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Watunakuy; un viaje de aprendizaje

Compartió con nosotros-as su historia con un humor dulce y K´aimita, como su chicha, una de las mejores que he probado. “para ser un chichero, nos dijo, tienes que tener un talento especial, tienes que haber nacido para esto, pues muchos no pueden siquiera beber una tutumita, la acaban con gran hastío”. Pronto la chicha alcanzo nuestros espíritus y como es común con las chichas puritas provoco la risa en nuestros corazones y lucidez en nuestras mentes. Comparamos juntos su vida de Don Eustaquio con la vida de aquellos que huyeron de su comunidad buscando una vida mejor. Su primo siempre le recuerda que él pudo alcanzar el éxito a pesar de que no tuvo la oportunidad de asistir a la escuela en Tapacari y que le gano dejándole atrás. Lo que su primo hace es trabajar para unos ricachos de la ciudad como jardinero, sacrificando su vida para conseguir comprarse un terrenito cerca de la ciudad.

Don Eustaquio se quedó sosteniendo la comunidad, cultivando diversidad de productos. Él se quedó preservando la sabiduría del arte de la elaboración de chicha, del compartirla. Con su esposa tejiendo, pasteando, elaborando queso, comidas integrales, y practicando su propia medicina natural. Él se quedó manteniendo la relación con la naturaleza y con los seres con el mismo respeto de sus ancestros. Se quedó criando, protegiendo y transmitiendo como vivir la vida dulce. Por otro lado, su primo de la ciudad que ya es mayor, aun depende de sus patrones, él no puede subsistir por sí mismo y tiene un lote cerca de la ciudad que nunca usara, disfrutara. El perdió el conocimiento como curarse a sí mismo, como reciprocar con otros. Don Eustaquio ha perdido nada más que un inútil título, pero su primo perdió su vida propia, el compartir historias y bailes con su gente, el tiempo de cosechar sus propios frutos, la sabiduría de practicar y transmitir sabiduría. Él ha perdido la paz de vivir y morir.

Con su esposa, Don Eustaquio permanecieron para vivir por vivir, en su integridad. Su primo vivió una vida para comprar un lote cerca de la ciudad. Pero su primo es el que gano el título del éxito y cuando aparece en su comunidad cada muerte de obispo, pretende parecer el experto de la era del cemento. Don Eustaquio representa para mí el regalo de la cultura, la real resistencia colonial. Las fiestas y rituales han sido la principal amenaza para la civilización porque es ahí donde la regeneración toma lugar. Así como, durante los rituales las ofrendas renuevan la vida, durante las fiestas y celebraciones la gente y las deidades se armonizan, y dan luz a nuevas formas de relacionarnos.