ÑANDEREKO TERRITORIO CULTURAL: EXPERIENCIAS DE APRENDIZAJES TERRITORIALES Y CRIANZAS Capítulo 3 del Cuaderno de Conversaciones #8 “CRIANZAS EDUCATIVAS EXPERIENCIAS DE LA RED DE LA DIVERSIDAD DESDE LOS TERRITORIOS” Sistematización Colectiva

  • ¿Qué es Ñandereko?

Planificando nuestras actividades

Ñandereko se concibe como un espacio de trabajo territorial, asentado en el barrio 19 de Marzo con incidencia en él, en los barrios adyacentes y también en barrios lejanos y nos identificamos con el nombre de “Ñandereko” porque esta palabra de la cultura guaraní llega a ser un principio fundamental para el desarrollo de la comunidad, que vendría a decirnos en su traducción que es “Nuestra Forma De Ser”. Nos parece importante contar esto, para poder pasar a nuestra experiencia de aprendizajes y crianzas.

En este tiempo hemos reunido tantas experiencias que contar, que no sabemos por dónde empezar, quizás por las que nos hicieron repensar la forma de trabajo, situaciones que en ocasiones pueden parecer mínimas, pero llegan a incidir de alguna forma u otra en el tiempo. Experiencias en el territorio

Después de tantos andares por lugares desconocidos, pero compartían el entusiasmo de lucha y las ganas por transformar sus realidades, logramos unir nuestros sentires para dejar de ser desconocidos y en un abrazo, regalarnos fuerzas en ese cambio. Hoy regresamos a pisar tierras que se volvieron hermanas, visitar lugares que ayudaron construir un camino guiado por un sueño pero en un lugar propio, eso es Ñandereko, un lugar, un territorio construido de manera colectiva donde se puede vivir cada experiencia que se nos regaló.

Cada pueblo que nos permitió convivir con su gente y traer esos saberes a un pedacito de un barrio periurbano de la ciudad de Tarija, dónde seguimos creciendo entre actividades, música, cultura, pintura, discusiones, el aprender y desaprender diario un lugar que se construye con la alegría de saber que nuestra gente puede crecer con un territorio donde puede encontrarse con sus vecinos-as, donde puedes conocer otra forma de Educación, donde la responsabilidad del sano crecimiento de nuestra gente se logra de manera colectiva.

En Ñandereko no se trata de crecimiento individual, sino de la importancia de un buen vivir con mi entorno, para lograr que los saberes, que alguna vez nuestros abuelos nos regalaron permanezcan vivos en nuestra interacción con los demás Un territorio que su crecimiento no se limita por las paredes, sino que crece con cada “Hola” a un visitante nuevo y recibe una sonrisa con una mano amiga como respuesta, una de esas tantas manos amigas que llegan a poner cada ladrillo para seguir creciendo.

De esta manera, Ñandereko llega a establecerse desde el barrio, a pesar que “Florecer en terreno de piedras” puede ser una metáfora sobre la gestión cultural desde los barrios peri urbanos, sobre todo cuando es visto que las autoridades municipales ven a los barrios como terrenos pedregosos, carentes y focos rojos ante su marginalidad del mismo centro de la ciudad, o porque se puede llegar a creer que el arte y la cultura es más propicio impulsarlos desde el centro de la ciudad.

Sin embargo, la ciudad crece y se desarrolla desde los barrios, desde sus vivencias, sus necesidades y deseos de crecimiento, y a pesar de su marginalidad y anonimato forman el tejido cultural de nuestra historia nacional y nuestras herencias ancestrales. Este tejido es el que nos conecta y nos invita a generar diálogo con cada una de nosotras y nosotros.

En Tarija, podemos apreciar esa historia que llega a sus vecinos que conviven, con innumerables culturas, migrantes -del interior del país y del departamento de Tarija- dialogan con sus ritos y costumbres, el cumpita con la casera dialogan en un mercado campesino, el chofer de taxi trufi dialoga con aquella mujer que vino a vivir a la ciudad por mejores oportunidades.

Pero entendimos pronto que es una dura está realidad la resistencia de nuestro departamento al no reconocer su propio crecimiento, buscando dar mayor importancia al centro de la ciudad y sus dos cuadras a la redonda para concentrar la actividad cultural artística y política, sin importar que ello conlleva el descuido de la riqueza cultural que tenemos en nuestra diversidad presente en los barrios alejados del centro y sus barrios considerados antiguos.

A su vez, cuando llegamos al barrio 19 de marzo, al principio éramos los extraños de la zona, pero de a poco las miradas curiosas y pequeñas fueron las que nos dieron una cálida bienvenida. Llegamos a nuestra nueva casa entre pisadas inquietas, sonrisas cómplices, y cuestionantes inocentes y serias, quebrando ese paradigma de cultura y arte solo para el centro de la ciudad.

  • ¿Qué es eso? 

Con el entusiasmo de todo proyecto nuevo, nos tocó emprender una realidad poco hablada, el inicio y para muchos colectivos artísticos es difícil por la dificultad de conseguir integrantes, que compartan con nosotros las ganas de hacer arte, teatro, música, muralismo, etcétera. Esas ganas que nos permiten equilibrar nuestras energías y juntos mirar hacia un mismo lugar para crecer de manera colectiva, una vez logrado lo primero buscamos dar pasos con la gestión cultural, realizar presentaciones o proyectos que nos permitan hacer lo que amamos el mayor tiempo posible.

Nosotros-as, como colectivo miembros de Ñandereko, llegamos con un camión inicial fortalecidos, pues ya contamos con grupos de varios años de trayectoria, por lo mismo dimos los siguientes pasos como el hacer presentaciones de títeres, encuentros de muralismo, presentación de teatro, entre otros. En estos pasos contando siempre con el apoyo que se recibe de gran parte de la población tarijeña; fue una grata sorpresa al ver llegar amigos y vecinos que solo por dar impulso de compartir arte con nosotros se lanzaron a recorrer la ciudad de extremo a extremo para llegar hasta nuestro territorio cultural.

Vimos cómo diferentes personas recorrieron la ciudad de extremo a extremo para ocupar esos espacios que tenemos para cada actividad; sin embargo, notamos una ausencia de la gente de las zonas cercanas, personas que aún principio pensamos que serían las primeras en llenar los espacios de de nuestras actividades; al ser tan notoria está ausencia nuestras caras eran de incertidumbre por no encontrar motivos a esa poca respuesta.

