Las fiestas del carnaval -anata andina- son la celebración del inicio de las cosechas mayores, de abundancia y diversidad de productos que nos da la madre tierra para garantizar nuestro propio ciclo regenerativo. Por ello son celebraciones festivas y alegres, de fertilidad en comunidad. Se acompaña al territorio que nos abastece de comida, por ello es importante transitar con música, bailes, comidas y bebidas ese territorio que nos permitió la abundancia de las cosechas. También es tiempo de despedir las lluvias agradeciendo a las mismas ya que sin ellas la tierra no hubiera fecundado y brotado en los dones de las chacras. Es tiempo de gradecer a la pachamama, reciprocar con ella y brindarles alimentos, dulces, bebidas, adornarla y mostrarle nuestro cariño. Así también damos la bienvenida a los productos de las cosechas, celebramos los nuevos frutos que se incorporan a nuestras familias y que nos permitirán ampliar nuestras relaciones y redes de amparo reciprocando y redistribuyendo hacia la época de la pascua y la fiesta de la cruz, principalmente entre abril y mayo. Por ello también en las ciudades adornamos y agasajamos a nuestras casas que nos cobijan para regenerar nuestra vida, así como ch’allamos y damos la bienvenida a los nuevos objetos, herramientas o artefactos que se incorporan a nuestra familia.
En la Escuelita del Vivir Bien de Wayna Tambo, ese espacio para niñas y niños del barrio, de las familias de caseritas y caseritos de la feria que rodea nuestro espacio en la zona de Villa Dolores en el El Alto y otra gente que viene de más lejos para dejarse criar en comunidad, decidimos este año, que el reinicio de nuestras actividades sea celebrando esta abundancia de la época del carnaval. Nos juntamos algunos de los niños y niñas que participaron de este espacio el año pasado, algunas otras wawas que se incorporarán este año, sus familias y salimos al encuentro de la feria, que es otra manera de celebrar la abundancia de los colores y sabores. Bailamos, compartimos, ch’allamos, celebramos y nos abrazamos. Apenas comenzamos, la escuelita se irá llenando poco a poco y seguro tendremos otros espacios para las celebraciones y el encuentro.
Este año, en la Escuelita del Vivir Bien, vamos a trabajar proyectos territoriales y comunitarios ligados a esas nuestras pertenencias, al agua, a los ciclos regenerativos y festivos, a los alimentos, en medio de aprendizajes contextualizados y significativos de matemáticas o lenguaje, profundizaremos sobre el cuerpo y sus cuidados, desmontando las dominaciones coloniales, patriarcales y de clase que se asientan sobre los mismos, haremos teatro, cuentos, danzas, música y más, tendremos disfrute cultural, talleres complementarios en diferentes campos y tiempos de ritualizar, celebrar y retejer comunidad.
Lindo comenzar en este tiempo de abundancia, que sea un año abundante de brotes de vida, de diversidad, de compartires y abrazos, de reciprocar y redistribuir. Buen momento para arrancar las actividades de la Escuelita este 2022. ¡Jallalla!!!!