¿QUÉ EFECTO PUEDE TENER EL ARTE Y ESPECIALMENTE LA MÚSICA EN UNA SOCIEDAD?

El arte es el efecto. La consecuencia. ¿De qué? De lo que la sociedad somatiza. Se trata de una relación circular: la sociedad se manifiesta en arte, y el arte devuelve impactos a la sociedad. Y es también un espejo: la sociedad reflejada en el arte; el arte duplicando la sociedad, devolviéndole su imagen que es a su vez espejo que proyecta imagen al espejo del arte, y así, desdoblamientos al infinito. Y el espejo suele jugar en contra: la imagen rechazada, negada, no vista.

Más allá de imágenes, el arte somatiza estados, psíquicos y espirituales, cargas subconscientes, amnesias y ausencias. Es la condición intrínseca de la sociedad, aquella que la sociedad misma no alcanza a controlar. El arte así es una pulsión prerracional, anterior a todas las convenciones sociales de orden y buen comportamiento; es una válvula liberadora que irrumpe y desordena, incomoda, agita, deconstruye y construye.

Y antes que psicoanálisis (¿o tal vez después?) el arte es profecía. Reconfigura el horizonte desplazándolo. Abre nuevos territorios. Engendra seres humanos nuevos, (¿“el hombre nuevo” del Che Guevara, tal vez?) O simplemente planta utopías que nos movilizan hacia un mundo distinto de aquel del que necesitamos huir. El arte como evasión legítima y diáspora de peregrinos por el desierto interior hacia… 

Otros “efectos”: el arte instrumental a las relaciones políticas. Arte-modelo civilizatorio que construye hegemonía de una sociedad sobre otra(s). Herramienta de dominación basada en presunción de superioridad cultural. Arte de predicación (“por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones […]”) Arte que diseca a artes de otros para ocupar su espacio. Arte colonial del tiempo colonizador, pero también arte colonial contemporáneo de los tiempos en curso. Arte-arma.

Consecuencia obvia de tales efectos: el arte descolonizador. El que procura revertir dicha anomalía relacional histórica; el que restituye igualdad en las relaciones de intercambio; el que conecta con la amnesia de donde extrae “objetos perdidos” y los planta, ¡nuevos! a la luz de la consciencia y del tiempo y del espacio: paisaje, urbe, alma.     En cuanto a la música, es hoy en día el lenguaje al que más expuesta está la sociedad. Música que se escucha y que no se escucha pero que igual incide e impacta en el ánimo y el establecimiento de modelos culturales. Por eso la música fluye por todos los canales posibles fuera de las antiguas salas de conciertos. La pregunta es, ¿escogemos la música que consumimos?, o ¿la música nos escoge a nosotros? Esta es una cuestión política, desde luego, y la(s) respuesta(s) lo serán también. ¿Somos mercado?, ¿o somos espíritu en nutrición y crecimiento?

           

¿CUÁL ES SU MOTIVACIÓN PERSONAL PARA TRABAJAR POR UN MUNDO MEJOR?

La motivación personal para trabajar por un mundo mejor es que a 21 siglos de la era cristiana, el mundo no está bien y tiende a estar cada vez peor, al ritmo del “desarrollo” que marca el capital. Entonces debemos construir y ocupar espacios diferentes que marquen pautas de un mundo posible más allá de las reglas de la macroeconomía. Esta es una utopía, lo sé, pero su base no es sólo una cuestión de principios, sino – sobre todo – (casi) la única alternativa de sobrevivencia que nos queda como especie.

Esas “pautas de un mundo posible” se articulan en aspectos básicos de sentido común: distribuir la riqueza equitativamente, consumir lo necesario, desarrollar relaciones interculturales igualitarias donde “el otro” sea una oportunidad, no una amenaza.   

¿CUÁL ES SU VISIÓN DE UN MUNDO MEJOR?

 

¿QUÉ SIGNIFICA DESARROLLO?

En la visión capitalista el desarrollo se define y mide por el crecimiento de la economía, en un proceso sin límites que termina por destruir las propias fuentes de ese crecimiento: las energías no renovables y – consecuentemente – el medio ambiente con afectación al agua, la tierra y el aire. Es un monstruo.

¿CÓMO SE DEFINE EL DESARROLLO?

Es una urgencia construir e implementar otras nociones de “desarrollo” no basadas en el crecimiento de la economía sino en el bienestar de los seres humanos y de su hábitat; hablo de ese paradigma que los pueblos indígenas del altiplano sudamericano denominan “suma qamaña”, o buen vivir, enfocado en las relaciones y no en la acumulación; es decir, la producción funcional a las relaciones y no al revés.

            Suma qamaña se concentra en tres aspectos relacionales: pertenencia, participación y reconocimiento.

La pertenencia es en el SUMA QAMAÑA el fundamento sobre el cual se erige el sentido de ser en esta vida, tanto en su dimensión práctica y funcional como en su trascendencia espiritual.  La pertenencia define al ser en su dualidad persona/comunidad; lo sustenta y lo reclama. Pertenece al colectivo tanto como el colectivo le es propio.

            El “vivir bien” se funda en el reconocimiento de los diferentes, y en su valor para la construcción de un bien abarcador (inclusivo, mayor, integral). La sociedad igualitaria no se comprende como la homogeneización de las partes concurrentes (“todos somos iguales”), sino por la convergencia (reconocimiento) de los distintos en un orden interdependiente.

            Los distintos niveles de la colectividad intervienen en asuntos que afectan a la parcialidad y al conjunto, aportando observación y compromiso. Se participa en los procesos productivos, en el ordenamiento social, en las ritualidades, en la toma de decisiones, etcétera, cada quien desde su especificidad y en complementariedad con su(s) diferente(s).

            La estructura de la comunidad define la función del individuo, así como la participación del individuo define el funcionamiento de la comunidad, en un organismo indivisible. Suma qamaña es, en este sentido, la construcción de un espacio social donde la cualidad VIVIR BIEN es consecuencia de un equilibrio dado entre contribución y beneficio; vale decir, lo que se da y lo que se recibe.

¿CUÁL ES LA CONTRIBUCIÓN DEL ARTE AL DESARROLLO DE UNA SOCIEDAD? ¿DE QUÉ FORMA HACE EL ARTE QUE EL MUNDO SEA MEJOR?

El arte es lo que hagamos de él. No es ajeno a la descomposición del mundo, así como tampoco es ajeno a su recomposición. El arte puede responder tanto a una visión depredadora del desarrollo, como a una visión de desarrollo en construcción. El arte es también un territorio de conflagraciones ideológicas y políticas, y se alinea en una y otra posición dependiendo ello de los propios artistas. El arte no es ni neutral ni inconexo respecto de la sociedad y sus realidades. No es religión. Es arte, un síntoma, una proclama, una trampa, un faro, todo junto.