Por esta razón, comenzamos a pensar en nuevas formas de convocar a los vecinos para que se acerquen y despierten el interés por ser parte de ese territorio cultural; así es como decidimos salir puerta por puerta de cada casa del barrio 19 de marzo y barrios cercanos, la sorpresa al conversar con los vecinos fue para nosotros ya que al invitarlos a nuestras actividades muchos de ellos respondía con la misma pregunta ¿qué es eso? , una pregunta que se nos volvió familiar muy pronto porque cada invitación que hacíamos se transformaba en el mismo diálogo repetitivo:

-Ñ:Le queremos invitar a la función de títeres

– V: ¿Qué es eso?

-Ñ: Venimos a invitarle a un taller de muralismo 

-V: ¿Qué es eso? 

Esas consultas tan sinceras en el “¿Qué es eso?” nos permitió reconocer que tenemos mucho por  desaprender, por ejemplo: en el inicio lo que considerábamos común para nosotros como artistas o gestores culturales no era el mismo inicio para la gente de la zona; que aquellos pasos que creíamos haber dado no son los mismos que nos tocaría dar en este nuevo lugar llegando a sentir cierto temor de cómo nos Iría con los vecinos de la zona, pese a todo ello nos lanzamos a seguir caminando en este crecimiento colectivo.

Con el tiempo pudimos ver como esa cara de duda por no saber ¿qué es? cambiaba en media función por rostros adornados con ojos brillantes de niños y adultos que se daban la libertad de seguir siendo felices con la presentación de una obra de títeres; también pudimos ver cómo se les escapaba algunas lágrimas en las funciones de teatro que pasaron de no saber ¿Qué es? a sentirse identificados con lo que veían enfrente; de la desconfianza que tenían a un principio pasaron a regalarnos su confianza trayendo a sus hijos, viniendo con sus familias completas a disfrutar de las actividades que realizamos en el territorio cultural.

Es así como transitamos al barrio 19 de marzo y nos hicimos amigos de los vecinos, hoy sabemos que tenemos mucho por seguir haciendo, pero esa incertidumbre por encontrarnos en un lugar que desconocía que el arte -con el que muchos decidimos vivir- hoy se disfruta con nosotros esa pasión por hacerlo, ese deseo por crecer en colectivo, aún falta eliminar muchos el ¿Qué es eso? pero seguimos encaminados en dar respuesta a esa duda.

  • Experiencia en el Territorio I

Uno de los grandes espacios de gestión territorial fue nuestro encuentro nacional de muralismo “Cospachau”, desde nuestra llegada a este territorio buscamos impulsar la actividad artística y cultural de la mano del colectivo artístico Nereta dando continuidad a los encuentros de muralismo -su quinta versión realizada en el barrio 19 de marzo- esta vez como pretexto para crear lazos de confianza con los jóvenes y niñxs de la zona; además, fue la presentación de nuestras actividades ante los-as vecinos-as del barrio. Lindo inicio con la bienvenida e interés despertado por la directiva barrial, dimos inicio a un proceso de trabajo artístico formativo con más de 25 jóvenes que cada fin de semana -durante tres meses- compartieron una experiencia territorial desde el muralismo.

Tocamos las puertas de los-as vecinos-as para ser parte de este encuentro del artista Cospachau cada fin de semana llegaban los-as jóvenes de distintos puntos de la ciudad y los-as primeros-as en llegar eran los-as del barrio mismo, algo que despertó nuestro ánimo al darnos cuenta que de a poco pasamos de ser los-as desconocidos-as a ser unos vecinos más.

El iniciar el trabajo territorial con los jóvenes, que es una de las mejores experiencias que podemos vivir, al sentir que el trabajo artístico que siempre hicimos desde lo territorial, hoy nuevas personas las están realizando tocando puerta a puerta identificando cada muro, conociendo de cerca la realidad del vecino donde les tocaría pintar, conociendo la riqueza cultural y la diversidad con la que cuenta el barrio para saber el contenido de los murales que realizaron que contaría la realidad del dueño de casa, se convierte para nosotros-as en una experiencia invaluable.

Muchas veces, estos vecinos, eran motivo de discriminación al venir del interior del país, al vivir una realidad distinta, por querer tener mejores tiempos se veían obligados a esconder su cultura, en muchos casos por vergüenza causada por nuestras claras muestras de racismo y discriminación existentes en nuestra ciudad; sin embargo, de la mano de los-as jóvenes de las distintas zonas pudimos resaltar la importancia de la diversidad cultural y lo hermoso de poder convivir con las mismas en un solo lugar.

Vimos de cerca ese cambio de mentalidad en los-as vecinos-as que a un principio temerosos no nos decían de qué lugar eran oriundos, pero al escucharnos la iniciativa de hacer murales sobre las culturas, comenzaban a sacar esos recuerdos de sus vivencias que tenían en su tierra natal, sintiendo esa alegría al saber que sus recuerdos serían plasmados en el muro de sus casas, transformados en murales que serían compartidos con cada transeúnte que viste nuestro barrio.

Es así como de a poco cada sábado con las manos de 25 jóvenes se fue transformando algunas paredes del Barrio con imágenes de La Paz, de Potosí, del Chaco boliviano, etcétera; impulsados por el entusiasmo de los-as jóvenes y vecinos-as pasamos a la segunda parte de esta transformación barrial con la llegada de varios artistas con gran experiencia a nivel nacional, que arribaron a nuestro barrio para compartir sus técnicas de muralismo con los-as jóvenes de la zona, en el encuentro cada joven llegaba con 2 platos, 2 cucharas y 2 tazas, uno para ellos y otro para cada artista que venía de otra tierra a compartir saberes con ellos, ellas y los-as  vecinos-as.

Un grupo de personas de la mano y hombro a hombro trabajando por transformar su barrio en una zona artística donde resalte nuestras culturas y nuestra diversidad, que logró plasmar 20 murales entre historia y Vidas con cada participante de este encuentro, creando una nueva zona cultural para Tarija, visibilizando el barrio 19 de marzo a nivel nacional y ser reconocido como uno de los mejores proyectos a nivel nacional por el Fondo Suizo de Apoyo a la cultura.

