El 20 de diciembre del 2020 nos juntamos poco más de 20 personas en Pankarani, Coroico. Gente de la música, amistades, personas cercanas y, por supuesto, quien compartieron la vida con Carlos López. Fue un homenaje al año de la partida de este notable compositor y cantor boliviano nacido en 1.949.
Recuerdo dos imágenes de hace muchos años. Unos discos en casa. Mi hermano mayor había logrado comprar con sus primeros salarios una “radiola” y era un descubriendo familiar el poder escuchar la música más allá de la radio o los casetes. Había un disco con esta tapa:
Era el primer disco de larga duración de Savia Nueva, aparecido el año 1.977, en plena dictadura banzerista. Carlos López había dado nacimiento a esta iconográfica agrupación de la resistencia a las dictaduras en 1.973 junto a Gerardo Arias y en este disco que les cuento, ya Savia Nueva estaba conformada por Carlo y los hermanos Junaro, César y Jaime. Esas canciones me acompañaron en el paso de mi infancia a la adolescencia, con ellas también me fui “politizando” y asumiendo que había que “derrocar” a la dictadura.
Un día uno de mis hermanos mayores, con sus amigos me “llevaron” a un concierto. Esa es la segunda imagen. El concierto fue en el paraninfo de la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz. Savia Nueva en vivo. Creo que fue el año de 1.982, cuando las dictaduras se caían y pasábamos de gobiernos militares de transición antes del retorno a la democracia, por eso ya se podían hacer este tipo de conciertos. Ya esos años podía salir a las marchas y ya tenía unos años de escuchar a Savia Nueva en mi casa. Todavía en el colegio, pero los amigos de mi hermano ya universitarios. El paraninfo estaba que rebalsaba. Vinieron las canciones que ya conocía, el trance colectivo de sentirse comunidad y cómplices de unos mismos sentidos, la gente entonando a voz en cuello como señalando su compromiso hasta “las últimas consecuencias”. Ahí, en ese concierto, hice un poco esa conexión entre los sentidos y sentidos personales y la comprensión que eso es parte de nosotros colectivo que, si se articula, se convierte en potencia colectiva capaz de transformar el mundo. Sentí alguito de eso de “sujeto colectivo” o “sujeto popular”. Salimos del concierto ya entrada la noche, con los temores de que si los milicos estarían cerca y si no venían a detener gente. También la incertidumbre porque vivíamos en El Alto y en esos años el tema de transporte era muchísimo más complicado que hoy en día a esas horas. Sentí el miedo colectivo que se mezclaba con el frío de siempre en La Paz. Pero la gente, saliendo de ese abarrotado concierto se puso a entonar como un gran coro colectivo una de las consignas de la época: “Viva la U, viva la U, viva la Universidad. Muera la bo…, muera la bo…, muera la bota militar”. El miedo se disipó y la gente se iba en pequeños grupos entre las canciones de Savia Nueva y la dignidad de pueblo.
Muchos años después, ya en el siglo XXI, me llegó, no recuerdo por qué vía, el primer disco de Carlos López “Canto Vital”. Reencontrarme con él a través de su música fue un redescubrir. Si bien él había iniciado Savia Nueva, el repertorio del grupo no contenía composiciones de Carlos, es más solo cuando Carlo ya no era parte del grupo se incorporó en un disco un tema suyo “El grito de la tierra”. Me llamó la atención del disco dos cosas. La primera, es una época en que los escenarios se llenaban de excesos –la sola voz y la guitarra parecían de otra época en el canto popular o lxs trovadorxs y se daba paso a los grupos de acompañamiento con mayores requerimientos técnicos de sonido y grabación-, Carlos optaba por la sencillez de decir con su voz y su guitarra, simple pero profundo. Lo segundo, el reconocer que durante muchos años nos habíamos perdido de un excelente compositor y un poeta profundo. “Déjate querer”, “La maravilla”, “Canto Vital”, “El sol de tu ventana”, “El grito de la tierra” o “El peregrino” pasaron a ser parte del repertorio al cual volver siempre, pasen los años que pasen.
Así que cuando me invitaron a estar en Pankarani el 20 de diciembre pasado para ese sentido y hermoso homenaje, fui contento a tomarme una bocanada de aire y dignidades. Unos meses antes de su fallecimiento a instancias de nuestra querida amiga Cinthia hablé con Carlos para hacer un nuevo especial musicial para nuestras radios, me dijo que, con gusto, pero que nos tomemos un tiempito. Que estaba retomando los conciertos y la difusión de sus nuevos 3 discos salidos entre el año 2.016 y 2.018, que lo hagamos a inicios del 2.020, que estaría más tranquilo. Ya no llegamos, se fue nomás ese 20 diciembre del 2.019.
Por eso hoy, queremos compartirles dos cosas lindas en homenaje a Carlos López. El especial musical que le hicimos este enero, 5 capítulos que recogen además fragmentos de otro especial que hicimos en Wayna Tambo con Carlos López, hace ya como 15 años, con una entrevista que le hicieron Isaac Rivera y Fernando Hurtado por entonces, y fragmentos de un concierto en vivo en Wayna Tambo del año 2.003.
