Por esas casualidades de la vida, el Taller la Bola del sur de Quito (Ecuador) y Wayna Tambo cumplieron 25 años con pocos meses de diferencia. ¿Será casualidad o resultado de unas vidas encontradas? Sea como fuera, la propia vida nos llevó a encontrarnos a través del documental “Ukamau y Ké” del director ecuatoriano Andrés Ramírez. En dicho documental que aborda la vida y el trabajo musical comprometido de nuestro hermano Abraham Bojórquez, integrante del equipo de Wayna Tambo, este grupo musical del género “audaz urbano”, como denominan a su música, hace la banda sonora de dicho trabajo, allá donde no es la música del Ukamau la que suena en la película.
Poco después me tocó conocerles en persona en Quito, en su casa, en ese rinconcito de un barrio popular del sur de Quito donde está viva la presencia de Lucho Oquendo, quien diera inicio al Taller la Bola. La casa llena de afiches, de libros, de trabajos del Lucho en las paredes, los instrumentos y una computadora, están en un lugar privilegiado más de una treintena de instrumentos ancestrales que son parte de la vida de la familia Oquendo. Instrumentos musicales notables que tienes de entre 2.500 y 500 años de antigüedad. Cada cual tiene se nombre, su sonoridad, su historia, su carácter, sus caprichos. Cada instrumento se lleva mejor con algunas personas que con otras, cada cual tiene su proceso para irse familiarizando y señalar su momento para aparecer en la música de este peculiar grupo.
Lucho Oquendo ya no está, pero cuando sus hijos eran pequeños les introdujo en estas sonoridades, en el respeto a la sabiduría ancestral, en la inquieta búsqueda del diálogo de estos seres musicales con el mundo contemporáneo. Ada, Miguel y Nicolás continuaron ese legado y lo han llevado a un trabajo altamente creativo y lleno de ancestralidad al mismo tiempo. Son jóvenes, Ada acaba de cumplir 18 años, cuando salieron por primera vez del Ecuador con el Taller la Bola bajo su responsabilidad, para venirse a Bolivia a celebrar los 25 años de Wayna Tambo en una gira que duró del 20 de febrero al 15 de marzo de este 2020. A los hermanos Oquendo se les unió Germán Mora en el bajo.
En el año 2019 comenzamos a dar fuerza a la idea, que ya veníamos conversando tiempo atrás, para que el taller la Bola venga a Bolivia. Pusimos nuestras energías en ello. Se consiguieron unos apoyos a través del propio Taller y algunos fondos concursables que garantizaban los pasajes de 5 integrantes, a los 4 mencionados se sumó Cami, a cargo del registro audiovisual de toda la visita. Ya el viaje se mostraba complicado. Trasladar 5 instrumentos con tantos años a cuestas, patrimonio cultural en custodia del Taller la Bola, hacer los papeles para ello, las autorizaciones necesarias, los cuidados del viaje, además partes por tierra y partes en avión, pasos por aduanas en Perú y Bolivia, etc. Los papeles no salían, faltaban autorizaciones y seguros para el viaje de los 5 seres en formas de instrumentos. Era finales de enero y todavía todo era incierto. Nos encontramos con Nicolás en su casa, con los instrumentos. Decidimos ritualizar, pedirles permiso y conversar con ellos y ellas. Que sean quienes deciden si querían venir a Bolivia o no. También asumimos que son una comunidad y solo vendrían 5 de 33 seres ancestrales, así que había que tener la autorización de quienes se quedaban y garantizar nuestros compromisos de cuidados y de visitas a otros seres ancestrales de esta región del continente que se llama hoy Bolivia. A inicios de febrero a dos días del viaje seguíamos en incertidumbres burocráticas. Hacia el mediodía hablamos con Nicolás, su voz era de alivio, todo se había destrabado, el viaje estaba garantizado.
La Tere con más 2.500 años de antigüedad era la mayor, la autoridad del grupo. Con ella llegaron el corazón pulmón, los pájaros negros, la octava alta y mi pana. Lo principal fue aprender a sentir la sabiduría ancestral de esos instrumentos, criarse mutuamente para ir reconociendo sus sonidos, convivir con ellos y ellas. A estos “prehispánicos” (como les dicen ellos), se les escucha, se les siente, se les aprende, pero fundamentalmente se les respeta. Les recibimos con los rituales de carnaval, les dimos la bienvenida a este territorio. Ahí comenzaron unos días extraordinarios e intensos. Más de 25 días de compartir y conversaciones, de música y sabidurías. Estuvimos en la Anata y el carnaval de Oruro, en Tiwanaku, el lago Titikaka, el salar de Uyuni. Se realizaron conciertos, conversatorios y talleres en Tarija, Sucre, La Paz y El Alto. Estuvimos en los centros culturales de la Red de la Diversidad en otros hermanos, realizamos actividades en mercados y ferias, centros educativos y teatros. Visitamos zonas de largas luchas y tradiciones comunitarias como Villa Dolores y Senkata en El Alto, Luis Espinal en Tarija, Barrio Canadá y Bartolina Sisa en Sucre. Realizamos encuentros musicales con intérpretes de Bolivia, hicimos grabaciones con esos mismos músicos en lo que será un próximo trabajo discográfico junto al Taller la Bola. Fueron semanas de aprendizajes, de compartires, de muchos sentimientos.
🔈CONCIERTONES WAYNA TAMBO🔈#25añosWaynaTamboTALLER LA BOLA – CONCIERTO DESPEDIDARadio 101.8 FMYouTube. waynatamboCanal
Gepostet von Wayna Tambo am Freitag, 13. März 2020
Qué siga el encuentro. Ya tendremos novedades pronto de esta visita y la celebración de los 25 años del Taller la Bola y de Wayna Tambo. Jallalla!!!