Creamos lazos con las familias de vecinos-as que compartieron sus vivencias con nosotros-as y 25 jóvenes que nos enseñaron que si el interés común prima no existen limitantes para nuestro crecimiento en comunidad. Los-as jóvenes que supieron tocar nuestro sentir con palabras de mucha estima para nosotros-as como personas que decidimos compartir saberes con ellos-as hoy son parte de nuestra familia. Cada día tenemos más amigos-as que esperan cada año para empezar nuevamente con esta aventura que se llama Cospachau.

Los muros están listos para ser intervenidos, los-as vecinos-as consultan seguido el día que entre jóvenes y artistas demos el inicio del otro encuentro, los materiales esperan que los niños salgan de sus casas para poner trazos de pintura en los murales y ya consultan ¿cuándo hacemos muralismo?

  • Experiencias en el territorio II

Tras una búsqueda por consolidar el trabajo de territorialidad con el barrio, se busca permanentemente la adhesión de los-as vecinos-as a cada una de las actividades que realizamos, es así que nace el trabajo del huerto de Medicina viva y se convierte en una respuesta a la inmediatez con la que actuamos a la hora de curar algún malestar, es decir acudimos a las farmacias en búsqueda de una automedicación; nosotros-as pretendemos que estos huertos de Medicina viva se conviertan en una forma de recuperación de conocimientos ancestrales aplicadas para una autosanación.

La práctica de los huertos de medicina viva se basa en el saber transgeneracional sobre el manejo de plantas medicinales, por respeto a la madre tierra buscamos obtener los beneficios que nos brindan sin arrancar las hojas o flores de raíz para que éstas permanezcan vivas, este huerto se creó en el territorio cultural buscando despertar en los-as jóvenes y niños-as el interés de estos saberes recuperando Los lazos de conocimiento de nuestros-as padres, madres y abuelos-as ayudando a preservarlos en el tiempo mediante una práctica permanente y comunitaria.

Cada visitante nos regalaba una plantita medicinal que tenían en sus casas o consiguieron de algún-a conocido-a, un regalo para trasplantar en los huertos que con ayuda de distintos colectivos logramos preparar la tierra y camas de madera (Macetas) para esperar el crecimiento de una planta nueva o el retoñar de otra, este huerto  se terminó formando con la ayuda de centenares de mano grandes y pequeñas que dejaron parte de su experiencia acompañada de buenas energías para despertar una autosanación comunitaria.

Hoy varios-as niños-as, jóvenes y adultos que pasan por el territorio se lleva un pedacito de la planta para trasplantarla y tener la misma en su casa por alguna emergencia o simplemente para compartir este conocimiento con alguien más, son los-as adultos-as los-as que más charlan y recuerdan anécdotas con sus abuelos que les curaban con hierbas, hoy ese recuerdo les despierta su capacidad de cuidado, por lo que deciden compartirlo para que no desaparezcan entre farmacias y doctores. 

Cuando visiten Ñandereko territorio cultural no se olviden preguntar por el huertito de Medicina viva y les aseguramos que podrán llevarse un pedacito de planta que varios vecinos ayudaron a construir; mi abuelo decía: “es fácil dejar nuestros problemas para qué otros lo solucionen o simplemente decir que no se puede hacer nada por culpa de alguien más, cuando la respuesta a todo está en nosotros-as pero por buscar hacer responsable al otro hemos perdido esa confianza que deberíamos tener todos-as tenemos la capacidad de auto sanarnos solo hace falta despertarlo”. 

Esperamos que nuestro huertito de Medicina viva pueda devolvernos esa capacidad de auto sanación cuidemos nuestra pacha que ella siempre cuidara de nosotros-as.

  • Espacios de saberes, aprendizajes y crianza

Taller de Muralismo con las wawas

Concebimos Ñandereko como un lugar de aprendizajes, más que un área de educación, considerando que quienes damos talleres o abrimos espacios de formación en las distintas artes o dinámicas culturales, aprendemos de todas-os quienes asisten a dichos espacios; esto también lleva a desarmar esa barrera usualmente existente en escuelas, universidades o demás lugares de formación académica, donde el profesor/a, docente o quien fuera, se sienta y hace sentir que está sobre el alumnado. 

Desde el andar y las experiencias con Ñandereko hemos dialogado en una educación de ida y vuelta, que nos ha entregado una inmensa riqueza en nuestro territorio a partir de la comunidad que lo conforma, una comunidad que crece y se achica, que se dispersa para todas partes y se vuelve a reunir, a jugar, a conocerse y a sentirse feliz siendo quien uno-a es.

Por otro lado, también a veces notamos como padres y madres de familia crean una desconfianza cuando quienes se responsabilizan por un taller o algún otro espacio de aprendizaje es hombre, se nos ha hecho necesario en distintos momentos ocupar con acompañamiento de mujeres para romper esta otra barrera, nunca nos había pasado con los talleres dictados por mujeres, nos hace reflexionar mucho esta desconfianza que como sociedad hemos creado.

Sin embargo, lo más lindo es que muchas madres y padres luego de conocer el trabajo interno en las actividades, se involucran más y creamos la confianza como para que puedan dejar en Ñandereko a sus wawas para más tarde volver por ellas, generalmente esto sucede con los talleres cortos para niñas y niños, esto nos llama a comprender o al menos tratar de entender y si no, discutir lo que vamos atravesando como sociedad.

Al iniciar los talleres o los espacios de aprendizaje nos parece importante que quienes asistan, puedan sentir que no existe realmente nadie sobre nadie, esto ayuda totalmente al desenvolvimiento en el transcurso de las actividades, desde el simple hecho de llamarnos por nuestros nombres.

Es interesante las relaciones que se van generando más allá del propio espacio de aprendizaje, ya que se siente un acompañamiento muy próximo en los percances que se vayan presentando en el tiempo, como en otras actividades.

En nuestros espacios de aprendizajes llamamos al ser auto crítico-a, sabiendo y entendiendo que no todos-as aprendemos a partir de la misma forma o al mismo tiempo, se nos hace muy importante poder generar un espacio ameno, libre de opinión y de pensar diferente al otro u otra.