Avance del Especial de CARLOS LÓPEZ
Te dejamos los 5 Capítulos del Especial Musical Dedicado a Carlos López:
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Y los tres primeros escritos del CANCIONARIO (volumen 1) de Carlos López, que se presentó en ese homenaje en Pankarani. Los textos de Juan Carlos Cordero, el artífice del mismo, de su pareja de estos últimos años dichosos de Carlos, Lydie, y la semblanza que escribió Carlos Zárate. Que disfruten toda esta ofrenda en tributo a Carlos y su herencia. ¡Que sea un canto vital!
CANCIONARIO: PRESENTACIÓN
Juan Carlos Cordero
El presente volumen inicia una serie de publicaciones, con el rótulo de “Cancionarios” que harán referencia al trabajo musical y poético del trovador boliviano CARLOS EUGENIO LÓPEZ ARAUJO.
Un día, mientras caminábamos por las calles de La Paz, Carlos reflexionaba sobre una invitación que le habían hecho para producir un Poemario de su trabajo. De repente se para bruscamente y dice, -será bueno hacer “CANCIONARIOS”.
El no concebía su trabajo poético lejos del musical. Sus poemas eran canciones y sus melodías poesía. Comencé a ver a alguien que tenía integrada toda su vida, su arte era comprometido con su vida, sus letras reflejaban su vivencia, los sufrimientos del pueblo le afectaban tremendamente, y sus ojos escudriñaban mucho más allá de lo que la mayoría de nosotros podían ver, el era un verdadero trovador. Me animé tímidamente a sugerir que, si iba a ser un Cancionario, este debía incorporar las partituras de las melodías. Me miró de una forma que hasta hoy lo tengo muy vivido. Una mirada que denotaba incredulidad, un sueño lejano, o simplemente quería saber si yo hablaba en serio. Lo cierto es que ese día sellamos el compromiso de llevar a cabo ese proyecto, con los poemas, las canciones y las partituras.
Su partida temprana dejó trunco sus deseos de promover el arte trovadoresco y comprometido de Bolivia, principalmente en la juventud.
El mejor homenaje que uno puede hacer es contribuir a la difusión de su trabajo trovadoresco, su compromiso social y cultural. Y heme aquí, no muy letrado en lo que a escritura musical se refiere, pero urgido de que la memoria no deje en el olvido a nuestro querido y viejo trovador, como solía presentarse. Vuela alto Carlitos, tu memoria, tu canto urgente, guerrero y vital, seguirá su fuero tal cual lo comprometimos esa vez.
Hemos propuesto la creación del MOVIMIENTO CANTO VITAL con el objetivo de hacer conocer la obra de Carlos López a través de la producción de Cancionarios, publicaciones, difusión de sus grabaciones, encuentros musicales y la recopilación de trabajos en los cuales el aporte de este cantautor ha sido notable, además de llamar la atención al repertorio de otros trovadores bolivianos que están plenos de mensajes, vivencias, de sueños que son los que construyen la vida vital.
Esta publicación cuenta con la colaboración de: Carlos Zárate, Ricardo Ballón, Sergio Antezana, Zulma Yugar, Carlos Sibila y José Castro. Muchas gracias a cada uno de ellos por su compromiso y por compartir su vivencia tan amorosamente.
DEDICATORIA
Lydie Wolfer
Conocí a Carlos López el 7 de enero de 2007. Mi vida estaba en la búsqueda de un cambio, un tiempo del que nunca pensé que llegarían a ser los años más felices de mi vida.
Me conquistó la delicadeza, la atención la caballerosidad de una persona que, apenas me conoció, comenzó a llenar mi vida de canciones. Decidí quedarme a vivir en Bolivia.
Comencé a conocer a la persona, que llegaría a compartir mi vida por los siguientes años. Desconocía su pasado, no me interesaba saberlo, pero sé que guardaba sus dolores en silencio, y hacía lo posible por cuidarme, la forma en cómo me protegía, pese a su fragilidad y sensibilidad.
Conocí al trovador, al músico, al compositor, pero también al amigo, al compañero que compartía su vida cotidiana, la charla, la cocina y la amistad que ofrecía a todos de manera desbordante.
En abril de 2012 nos trasladamos a Pankarani, Coroico. Este refugio a los pies del Uchumachi nos regalaron serenidad, tranquilidad y un contacto estrecho con la naturaleza que creo que ayudaron a Carlos a sentir la seguridad y firmeza para volver a sus proyectos musicales y proponer sus canciones en público.
Carlos soñaba con que la gente pueda reflexionar sobre sus letras, las canciones, los mensajes que le imprimía en cada inspiración.
Es mi anhelo el poder cumplir este sueño del trovador, de la persona que continúa acompañando mis momentos, mis sueños, y de quienes tanto lo han querido.
Quisiera poder dedicar este trabajo primero para la mama de Carlos, doña Hortensia , para Gaby, Ronald, sus hijos, para Beatriz y Ana María, sus hermanas, y para quienes han querido tanto a mi Carlitos.
Como decía Carlos, el Canto Vital tiene todavía para mucho.
