Maristella Svampa nos acompaña nuevamente para conversar en torno al tema abordado la semana pasada, seguimos hablando de la policrisis que atraviesa el planeta entero, ella es integrante del Pacto Ecosocial e Intercultural del Sur, además de investigadora y fundamentalmente militante por la vida.
Maristella nos comparte: Entendemos por policrisis una crisis de dimensiones múltiples. Hablamos de la aceleración de la crisis climática y la crisis energética. Por supuesto, esto va acompañado de la expansión y el incremento de las desigualdades sociales que sabemos que se están ensanchando cada vez más.
Hay una expansión de las extremas derechas en el mundo que implican una erosión también de la democracia y que están instalando cada vez más un clima de guerra, un clima bélico. Esas serían de alguna manera las características de la policrisis, que a diferencia de otros escenarios de crisis extraordinaria, no es que estemos hablando de un agregado o una sumatoria de crisis, sino más bien del hecho de que éstas se encabalgan entre sí y al articularse se pueden llegar a potenciar e insertarnos en un escenario de mucha incertidumbre, un escenario de tormenta perfecta. En mi libro sobre la policrisis yo hago énfasis en algunos aspectos de la misma, básicamente en tres de ellos:
1.- La primera tiene que ver con la crisis ecológica, la crisis climática, que analizo a través de los colapsos climáticos localizados y todo el debate en torno a la transición energética.
2.- Una segunda que tiene que ver con la expansión de las extremas derechas, hecho que no es casual, porque precisamente ustedes lo saben, en la Argentina se ha instalado un gobierno de extremas derechas hace un año y medio.
3.- La tercera, por último, porque me parece que todo esto está muy relacionado, hablo de la crisis de los imaginarios políticos.
Me gustaría charlar un poco de las extremas derechas, porque si bien son un país que por el momento está a salvo de eso, nadie, ninguno, en ningún país está a salvo, en la medida en que las extremas derechas como alternativas de poder en el mundo están muy instaladas hoy en día. No se olviden que hay numerosos países gobernados hoy por las extremas derechas. Ya tenemos el caso de Trump en su segundo mandato, ya nombré el caso de Milei en Argentina, Bolsonaro, si bien no está en Brasil, Lula está muy acorralado por una sociedad muy bolsonarizada. Pero si vamos a otras latitudes o cruzamos el océano, en Europa, en la Unión Europea, hay numerosos partidos de extrema derecha y gobiernos como el de Meloni en Italia. El año pasado había representados en la Unión Europea, en el Parlamento de la Unión Europea, 21 partidos de extrema derecha, lo cual es una enormidad, no se olviden de Orbán, de Víctor Orbán en Hungría, de Modi en la India. La India es el país más poblado del mundo y está gobernado por un régimen también reaccionario de derecha radical. O del propio Netanyahu en Israel, que es también un gobierno de derecha radical, autoritario.
Entonces, es un escenario en el cual no solo hemos cambiado el clima, el clima de época, como se dice, sino que la extrema derecha lo que busca es un cambio de régimen que termine, de alguna manera, con la democracia tal cual la conocemos, con sus virtudes y defectos. Hay sobre la extrema derecha una discusión sobre el nombre, sobre la cual yo no voy a volver, pero obviamente se habla de populismo de derecha, de extrema derecha, ultra derecha. Yo prefiero hablar de extrema derecha o de derecha radical, caracterizándola sobre todo por aquellos partidos o fuerzas políticas que apuestan a una utopía reaccionaria que consiste en afirmar que la nación está amenazada en su constitución esencial por un enemigo, ese enemigo en Europa occidental son aquellos que denominan los extranjeros extracomunitarios, sobre todo los musulmanes, es básicamente asociado a una religión. En Estados Unidos son… Trump habla de los delincuentes y los delincuentes son los latinos, es decir, los latinoamericanos, básicamente, en países como Brasil y como Argentina hay una oscilación. En Brasil, en el Brasil de Bolsonaro, los pueblos originarios fueron básicamente los enemigos, pero en Argentina también eso abarca de una manera muy amplia a lo que se llama la cultura WOKE es decir, las minorías representadas en términos de derechos, feminismos, diversidades sexuales, por supuesto también pueblos originarios, ambientalistas, son parte de ese enemigo al cual es necesario desplazar y que de alguna manera representa las políticas progresistas, porque todos ellos, las derechas radicales, sea que hablemos en Europa, Estados Unidos o América Latina, critican ampliamente a las políticas progresistas, sea que hablemos de un progresismo neoliberal o de progresismo fuertemente garantista, y todas ellas también son antiglobalistas, esto es, culpan o responsabilizan a la globalización que se ha instalado desde 1990 en adelante, lo que nosotros llamamos la globalización neoliberal, la responsabilizan de todos los males y el empobrecimiento de ciertas capas de la población y consideran que el pivote o el instrumento de transformación no es una entidad supranacional como podría ser en Europa la Unión Europea, ni un instrumento de gobernanza global como podría ser las Naciones Unidas o quien sea cuando abordemos, por ejemplo, la problemática del cambio climático, sino la nación, es decir, acá tenemos una política nacionalista o hipernacionalista que se centra en la idea esta original de que es necesario un retorno al pasado de grandeza, al verdadero pueblo amenazado por los delincuentes, los inmigrantes o por aquellos que deforman la “cultura tradicional”, que serían las fuerzas progresistas.
Eso es básicamente la ideología de las extremas derechas, más allá de que hay un mundo muy variopinto, muy heterogéneo de las extremas derechas en el mundo. Hay tres elementos que a mí me gustaría destacar y que yo subrayo en mi libro, que me parece que explican muy bien este cambio de época que estamos transitando. El primero tiene que ver con el tipo de polarización política que instala la extrema derecha, y en esa línea yo hablo de una polarización asimétrica, y quisiera establecer la diferencia con la polarización política que vivimos durante el ciclo progresista y que ustedes están viviendo en Bolivia, entre Arce y Evo Morales, o que hemos vivido en otros países entre aquellos que se dicen representantes del pueblo y aquellos que se dicen representantes de la República, entre el progresismo y las derechas y sectores conservadores.
Ese tipo de polarización política caracterizó el periodo del 2000 al 2015, que fue el periodo de hegemonía de los progresismos en América Latina, y yo creo que está siendo reemplazado en este marco de expansión de las extremas derechas por una polarización asimétrica o desigual que instala otro tipo de configuración política, que me parece sumamente importante subrayarlo, porque sale de esta lógica binaria, igualitaria, e instala una configuración política que no se ejerce por igual desde los dos polos. ¿Por qué? Porque desde un polo, la extrema derecha, se instala un discurso fuertemente anti-pluralista que se combina con prácticas políticas violentas, sean verbales o no verbales, que invalidan al otro, que los deslegitiman, que los pulsan desde el ámbito político, esto es lo que vivimos como argentinos nosotros desde el año final, desde el año 2023. Yo diría, desde que Milei ganó las primarias en Argentina, se instaló un clima de polarización asimétrica en el cual hubo un corrimiento político de lo posible, de lo decible, de lo factible, en el cual todas las narrativas de derechas o valores que nosotros creíamos, algunos de nosotros creíamos más o menos consensuados, como los derechos humanos, los derechos de las mujeres, los derechos ambientales, fueron dinamitados de un día para el otro y desaparecieron de la agenda…..ponemos aquí la conversa completa junto a Maristella para que sigas escuchando su intervención….
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