  • Hablando de las wawas

Talleres con las Wawas

En nuestro aprender sentimos necesario, dejar el espacio de decisión a ellos-as mismos-as, sin intentar influir en la misma, errar muchas veces te hace buscar nuevas formas de resolver problemas, abriéndonos un abanico de posibilidades que quizás antes de errar no hubiésemos tomado en cuenta. Son las wawas quienes más se enorgullecen de esto, ya que lo que van demostrando como un aprendizaje es algo que partió de sus propios seres, las madres y padres también notan mucho esto y nos lo hacen conocer, muchas veces en forma de acción en otros espacios que asisten las wawas, como en sus colegios o sus mismos hogares, viendo cómo se hacen más propositivos-as. El involucramiento de uno u otro en los problemas internos para un individuo es importante y llama a que se pueda confiar en la compañía.

Las wawas son un increíbles porque enseñan un respirar y un cobijo, se nos presentan situaciones donde se abren los niños y las niñas, nos sueltan bombas que les afectan, que les mueven cosas internas que quieren sacar, agradecemos que sientan el espacio de taller como un espacio para poder contar lo que sienten, lo que piensan o lo que aspiran y ese abrazo, o ese resistir se hace más ameno con un-a compañero-a que le apoya, la enseñanza que nos da el abrazo, no se la encuentra siempre ni en todo sitio.

El contacto con la tierra y con las distintas herramientas para las actividades también hacen florecer nuevas experiencias, no es un adulto quien va y se lo hace lo “difícil” pa la wawa, es la wawa haciendo lo difícil desde su comprensión, quizás una de las mejores expresiones fue ver a los-as ch’itis (niños-as) usar una lata de aerosol por primera vez, poner detalles a su propio mural. Esas experiencias son las más valoradas por ellas-os, se las siente.

Algo que muchas veces sorprende y ayuda a ponernos en la misma situación a todos-as, es el no tener una respuesta ni solución para todo, pero si no la tenemos, pedir que se la pueda resolver en grupo, que las propuestas dadas puedan ser tomadas en cuenta y puestas en práctica para ver si realmente soluciona algo o nos invita a seguir buscando más salidas. Que un adulto diga que no sabe algo, y que pida ayuda, se hace muy importante en el ambiente, no se habla de un no saber intencional, sino que, de un no saber real, un algo del que podamos aprender todos-as.

La complicidad, también pintó escenarios internos que son saludables desde nuestro punto de vista, la complicidad en alguna travesura que podamos hacer todas-os, la complicidad en los distintos sucesos, son otro factor a tomar en cuenta para poder crear las confianzas, los acuerdos internos, respetarlos o proponer un espacio para romper algún acuerdo común por un instante a entera responsabilidad de quienes estamos presentes. Que la responsabilidad por el espacio se haga de todas-os hace pensar más en cómo criarle.

El espacio compartido, de wawas con viejos, viejas, con mayores, es de mucho aprovechamiento, ya que se da el mismo valor y escucha a la opinión de todos-as, como la misma posibilidad de interpelar otros pensares, otras maneras de ver las cosas. Es muy enriquecedor para el ambiente, tanto para ch’itis como para grandes.

  • Y hablando de lxs changxs (adolescentes)

Finalizando un ciclo de talleres

Muchas veces se siente un quiebre, que se encuentre gente de todas edades en un mismo taller o una misma actividad, en un principio existe algo que repele, pero que con el transcurso de las actividades va desapareciendo.

Esa mirada curiosa siempre está presente, ese sentir incómodo por las cosas en las que no se está de acuerdo, pero no se lo quiere sacar de la boca, se las logra escupir después de sentir el acompañamiento del colectivo, el interés por lo que le va ocurriendo a uno.

Es increíble la necesidad por aprender, a los talleres suelen participar personas que vienen de barrios muy alejados que toman hasta dos micros para poder llegar, otros-as tantos-as llegan a pie y saber esto para el común se hace importante, estos datos más internos de la persona, de lo que le ocurre, de lo que nadie sabe que le interesa. Solemos ver como en espacios te consultan al presentarte ¿Qué es lo que te gusta hacer? Más ese dato se olvida y no sirve de mucho más, indagar en esos datos también nos ha ayudado a que se generen otro tipo de relaciones, quizás a otros tantos también les guste hacer lo mismo, así se convierte en un referente de unión para el colectivo.

También es interesante mirar cómo recibe un changx, que otrx changx (adolescente-joven) es quien llama al taller, y este afronte es importante en la visión que nos criamos, permite abrir más confianzas, y tocar temas que quizás en otros espacios se los trata de evitar.

De un tiempo aquí, se percibe otra mirada de las artes, algunos changxs, ya se plantean aprender distintas técnicas artísticas para en un futuro poder vivir con ellas, esto también exige que podamos renovarnos en cuanto a los temas que se van tocando, además que de manera más profunda nos muestra, otra escena social que hace unos pocos años no se hubiese dado. Los changos están pensando ser artistas.

La visión política da muchos vértices a discutir y es este espacio, con los-as no tan viejos-as, que se hace muy enriquecedor. Quizás no los tratamos puntualmente como un tema político, pero a partir de las actividades incursionamos en el pensamiento crítico, que permita discernir de lo que me dijeron, de lo que leí, de lo que escuche o me compartieron.

  • El acceso a aprender

Muestra artística en el espacio de Ñandereko

Para nosotros-as se hace muy importante que no exista una barrera que impida que una persona pueda aprender o adquirir distintos conocimientos sobre algún tema que quiera, en nuestro caso desde el territorio Ñandereko, sobre todo enfocado a las artes, pero también se nos hace necesario comprender que quienes somos parte del trabajo de los talleres y organización de actividades, vivimos con nuestro arte, por ello no podemos permitirnos el abrir espacios con un cero de remuneración, para resolverlo, fuimos implementando en nuestras actividades de economías alternativas, desde la reciprocidad o el trueque, unidas al modelo económico monetario actual, pudiendo trabajar con porcentajes que las personas puedan alcanzar de manera monetaria y complementándolo con trueque, reciprocidad.

Esta dinámica, nos ha entregado las mejores experiencias, ya que ha permitido contar con personas de todas las partes de la ciudad, así como del campo. Teniendo en nuestros talleres personas que pudieron ingresar con su propia producción, llevando papa, miel, singani y distintos tipos de fruta, como también material que nos sirve para impartir otros talleres, para realizar otras actividades o para uso personal de quien es responsable del espacio de aprendizaje. Así hubo quien llevó carpicola, lápices de dibujo, aerosoles, pinturas acrílicas, telas y otros materiales.

