CUERPOS Y RITMOS EN LA ESCUELITA DEL VIVIR BIEN DE WAYNA TAMBO Por: Mario Rodríguez Ibáñez

La expansión dominante colonial y capitalista en nuestros territorios, tuvo desde su constitución una estrategia de desposesión de los territorios y los cuerpos. Las dominaciones se localizan, se ejercen sobre las vidas en territorio, sobre los cuerpos concretas de las personas. Esos cuerpos son territorio, también cuerpos naturaleza, cuerpos/personas de los vientos, las aguas y los alimentos. La desposesión exige una pérdida de soberanía de los cuerpos/persona, de los territorios/pueblos/comunidades. Por eso tampoco hay expansión colonial y capitalista, sin dominación patriarcal. El “adueñamiento” del cuerpo ajeno, del territorio ajeno, es sustancial a los procesos de desposesión y dominación.

Las dominaciones son esa conjunción compleja entre capitalismo, colonialidad, patriarcado y antropocentrismo, y se ejercen desposesionando cuerpos y territorios, enajenándolos, robándoles y sometiendo sus soberanías.

Cuerpo – Territorio, Territorio – Cuerpo son continuidades de experiencias de sometimiento y dominación, al mismo tiempo que de resistencias y reexistencias.

Por ello trabajar sobre re-sentir nuestros cuerpos, experienciar nuestras corporalidades es un acto de resistencia y de reexistencia. Pero son cuerpos vinculares, vinculados y vinculantes. Cuerpos en relación, en convivencia. La soberanía no nos lleva al encierro del individuo, sino a las personas vinculadas, relacionadas, tejidas que se asumen “sujetos de su historia”. Personas en relaciones, personas colectivas, personas comunidad, más allá de solo seres humanos. Comunidad con la naturaleza y sus seres, con la memoria y la ancestralidad, con lo sagrado o ritual cohesionador del grupo. Es decir, cuerpos vinculares que habitan territorios.

Nuestros cuerpos portadores de las dominaciones, de las resistencias, de las reexistencias habitan territorios y conviven en él y con él, con sus personas diversas. Por eso no es posible trabajar o experiencias nuestros cuerpos sino vinculados al territorio. Son una continuidad complementaria.

Esos territorios habitados, esas comunidades que los habitan configuran unos ritmos regenerativos de la vida, unos modos y estilo de convivir, de resistir, de organizarse, de luchar, de transformar. Rehabitan el territorio desde sus contradicciones, con cuerpos que expresan las dominaciones pero que también portan las resistencias y las reexistencias.

Por ello, en la Escuelita del Vivir Bien en Wayna Tambo, con niñas y niños, generamos experiencias corporales, de ritmos convivido, no solo como “productos artísticos”, sino fundamentalmente como procesos de vinculación, relaciones y convivencias comunitarias y territoriales. Aquí un ejemplo de ese trabajo con cuerpos y ritmos.

Cuerpos y ritmo que se complementan con otras acciones que nos relocalizan en los territorios, para reconocerlos, convivirlos y rehabitarlos desde otros modos de vida. Procesos rico y vivenciales de emancipación.