Archivo Don Pataiperro: Conversamos Con Marica y Marginal

Yo entiendo la necesidad de acceder al aparato de representación, entiendo el hambre de leyes y derechos que los compañeros del activismo LGBT piden a gritos. Respeto totalmente su lucha, cada logro que consiguen me parece admirable y justo, lloro y me emociono con ellos, no podría ser de otra manera, pero no por eso voy a guardarme mi resentimiento con el mundo, es lo único que tengo y prefiero convertirlo en lucha y resistencia, ya me habría tirado de un puente pero prefiero quedarme a joder.

Reconocerme y vivir en la periferia me hacen ver las cosas de otra manera, veo la igualdad como un cliché, una ficción, una demagogia más. Creo en las diferencias como forma de diálogo. Creo que la radicalidad del activismo es asumirse diferente, distinto, otro, subalterno, débil.

Me asquea la injusticia, me entristece el maltrato, me indigna la homofobia, me horroriza vivir en una sociedad donde la tortura a una mujer trans quede impune.

Celebro esta fecha porque la forma más sana de sobrellevar tanta peste es con fiesta, la celebro pero desde la disidencia, y deseo que algún día seamos felices, gay o marica da igual, que el régimen heterosexual caiga, que se pudra, que se disuelva en el amor, el placer y la dicha de vivir entre diversos y diferentes.