También se acercaron padres de familia ofreciendo su trabajo de albañilería para que su wawa pueda estar en el taller, como también algún zapatero y carpintero.

Entendemos que el trabajo consecuente en el tiempo ha convertido esta dinámica en confiable para las personas, que de a poco vamos comprendiéndonos en nuestras necesidades. También hay el changx que no tiene un peso, pero puede apoyar en la limpieza del espacio e incluso convertirse parte del equipo de trabajo a través de esa complicidad que se va dando con las actividades. Esto nos hace crecer aún más en equipo que sostiene el territorio desde la propuesta de acciones.

  • Procesos

Muchas veces hemos cuestionado si los talleres eventuales  realmente funcionan, si tienen un realce más allá de una linda experiencia, con ello nos hemos encontrado que muchas personas, luego de participar en un taller quedan con las ganas de poder seguir incursionando en la materia, en el trabajo, en la práctica. Entender el taller como un hecho complementario a la formación a cerca de algo, ya sean artes, temas culturales u otros nos parece lo más correcto, ya que el tiempo de trabajo nos hace sentir que los talleres bien pueden ser un pie para iniciarnos en alguna materia o complementar técnicas, pensamientos ideas y demás, por ello entramos a la discusión de que podríamos proponer a la sociedad, así nos encontramos con los procesos.

Dividimos a los talleres de forma periódica, para que si una persona quiera incursionar en un tema específico, pueda hacerlo, así también como aquella persona que quiera seguir todo el ciclo de talleres. Esto permitió que muchas personas puedan acceder al conocimiento específico que requieren o si quieren tener un mapa mucho más amplio de vivencias, también puedan hacerlo.

De la misma manera nos pareció interesante poder implementar talleres vacacionales que se continúan, por dar un ejemplo, podemos mencionar el “Brochaditas” que es el taller organizado por Nereta Movimiento Artístico de muralismo para las wawas. Este espacio se abre en las vacaciones, aprovechando la disponibilidad de los-as ch’itis, pero sabiendo que en la siguiente vacación, volverán al taller a retomar lo ya aprendido, ponerlo en práctica y ampliar el conocimiento dentro del ámbito del muralismo. Con las mismas dinámicas de juego y conciencia en el colectivo se culmina la actividad con la intervención de un muro, con un mural pintado por quienes participan, esto también permite que muchas wawas sientan y digan que son parte de Nereta, participando más allá del taller también en otras actividades, involucrando a su demás familia. Sienten el compromiso de poder continuar en ese espacio compartido.

Dentro de la misma actividad podemos rescatar otras experiencias. Ya que es un lugar de aprendizaje que se va alimentando en el tiempo, sin impedir que alguien que no se encontraba en el proceso pueda sumarse un tiempo después, son las mismas wawas, las encargadas de poder compartir el conocimiento con quienes son nuevos-as en el espacio. Al ser un espacio de Muralismo, tratamos que las wawas no se pierdan de ninguna de las experiencias del muralista, si bien para cuidarnos, no usamos andamios, los simulamos con sillas o algo que permita mayor espacio, siempre cuidándonos con el otro o la otra, con quien nos acompaña.

Brochaditas ha logrado que muchas niñas y niños puedan hoy seguir incursionando en el arte del muralismo, más allá del taller, además con un sentido de pertenencia. Algo lindo que no se quedó en una linda vacación, sino que nos genera otro tipo de relaciones, ampliando nuestro espacio de confianzas.

  • Obligaciones

Muchas veces nos hemos cuestionado la figura de la obligatoriedad, y realmente sentimos que no es el camino, con ello, por otra parte nos topamos con las “tareas para la casa”. Discutiendo llegamos a entender, que no se puede obligar a aprender algo, por ello suprimimos la idea de las obligaciones, sintiendo y dejando también responsabilidad por el aprendizaje a cada persona que asiste a los distintos espacios, sin importar su edad ni tamaño. Si bien en el lugar donde se comparte conocimientos, podemos percibir la práctica de los-as asistentes, a su ritmo y cada quien, con sus complicaciones, las tareas las usamos (cuando se las da) como una herramienta para quien desee pueda seguir practicando por su cuenta en casa, si así lo desea o siente que lo necesita.

Esto ha llevado a vivir experiencias donde, una persona dijo que sentía que no estaba avanzando como el resto, pero al hacer la pregunta a los demás por si es que se están interesando y profundizando más en los distintos temas por su cuenta o practicando con lo ya visto en el espacio compartido, a ello floreció que muchas personas, si seguían a más profundidad los temas, e incluso se ofrecieron a poder compartir conocimiento con la persona que detonó el tema. Ahí se dejó ver la corresponsabilidad por el ambiente, además de ser un espacio de contención ante los problemas.

  • El Juego

Lo que hacemos desde pequeños-as sin saber qué hacemos, es el jugar, un lugar algunas veces incómodo para los-as más viejos-as, para las personas con más edad, nos llama la atención profundamente como el juego puede convertirse en una herramienta de compartir y aprender mientras uno-a se divierte, por ello proponemos el juego siempre que se haga necesario, ya sea con ch’itis o grandes, sin importar el qué dirán, varias veces nos topamos con que es una barrera difícil de romper, porque nos dijeron que se debe dejar de jugar, de imaginar, de pensar más allá de lo que podemos tocar, por ello entendemos que cuando se presentan juegos en las actividades, algunos tratan de repeler la acción, sin poder resistirse por mucho tiempo, se les hace necesario formar parte de las risas, del disfrute colectivo.

Quizás es la mejor forma, para quienes tenemos más edad, nos podamos dar cuenta que también se aprende un montón de las wawas o de quien se anima a jugar, siempre son estos últimos quienes proponen distintas formas para resolver algún problema presentado a manera de juego.

El adquirir conocimientos, no tiene por qué ser aburrido, un espacio de callar y escuchar, es la diversión la que permite absorber de mejor manera lo compartido, con dinámicas. Alguna vez escuchamos que existen distintos tipos de aprendizaje en las personas, auditivo, perceptivo, práctico, y algo más que realmente no conocemos a profundidad, pero que nos da la respuesta al porque el juego es tan profundo en el aprendizaje, al ser un espacio de contacto, de escucha, de mirar al compañero de al lado, al proponer o simplemente dar voz a quien habló en voz baja y no fue escuchado, de activar el cuerpo, de dar y recibir.

