Ecuador Comunicado: Ante el incremento represivo al graffiti
La prensa amarillista y pésimos comentarios mal informados que la siguen hacen eco de los sucesos como si de un atentado terrorista se tratase. Mostrando claramente la posición facilona a favor de la clase gobernante, hablando de manera farandulera, superficial, estigmatizante y para nada objetiva. Se centran en el “amedrentamiento” a un par de guardias. Mientras día a día se despliegan cientos de policías para reprimir a los vendedores ambulantes, se les roba, intimida; a los artistas callejeros solo se les deja actuar bajo las condiciones que un carné legitima,;a nosotros los writers se nos encarcela, la policía roba pintura, celulares, se nos detiene, golpea, humilla y “bota” en sitios lejanos -tantas y tantas anécdotas sobre la cobarde represión policial-. De los datos mostrados hay ciertos que nos hacen dudar de su veracidad pues no creemos que los writers que ingresaron hayan estado armados, mientras que poco se habla del repliegue contra ellos debido a tiros (al aire) dados por el resto de guardias. 20 writers supuestamente armados contra 15 guardias que de hecho estaban armados da qué pensar. Estos hechos deben darse y se seguirán dando, en el trole, en buses, en muros, puentes, calles: son la clara muestra de la decadencia cultural de la ciudad.
Se habla de delincuentes, vándalos (¡aplausos!), «malos ciudadanos», la misma descripción hecha por el Alcalde Mauricio Rodas y su séquito Juan Zapata usan y riegan con su ácida y pestilente saliva. Mientras los habitantes, no solo quiteños, comentan de manera despectiva/chismosa, con este tema, olvidan problemas de mayor trascendencia, desde el mismo metro, su sobreprecio, los negociados detrás de este y el resto de despilfarros, robos, lavados de dinero…, que nos ocultan. Las desapariciones, (¿Cuántas fotografías de alguien desaparecido ves a diario?). El hacinamiento, la falta de movilidad (el metro no toma en cuenta sectores de la periferia norte y sur que también son caóticos vehicularmente, entre otras), el alto nivel de contaminación (estamos dentro de las cinco ciudades con mayor índice de contaminación en Latinoamérica), los parques, plazas y calles que son basurales, la ineptitud de los alcaldes y el circo electoral que se viene el próximo año y al que ya alistan sus falsas promesas y rostros hipócritas. Mientras el gobierno debe buscar conejillos de indias para desviar la atención; atenuar la rabia y mal dirigirla a otro sector, al sector popular que le convenga. Qué pasó con el “Fuera Canguil, fuera” que se apaga cada que prenden las luces de fiesta (¿?). Hablemos, discutamos, actuemos ante lo dicho, otro sería el panorama.
Las pataletas de la alcaldía han resultado, ahora las acciones contra el writer se vienen con mayor dureza, desde la legitimación de la represión policial, recompensas totalmente desproporcionadas, las requisas en colegios y el robo de material, hasta el mensaje repudiable ciudadanista de «conservar la ciudad», de agachar la cabeza y obedecer, estigmatizan y fomentan la persecusión a quien se exprese con unos botes de pintura, enraizando la privatización de nuestros (¡nuestros!,) espacios haciendo que defendamos el falso ideal de ciudad. Mientras se coopta, al writer se le quita la fuerza, espontaneidad, rebeldía y corta el mensaje que debe tener el graffiti, a los grafiteros les queda la vía de la legalidad, aceptación y complice de la represión o actuar en contra de esta, trabajar desde la ilegalidad, bombardear la ciudad y el sistema, molestar, incomodar, atacar a los gobernantes, atacar a quienes detentan el poder.
Llamamos a la acción clandestina, a desconocer las leyes burguesas. Porque los ricos roban por doquier, el pobre no puede pintar ni el muro que tiene en frente de él. Seamos los “malos ciudadanos” que critican, actúan, teorizan y atacan la raíz del problema: el Capitalismo/imperialismo que ve a todo como un producto en venta, nuestra ciudad como un producto más. Entonces, o generamos/construimos organización o nos quedamos impávidos. Desde la crítica no cambiamos absolutamente nada, desde la comodidad individual no cambiamos nada. O nos unimos y despertamos o nos despedazan de a poco. El Graffiti debe estar dentro del pueblo, trabajar con él y defender sus intereses. Total apoyo a los compas detenidos el día de ayer, 10 de septiembre, por unos tags en el Centro Histérico de Quito. Un aplauso a quienes se la juegan en la calle, fuera de la legalidad burgués, rayando los espacios que nos arrebatan y a quienes combaten el sistema a diario con botes de pintura, organización y lucha popular.