El caso del relleno sanitario en Villa Ingenio en la ciudad de El Alto es una bomba de tiempo, en 2016 bajo el decreto municipal No 52 se declara emergencia municipal por el colapso de dicho relleno sanitario, el decreto se dio entre la presión y protestas de las familias que viven en el lugar. Hasta el momento se sigue depositando de manera regular las 600 toneladas de basura que genera por día la urbe alteña, tanto las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente y Agua y las del GAMEA no han hecho declaraciones para la construcción de otro relleno sanitario en esta ciudad.
Por otra parte, podemos mencionar el colapso del relleno sanitario de Alpacoma en La Paz en enero de 2019. El rebalse de basura puso en riesgo la salud de vecinos y vecinas de Achocalla, a la vez, peligrando de contaminación por lixiviados las aguas del río circundante. Tras este hecho se reveló una serie de irregularidades en la adjudicación de la empresa TERSA (Tratamiento Especializado de Residuos Sólidos y Servicios Ambientales), encargada del manejo del relleno por casi 14 años.
Como medida de protesta por parte de vecinas y vecinos de las zonas afectadas se impidió el ingreso de los camiones recolectores de basura al relleno sanitario de Alpacoma, dejando a la urbe paceña sumida en la basura. Como consecuencia las calles de La Paz se llenaron de desechos sólidos, miles de esquinas ofrecían el mismo panorama, perros callejeros desgarrando las bolsas de basura, palomas revoloteando entre los desechos, legión de ratones husmeando, y el sol acelerando el proceso de descomposición de los desechos, convirtiendo a cada montón de basura de la ciudad en un foco de infección. Más allá de este panorama insalubre, la imagen de nuestros desechos expuestos en vía pública nos ofreció otro tipo de datos, por ejemplo: la gran cantidad de productos plásticos que son consumidos, desde botellas, envases, tapas, bombillas, multicolor de bolsas nylon, montones de DVD´s, en fin, parece ser que el plástico se ha incorporado en nuestra dieta diaria; por otra parte, los desechos orgánicos revueltos entre sí complicando su clasificación para su tratamiento y reciclaje.
Todo esto nos lleva a pensar que el ritmo de vida urbano nos pone en un estado de confort y satisfacción inmediata desde el consumo, nublando nuestra conciencia sobre nuestro acto de adquirir tal o cual producto tiene un efecto directo en el medio ambiente. Nuestros consumos no son actos inofensivos. El tema de la basura no sólo debe ser abordado desde un enfoque de recolección, clasificación y tratamiento para el reciclaje o la reutilización, (que se da en la mayoría de los casos de una manera precarizada y poco efectiva por parte de las empresas de aseo).
Lo saludable y de manera corresponsable es abordar el tema de la basura desde una perspectiva que cruce varios factores: frenar nuestros consumismos (plásticos y desechos electrónicos que aumentaron a gran escala en esta última década), desde un enfoque educativo, no sólo para poner la basura en su lugar, sino pensar que nuestros actos están aniquilando nuestro ecosistema, desde un trabajo interinstitucional con autoridades nacionales, locales y vecinales para una concertada planificación sobre la gestión de nuestros residuos y un efectivo control social para evitar monopolios y corrupción en las concesiones a empresas de aseo.
El tema no pasa por ocultar la basura sino por reducir la generación de esta.