A QUE JUEGAN LAS WAWAS Por: Carla Barrero Sotez

Cuando somos wawas lo que está en nuestro camino, es lo que utilizamos para jugar, con mis hermanas jugábamos con cajas de la farmacia que recolectábamos cada día, con hojas hacíamos comida en juegos de ollas de barro y de aluminio que mi mama nos compraba en las alasitas, teníamos un tobogán que era un montículo de tierra en el barrio de donde nos deslizábamos en bidones de aceite cortados y bien lavados.

Vienen a mis recuerdos esos momentos tan alegres cuando veo hoy en medio de tanta virtualidad, tanta tecnología los juegos que han cambiado, vemos en el micro a pequeños bebes viendo celular, mi hija no quiere entrar a clases del kínder porque dice que es aburrido, pero si quiere entrar a ver videos y algunos juegos en el celular, muchos niños y niñas han dejado los colores y las hojas para pintar en jumboard en la Tablet.

En medio del uso de dispositivos que se ven interesantes para jugar, en el barrio alto villar las niñas y niños dejan la virtualidad de lado porque no cuentan con los megas para jugar tanto o porque no tienen celulares, esta es con seguridad la realidad de muchas niñas y niños en el mundo entero, pero no todo tiene que ser virtual por eso quiero compartirles algunos de los juegos más cotidianos en el barrio como el juego con trompos. Vemos  a gran parte de los niños en su mayoría jugando con trompos, de diversos colores, de diferentes materiales de plástico y de madera. Manuel de 10 años describe a este juego como “un juego para los niños, un juego que sus hermanos más grandes le enseñaron, sino no podría jugar”.

En el caso de las niñas, ellas juegan todo,  la quemada,  fútbol, la tula, el gato y el ratón, muñecas, coches, rondas y más sin distinción, hay algo que resalta y es que los roles se pierden cuando se trata de jugar y todos juegan igual y lo mismo.

Se encuentran en algunos lugares unas construcciones  que llaman la atención desde el juego con los recursos de la realidad, piedras, barro, agüita, pedazos de juguetes rotos, juguetes que llegaron a las manos de las wawas desde algún lugar que no recuerdan, en estas construcciones Eloy de 10 años de edad nos cuenta que elementos encuentra “Una tienda animales, camas, puerta, un perro vigilante, el dinosaurio es del Manuel”.

Y es que cuando eres wawa para jugar se usa la imaginación, el contexto y lo que se tenga en el camino, además que los juegos se traspasan de generación en generación de abuelas, abuelos, madres, padres, hermanas, hermanos, primas y primos y más.