  • La Calle como espacio de aprendizajes

Proyección callejera de Cine

Este es un espacio que sentimos que vamos ganando, siendo la pandemia un enemigo que nos ha regresado a casa, de donde hemos intentado sacarnos, para habitar lo público, creemos que se va retomando la calle, haciéndola propia y más segura, pero también es cuestionarnos en nuestros espacios de aprendizaje, porque la calle se hace insegura, o porque tenemos miedo de habitarla, así también comprendemos que habitándola se vuelve más segura, por ello, muchas de las actividades realizadas son en este lugar, desde la pintada de murales, donde se aprende hasta de las personas que transcurren el lugar, a veces aconsejando o asimismo haciéndonos dar cuenta de lo que sabemos al pedirnos explicaciones sobre algo. También las proyecciones acompañadas del debate ocupan este espacio, el cine “Vicha Vicha” (Mira mira, a manera de mostrar algo curioso) lo denominamos, actividades más allá de los talleres o espacios de aprendizajes, que de alguna forma aportan al conocimiento colectivo. Las discusiones y tertulias son muy enriquecedoras, aportes que no podemos dejar de lado al hablar de nuestras experiencias.

Proyecciones de cine

En ese lugar donde podemos ver tantas situaciones, las actividades nacen de otra manera, además de poner el cuerpo en otra predisposición, alerta de cualquier cosa que pueda ocurrir, es una yapa a los conocimientos compartidos, ya que en muchas ocasiones surgen situaciones que hacen vivir de distinta forma los conocimientos. Permiten las circunstancias que se pueda proponer nuevas actividades, naciendo estas no tan solo de quien llama a la actividad, incluso se da la situación de poder tener aporte de externos, o personas que se suman a la experiencia.

  • La presentación

En un principio, nuestros talleres y espacios de aprendizaje, los comenzábamos con juegos de presentación, o pidiendo que quienes asistimos nos pudiésemos presentar. Con esto nos topamos con que uno quiere mostrar siempre lo mejor de sí para con los demás, la situación deriva en que se deje ver que existen personas que tienen más conocimiento sobre un tema que otras personas, lo mismo juega en contra para algunas personas que sienten una presión por no tener el mismo conocimiento frente a los demás. Por ello, recordamos e implementamos una acción que la pudimos vivir en otro taller, donde las presentaciones de las personas, ya sea en forma de juego o no, se las realizan al finalizar la sesión, esto llevado a la práctica, nos mueve un distinto actuar, ya que todos-as nos sentimos en la misma capacidad de tomar conocimientos de todos-as, además de ver personas más propositivas.

Desde este pequeño acto, sentimos que se puede realizar un acercamiento al aprendizaje, sin taras que gradúan a quienes asistimos.

  • La crianza

Si alguna vez tomaste un curso de teatro seguramente te decían que creas lo que actúas como un niño cree que un palo es un caballo, la niñez siempre es una etapa a la que en algún momento se la toma como ejemplo para encontrar esa sinceridad y ese vivir intensamente sin cuestionar el futuro, es por esa razón que el cuidado de nuestras wawas y su acompañamiento es importante para el sostén de las sociedad y especialmente para la continuidad de la comunidad.

Presentación teatral

En definitiva, la crianza ha sido tomada no exclusiva de la familia sanguínea sino también de esa comunidad que se teje alrededor del niño o de la niña, esa misión en la cual se ve comprometido el profesor, quien asimila todo el potencial de la wawa y le acompaña brindando sus aprendizajes y su experiencia de vida, pues el profesor no está solo para enseñar, si no para aprender y potenciarse con el crecimiento de su estudiante, y en muchos momentos, su maestro.

Ñandereko, un espacio abierto, para que varios-as profesores de distintas escuelas y colectivos artísticos, puedan formar parte de este espacio de crianza comunitaria dónde los y las niñas -al igual que los padres- accedan a un espacio que es consciente de la responsabilidad de la crianza en los tiempos actuales en los cuales es más necesaria el contacto con la persona de manera directa.

Tener la confianza de los padres y de los niños en estos espacios de crecimiento comunitario nos da la posibilidad de seguir fortaleciendo la experiencia de pensar que “otro nuevo mundo es posible, un nuevo mundo con sabiduría ancestral rescatando los saberes y formas en donde la comunidad crecía con la responsabilidad compartida del crecimiento del otro y cualquier falla en la comunidad también era responsable la misma.

En nuestro encuentro con la crianza transitamos por experiencias relacionadas con teatro, muralismo, capoeira, dibujo, pintura, oratoria, defensa personal, títeres, y entre otros talleres de formación y actividades de encuentros. Estas actividades indudablemente se transformaron en espacios que nos permiten relacionarnos con la crianza y con la responsabilidad formativa de aquellos niños y niñas que comparten en nuestro espacio

Hablamos de los espacios, incluso aquellos que no están dentro de la zona física de Ñandereko, sino de los espacios que han sido parte de la concepción del territorio de Ñandereko; es decir, estos espacios de contacto con el territorio en el cual se encontraba Ñandereko desde su creación.

En principio Ñandereko funcionaba en el barrio la Loma y ahora en el barrio 19 de marzo, sin embargo, este primer barrio nos ha acercado al territorio. Hemos tenido la oportunidad de compartir con los niños y niñas con los distintos talleres vacacionales y permanentes, propiciando el contacto con la realidad de este territorio, del cual ellos y ellas fueron parte durante el tiempo del encuentro. 

Conocer el espacio en el que se habita es importante en el desarrollo de la crianza, porque involucramos al individuo con la colectividad con su entorno con su realidad, es decir, si ese de niño o la niña reconoce y se reconoce con su espacio físico y con su comunidad, la relación será mucho más afectiva y responsable en su convivencia. 

