estatal hasta lo cotidiano en cada una de nuestras vidas, el seguir preguntándonos que es lo que comemos y como llega a nosotros, el lugar y espacio que le damos a los productores locales tienen que ver también con la diversificación de nuestra alimentación, que además de ayudar a familias productoras pueden ser nuestra propia medicina y nos dan la oportunidad de cuiar la vida y seguir soñando mundo mejor.