Don Hilarión Suxo, curandero kallawaya dice que “para tener buena salud tiene que dar alimento a la Montaña, el equilibrio vital y armónico está en el respeto y en la crianza de la tierra. Criar es proteger acaparar, cuidar, dar de lactar, ayudar, sintonizarce, acompañar, encariñar, mimar, aconsejar, etc a otra persona de modo que la vida de esta se regenere saludablemente, en la medida que dejamos de ser criados en la medida que dejamos de amparar, cuidar y compartir, nos volvemos en seres mezquinos que rompemos el equilibrio y nos convertimos en enfermedad”
Según Magdalena Machaca “el origen de las enfermedades se halla en el olvido y ruptura de las relaciones simbióticas, los engreimientos, la falta de respeto, la agresión a uno de los integrantes de la pacha, mezquindades, sobreproducción, desprecio a las semillas y comidas, malos tratos a las semilla, animales y niños y niñas visitante, etc, son el brote agresivo de la enfermedad”
La enfermedad nace del desequilibrio y el alejamiento del ser humano con la naturaleza, pero está, si bien afecta la armonía de la comunidad abre el diálogo dentro de ella y todos sus integrantes para saber cuál fue la causa.
La enfermedad es “alguien” (porque para los andinos la considera como un elemento más del todo) que viene a recordar que algo está mal, que hay descuido, llama a la búsqueda, a la reflexión y al aprendizaje, no se pretende eliminarla y destruirla esa no es la preocupación, se busca la conversación con esta para que esta se vaya.
Para los campesinos andinos la enfermedad está allí no para molestar sino también para recordarnos nuestro papel de criadores y es por eso que el trato a las enfermedades debe ser de la crianza. La enfermedad está pidiendo allí un trato adecuado, solicitando un dialogo, reclamando la crianza de quienes se olvidaron de hacerlo.
En los andes una desarmonización individual afecta a todo el conjunto y no hay formas de restablecer armonías individuales sin incluir a la comunidad, cuando el equilibrio se ve afectado la comunidad reacciona acomodando la vida dentro del conjunto del pacha a fin de que ella se armonice y lo hace mediante rituales de sanación o rituales terapéuticos en donde participan tanto las plantas, los cerros y lagos y sus bondades para sanar al enfermo, la mano sanadora es la expresión de la armonía en la naturaleza.
En la sanación existe todo un conocimiento, que vienen del permanente dialogo y observación de la naturaleza, sobre plantas medicinales, animales, minerales, etc que son del conocimiento comunal, sin embargo y en ciertos casos su aplicación requiere de la mano de curanderos o curanderas para restablecer adecuadamente la armonía del cuerpo o la chacra, la sanación en la cosmovisión andina no es un atributo solo de los seres humanos, la mano del humano sabe pero también saben las plantas, los ríos las lagunas, lo cerros. Por lo tanto la sabiduría no es un atributo humano es de la naturaleza, en el restablecimiento de la armonía participan los humanos, la naturaleza y las deidades, la sabiduría es sensitiva, emocional y corporal.
El curandero o curandera con sus rituales terapéuticos abren un sentido sagrado, su trabajo es restaurar la vida del universo vivo y todos sus componentes espirituales naturales y humanos restableciendo equilibrio y armonía a todo nivel entre Waqas, jaques, entre comunidades, entre parientes. La restauración del bienestar esta así asociada a la restitución de la crianza cariñosa y recíproca entre los seres que pueblan el ayllu, humanos, naturaleza y deidades.
La circularidad de la vida
El embarazo y el parto en la comunidad es un acto ritual y colectivo, desde el inicio de la gestación se anuncia la llegada y se pide permiso y protección a la pacha para la nueva vida, las mujeres en el campo viven la gestación como un proceso natural de la regeneración de la vida, La mujer embarazada asume sus actividades cotidianas con normalidad, teje, trabaja la chacra, participa de las actividades de la comunidad y por ende el nuevo ser participa de la misma manera.
Desde pequeñas aprenden el oficio de parteras o por lo menos los conocimientos necesarios para el momento, y esto lo aprenden mirando y escuchando, las mujeres se guían a través de las señas que le da la naturaleza para conocer como es su embarazo, si será hombre, si será mujer, en qué posición esta, en cuanto tiempo nacerá, etc.
El embarazo no es un ciclo solo de la mujer, la familia y la comunidad está pendiente del proceso, las parteras son las guías ellas “basan sus conocimientos en saberes, prácticas, ritos e interpretaciones que les son trasmitidos desde sus antepasados, donde identifican las enfermedades con su propio lenguaje y visión del mundo, explican las causas de los males que pueden ser físicos, biológicos, humanos, influencias de los fenómenos naturales, de las deidades o divinidades, sean cuales fueren las causas, son conocedoras de la cura o del alivio.”(2)
Las mujeres dan a luz en la posición que ellas deseen, recurriendo a su instinto, con la ayuda de su familia y si es necesario la partera, inician el trabajo de parto en su hogar, lo primero que ve el niño o niña al nacer es a su madre y desde ese momento esta la o lo carga en sus aguayos para caminar juntos, para que desde muy pequeño participe de las actividades de la comunidad, alimentándose de la leche y el calor de su madre.
El parto es una circunstancia que pone de relieve el pensamiento y la relación de las mujeres con la vida, como dadoras de esta, y con su cuerpo. La medicina y el conocimiento vernáculo es más que una tecnología, es un saber y una sabiduría, un saber criar la vida y un saber curarla.
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* Expresión que se utiliza en los andes para explicar la armonía con el todo
(1) Tula Saenz, “Practicas indígenas y tradicionales respecto al embarazo, el parto el amamantamiento y la nutrición”
(2) Tula Saenz, “Practicas indígenas y tradicionales respecto al embarazo, el parto el amamantamiento y la nutrición”