Esta primera experiencia territorial en el barrio la Loma nos permitió convivir con una realidad porque nos ha llevado a muchos aprendizajes. Cerca del lugar se encuentra el parque de las Flores un espacio lleno de flores y hermosos lugares con Fuentes y peces dorados, pero que por la realidad de la sociedad ha sido siempre catalogado como un foco rojo, lugar que no Debería ser visto seguro a pesar de la maravilloso que podría ofrecer hasta turísticamente. Aquel lugar fue trabajado por Ñandereko y los colectivos que son parte de él y hemos visto este espacio como un potencial espacio de transformación tanto de la mirada de nosotros-as sobre ese espacio y la transformación del imaginario Social.

Nosotros-as como parte responsables de la crianza de los niños hemos acercado a los-as mismos-as al relacionamiento y valoración del parque de las flores, a partir de los cierres de talleres de distintos tipos y en distintas épocas, donde se realizaban las presentaciones. Este espacio bastante marginado, pero qué evidentemente ha sido pisado por primera vez por muchos de estos niños y padres de familia, incluso que vivía en la zona. Estar ahí significaba romper este imaginario de inseguridad que, en algún momento, también fue visto así por qué era un espacio donde las cholitas migrantes (trabajadoras del hogar) y los soldaditos se encontraban para enamorar.

Quizás abrir esa mirada sobre una sociedad y el acceso libre del espacio público sin espacio para la discriminado permite romper las estructuras programas. Así que la experiencia del parque de las flores y la intervención de los niños y niñas nos abre un espacio de reflexión para mostrar lo que es un territorio habitable en un rico diálogo intercultural, un territorio que permitió realizar varias presentaciones de los mismos niñxs durante su construcción artística, en los distintos talleres o presentaciones de teatro, demostraciones de capoeira, etcétera. Es así donde padres, madres, profesores y niños-as conviven en un espacio lo transforman y dejan una huella para que otros-as puedan habitar y eliminar el anonimato y censura sobre el Parque de las flores.

Hablar de crianza desde Ñandereko y su experiencia en los distintos territorios habitados vuelve a tocar el mismo tema para reflexionar, esta constante lucha contra el anonimato de los territorios en los cuales transitamos que también nos ha acercado al barrio 19 de marzo -barrio que no se conoce usualmente así como lo haría un barrio tradicional de Tarija- El barrio 19 de marzo también se ha convertido en un territorio donde la convivencia con los niños y las niñas que nos permite acercarnos a esta transformación de la zona, este barrio queda entre los barrios que usualmente se ven como zonas peligrosas, focos rojos para la población, incluso  áreas pensadas en el imaginario como muy lejanas, sin embargo hemos visto que esta convivencia con el territorio con los niños y las niñas que llegan al espacio al mismo tiempo que sus padres y madres pueden notar la dinámica de crecimiento poblacional y los distintos accesos que tiene esta zona.

A partir de este espacio Ñandereko territorio cultural nuevamente volvemos a reflexionar y a trabajar con los y las niñas-os sobre la desestructuración de lo que está lejos en los imaginarios de la ciudad y volvemos a plantear que otro mundo es posible y que vivir en un extremo o al otro extremo de la ciudad no nos aleja de las personas ni de los espacios, por el contrario, nos invita a encontrarnos.

En la actualidad, del barrio 19 de marzo se convirtió en el territorio principal de acción de Ñandereko, sin evitar llegar a otros barrios y sectores para poder replicar acciones que nos permiten el contacto y el compromiso con la crianza; alguna vez visitamos otros barrios llevando cine por ejemplo y nos encontramos con niños pequeños que en coordinación con la junta vecinal y con sus padres, madres, los-as niños-as corrían con sus banquitas cerca de la pantalla que había sido puesta o creada con una tela colgada en el muro de uno de los vecinos de la zona, aquellos niños y niñas miraban los cortometrajes realizados especialmente para ellos, en el marco de un festival de cine nacional, cada uno-a de ellos-as tenía la libertad de hablar, de reír, de jugar y de llamar a su amigo, a su vecino, para que puedan venir a ver e incluso de pedir que vuelvan a poner la película que les gustó.

Estos espacios de aprendizaje de diálogo y de construcción sobre estos lazos de convivencia comunitaria son importantes para el desarrollo de la niñez y también para la reflexión trabajo de los adultos. Esos espacios de cine y conversa también nos han llevado a encontrarnos con los-as vecinos-as en el barrio 19 de marzo, de la misma manera con una proyectora y parlantes buscando cerrar la calle para que los-as niños-as puedan ver tranquilamente las películas, se convirtieron en uno de los  espacios de encuentro muy particular ellos-as alrededor del Manzano, quienes de la misma manera llevaba sus banquitas o tomaban las banquitas del espacio de Ñandereko, en pleno invierno corrían para ver aquellos cortometrajes que se proyectaban en la calle, poco usual, fuera de lo común fuera de la estructura.

El cine que se proyecta en el barrio, para muchos de ellos-as no son de acceso usual, este espacio donde los-as niños-as se encuentran con camaradería con sus amigos-as y con una libertad y confianza hacia nosotros-as nos hace sentir mayor responsabilidad por su cuidado, más respeto de su espacio y su curiosidad y con el cuidado también de saber en este momento donde ellos se encuentran ¿Cómo se encuentran? ¿Cómo conviven con sus padres y madres? si tienen permiso, nos permiten ser parte de su día y dejarnos aprender con ellos-as y desaprender con ellos-as. 

Esta búsqueda a partir de las experiencias artísticas culturales de Ñandereko nos ha permitido encontrar distintas formas de relacionamiento, encontrando alternativas para poder generar estos lazos de confianza y de responsabilidad, siendo partícipes de la crianza de los-as niños y niñas. Es importante mencionar que dentro de estos procesos, dónde estamos trabajando continuamente en la mejor manera de desarrollar nuestras capacidades y mejorar también nuestro entorno la transformación social, vemos prudente también la reflexión y el diálogo horizontal con nuestros-as niños niñas donde se les escuche y se les haga partícipes, que encuentren su voz y dejarlos ser.

Este Ñandereko, con nuestra forma de ser, es una construcción y desestructuración de muchas formas preestablecidas en nosotros-as mismos-as como individuos-as y como colectivos que en algún punto nos ha limitado para poder plantear este nuevo mundo posible; sin embargo, a partir de las prácticas artístico-culturales, el encuentro, con la comunidad con los-as niños-as,con los-as jóvenes y con todos-as aquellos-as que han contribuido al trabajo de nuestro territorio, hemos encontrado aquellos pasajes qué nos permiten avanzar en esta alternativa de vida, por ejemplo: reflexionar sobre la existencia de la madre tierra, la madre naturaleza, que no está ausente de nuestra vida y que necesitamos convivir con ella para Vivir de manera armoniosa porque ella es un ser vivo.

