LA CH’ALLA DEL AGUA EN LA COMUNIDAD DE TOKE POCURO: RECIPROCIDAD PARA LA VIDA Por: Mario Rodríguez Ibáñez

La comunidad de Toke Pocuro, municipio de Santiago de Huata, en la ribera del Lago Titikaka, cuenta con dos tanques de agua que distribuyen el agua a las distintas familias de la misma. Esos dos tanques situados en las alturas de los dos extremos de la comunidad, reciben el agua que es bombeada desde la pampa, donde están las fuentes de agua, próxima a la Qutamama –el lago sagrado del Titikaka-. Ese sistema de agua es el que garantiza que las familias puedan abastecerse de agua saludable y fresca, sistema que es administrado por el Comité de Agua de la comunidad, tarea que es ejercida por las familias que habitan este territorio de manera rotativa.

 

La naturaleza brinda este acceso al agua para la comunidad y el lago Titikaka, como ya mencionamos en otro artículo, es responsable de la humedad que sirve para la regeneración de la vida en el altiplano central boliviano y el sur peruano, donde viven más de tres millones de seres humanos. Ese don de la vida tiene que ser cuidado con respeto y cariño para que siga sus propios ciclos regenerativos posibilitando que la vida siga brotando en abundancia y diversidad.

 

Por eso, en la comunidad de Toke Pocuro, en tiempo de carnaval se homenajea al agua, se le celebra y se le devuelve sus favores, en reciprocidad, a través de los rituales de la ch’alla.

 

 

Es lunes 20 de febrero, lunes de carnaval este 2023. Una parcialidad de la comunidad se va juntando desde las 8 de la mañana en uno de los tanques, la otra parcialidad hace lo mismo en el otro tanque, al mismo tiempo. En el tanque de agua en el que me junto a otros comunarios y comunarias, está hacia el noreste de la comunidad. Nos juntamos de a poco y cuando ya somos un número significativo de personas, se procede a agasajar y engalanar el tanque. Liderados por las autoridades comunales del Comité de Agua, se le ponen serpentinas, globos, banderines, confites, mixturas. Los cohetillos son infaltables. Se ch’alla con alcohol y cerveza y comienza la música. El wayru es el instrumento de la comunidad que acompaña toda la época de lluvia y el tiempo de la chacra, el tiempo de la fertilidad, de la abundancia, de lo femenino.

 

Antes se comparte coca para entrar en diálogo comunitario, se conversa, se intercambia. Luego también pasamos compartir cerveza y comienza la música. Cerca al mediodía, cada parcialidad de la comunidad situada en cada tanque de agua, baja serpenteando hacia la pampa, en la ribera del lago sagrado, donde están las fuentes y bombas de agua. Se serpentea, por los kataris, los amarus, las víboras son señales de abundancia, de época de lluvia y de fertilidad. Las cajas resuenan como truenos y llueve alegría y agradecimiento.

 

También se ch’alla las casetas donde están las bombas de agua y se agradece a las familias de la comunidad que cedieron terrenos para su instalación comunitaria.

 

Cada parcialidad se dirige hacia la zona de la sede comunitaria que hace de taypi, de lugar de encuentro y mediación de las parcialidades para su igualación complementaria, no para su homogenización, sino para la reciprocidad redistributiva. Allí se juntan los dos grupos de música que acompañan a cada parcialidad, se baila en rondas y serpenteando. Es la regeneración festiva de la comunidad, el agradecimiento al agua porque nos da vida, es reciprocar con los dones de la naturaleza para que la misma siga siendo benévola y abundante. “Que sea en buena hora, que el agua sea abundante y no falte, sin agua no hay vida” se escucha decir reiteradamente.

 

Se comparte, se hace fiesta, se celebra, se come comunitariamente, se hace vivencia cotidiana de otras maneras de convivir, dónde todo está vivo y merece ser reciprocado, para tejer redes de cuidado y amparo de manera comunitaria, que es la manera de garantizar que la vida siga siendo en abundancia. El tiempo de carnaval anuncia la llegada de las cosechas mayores, poco a poco iremos bailando, serpenteantes por la vida hacia las fiestas de redistribución…