Muchas veces nos ausentamos de nuestro entorno y de los Derechos también de aquellos que no tienen voz Es por esa razón que en nuestro andar hemos incluido actividades y experiencias que nos permiten conectarnos con este espacio de vivencia comunal, tal es el caso de la implementación de los huertos de Medicina viva que nos permiten conectarnos tanto como lo ancestral y aquellas costumbres usos de las plantas medicinales dentro de la comunidad, en el espacio nos hemos permitido poder generar con distintos tipos de plantas medicinales accesibles a la comunidad y que han sido también de espacio de intercambio de diálogo y de compartir de los saberes ancestrales de Medicina tradicional anteponiéndose a la medicina convencional qué tantos problemas ha causado a raíz de su comercialización y dificultades de acceso para muchos.

Estas reflexiones también son parte de las contribuciones que se puede hacer para la crianza, dónde no solamente son nuestras ideas, sinos son parte del espacio democrático dónde podemos compartir nuestros saberes y nuestras experiencias tanto con los-as grandes y los-as niños-as, y aprender de manera conjunta para buscar alternativas de vida más justas equitativas para todos y todas.

Entonces, somos parte de esta responsabilidad de la crianza de nuestros niños y niñas, somos parte de su seguridad porque entendemos que a partir de las actividades que realizamos en nuestro espacio, de las distintas habilidades que desarrollamos artísticas en nuestro espacio también Somos responsables de ese aspecto de brindarles valores, seguridad, confianza, desarrollar la autoestima y buscar sus potenciales para que sigan avanzando y sean seres de bien para la sociedad.

Cada espacio que alberga a nuestros niños y niñas debe estar plenamente enfocado en su desarrollo y lo está; un ejemplo de ello es el trabajo con capoeira: en esta experiencia vemos cómo los-as niños-as ingresan a este espacio a generar un diálogo con la música, con la danza y también con las artes marciales, qué son el conjunto de habilidades que se desarrollan durante este espacio, durante esa hora y media de clase los niños mejoran su coordinación, sus habilidades de relacionamiento con el grupo, su confianza en sí mismos-as y al ver cuánto pueden hacer con el cuerpo a partir de las distintas técnicas, Cómo generar su canto su voz,  incluso habilidades con otro idioma, entonces es real qué desarrollamos la confianza y el autoestima y es real que a partir de esta sensibilidad con el arte podemos cambiar la forma de ver las cosas.

De la misma manera pasa con experiencias como las de teatro, en su momento la profesora podría haber pensado que lo primordial en una clase de teatro era que ellos aprendiera a actuar técnicas teatrales, que les permite interpretar personajes diversos; sin embargo, la realidad es que hay una exigencia mayor en el encuentro teatral qué es el trabajo grupal, el trabajo con la comunidad y el cómo yo me relaciono con mi compañero, con mi compañera, cómo yo respeto su espacio y también potenciar sus habilidades; es decir, entender el cómo soy parte de su ganancia cuando ella gana también. La clase más allá de la técnica, más allá de una presentación o una demostración artística, el objetivo es el proceso.

En ese sentido, es importante también hablar de un tema que va dirigido particularmente acerca de la responsabilidad que tiene el artista-profesor-facilitador en su trabajo con la crianza, así como el arte que desarrolla el facilitador puede dar muchas potencialidades y desarrollar habilidades en los niños y las niñas. Hay una enorme responsabilidad de ellos-as con los-as infantes, con sus pares compañeros artistas y demás porque porque al generarse estos espacios culturales y artísticos que propician una confianza indudable del estudiante con su profesor-a, este último aparece con la figura de la diversión, de aprendizaje, del espacio donde mis y las emociones de los-as estudiantes son expuestas ante el grupo y ante el profesor entonces esa confianza también debe ser retribuida por el profesor-a.

Estos espacios artísticos culturales son de convivencia y de hermanamiento; en este sentido, la seguridad, la entrega del profesor-a es mucho mayor que en otros espacios usuales de la educación o de la formación. Entonces es el profesor-a quién podrá verse como aquel personaje intachable en su búsqueda de la transformación social y a su vez buscar la manera de ser reconocido o reconocida como alguien prescindible o dicho de otra manera no ser endiosado. 

En estos espacios de comunión donde Ñandereko territorio cultural nos brinda la posibilidad de reflexionar acerca del rol protagónico de los-as actores y gestores culturales en la educación y la formación en esa diálogo constante de las experiencias que son transformadores de nuevos mundos posibles; por ejemplo hablar de la madre tierra, también es hablar del cuidado del medio ambiente, del uso adecuado de los residuos o incluso el evitar el manejo de elementos desechables que solamente contaminan. Experiencias que son replicadas por cada uno-a de los participantes cuando estos son transmitidos en la colectividad, es entonces dónde aquellos aprendizajes nuevos son en beneficio de la comunidad, será replicados por los-as estudiantes por los niños y las niñas que comparten esta experiencia y conviven con ellos-as de la misma manera ellos-as irán replicando.

Estos espacios y estas acciones con sus compañeros-as o familiares son acciones que sin duda alguna darán más posibilidad de encontrar este nuevo mundo posible. Crecer de la mano de estos espacios de relacionamiento con los niños y las niñas es una contribución muy grande para las artes y las culturas y en cada una de las acciones que realizamos en los espacios de encuentros artísticos, siempre los-as niños-as se encuentran cercanos a la curiosidad que permite que nosotros conectemos con ellos-as, además podemos ver esta relación con actividades como el encuentro Cospachau, donde, los-as niños-as al ver estos muros pintados con tantos colores por artistas que llegan de distintos lugares y comparten su arte y hacen que estos-as niños-as que en principio solamente eran veedores del hecho artístico ahora sean parte de la acción porque muchos de ellos-as que  intervienen los muros y aprenden preguntan, forman parte y no necesitamos insistir en eso porque la apertura al aprendizaje y la curiosidad les ayuda a que puedan acercarse a estas expresiones que permiten mirar la vida de maneras distintas a lo cotidiano.