UNA BREVE SEMBLANZA
Carlos Zárate
Carlos López Araujo nació un 15 de noviembre de 1949 y falleció el 20 de diciembre de 2019, en Cochabamba a vísperas de un concierto que debía ofrecer en el 8B. Fue fundador del grupo Savia Nueva (1973), y junto a Gerardo Arias, hoy integrante de Savia Andina, iniciaron ese proyecto del canto testimonial de comentario social, que terminó con la grabación de un pequeño disco de cuatro canciones. El 1976, López invitó a los hermanos Junaro (César y Jaime) a continuar el proyecto de Savia Nueva. Carlos acompañó a la agrupación aproximadamente hasta 1983, grabando tres discos de larga duración bajo el sello discográfico “Campo” con temas compuestos por César y otros recopilados del canto latinoamericano comprometido con los cambios de la sociedad.
El año 1998, López grabó en Canadá su primer CD como solista bajo el título “Urgente”, interpretando sus propias composiciones plenas de contenido social y dando comienzo a su denominado “Canto vital”.
Los Rebeldes
Los Rebeldes, grupo juvenil de rock formado en la ciudad de Potosí, Bolivia, en 1968 por Eddy Navia (1° guitarra), Gerardo Arias (Teclados, 2° guitarra), Oscar Castro (Batería), Quito Murillo (Bajo) y Carlos López (Voz).
Son considerados uno de los grupos mas trascendentales de la historia de nuestro rock nacional. No solamente por su aporte discográfico, sino mas bien por la historia que sus componentes forjaron a partir de su alejamiento de la nueva ola incursionando en el folclore nacional con Savia Andina y la canción latinoamericana con Savia Nueva.
La savia vital
Los viejos potosinos, aquellos que se acuerdan de todo, mencionan que conocieron al “Lopeco” en su actividad musical a mediados de la década de los 60, aún de colegial, con pelo largo y bigotes, formando parte del dúo (a veces trío) “Amistad” con otro destacado músico potosino, Gerardo Arias. Interpretaban canciones melódicas de profundo contenido social, destacando la entonación de una segunda voz, intensa y profunda; así lo recuerdan sus contemporáneos. Horas cívicas, audiciones radiales y presentaciones esporádicas cobijaron su emotivo repertorio.
Lo cierto es que oficialmente se lanzan al mundo musical el año 1974 bajo el singular denominativo de “Savia Nueva”, pulsando solo guitarras y a dos voces. Un disco con el sello de Discolandia, con cuatro temas recopilados, dan testimonio del estilo trovadoresco que impuso a su propuesta musical. La iniciativa quedó truncada un año después, cuando ambos amigos optaron por sus propios proyectos: Gerardo se fue con Savia Andina y Carlos prosiguió con Savia Nueva.
Indudablemente el proyecto Savia Nueva llegó a su máxima expresión interpretativa y de popularidad con la incorporación de los hermanos Junaro (Jaime en primera instancia y posteriormente César) con quienes, según sus propias palabras, hizo una “época de oro” que alcanzó la década de los 70 e inicios de los 80. En este tiempo pasan a formar parte del movimiento continental de músicos comprometidos en la resistencia popular a las dictaduras y editan tres discos fundamentales: “Deja la vida volar” (1977); “El cóndor vuelve” (1979) y “Paloma quiero contarte” (1980). Fue toda una lección de vida revolucionaria que marcó el estilo artístico de Savia Nueva que, según la percepción de su creador, “recorría desde Cabo de Hornos al Río Bravo, combatiendo las cruentas dictaduras militares y la injusticia social”.
Por entonces, la nueva trova cubana rompía los esquemas tradicionales con su propuesta artística, ideológica y combativa, de la mano de los eximios músicos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. Los versos de Violeta Parra ya inspiraban a los jóvenes cantautores latinoamericanos; Víctor Jara recordaba a Amanda en las insufribles fábricas de Chile, en su cruzada por la justicia social, mientras los chilenos Quilapayún imponían el lema “El pueblo unido jamás será vencido” y sus coterráneos Los Jaivas innovaban el repertorio folclórico latinoamericano.
En Argentina, las protestas contra la dictadura se fortalecían con la elegía “Sobreviviendo”, interpretada a todo pulmón por Víctor Heredia, su autor, en coro con miles de argentinos insatisfechos que transitaban por la colina de la vida coreando su esperanza junto a León Gieco y Mercedes Sosa.
En Bolivia, en los aciagos días de la dictadura militar, la rebeldía se reflejaba en las canciones de Savia Nueva, que irradiaba melodía combativa latinoamericana: del folclore ecuatoriano. Quién no escuchó o cantó a viva voz “El Canelazo”, o el emotivo ritmo peruano “Rosaura Lindaura”; cómo olvidar el poema hecho canción “Deja la vida volar” (Víctor Jara) o “Coplas para la Pascua” del folclore boliviano. “El cantar tiene sentido” con su emotivo ritmo venezolano; cómo olvidar el wayño “Paloma” de César Junaro o “Qué palabras te dijera” de Violeta Parra. Sin duda, el proyecto Savia Nueva, gestado por el “Lopeco” fue un aporte indiscutible a la producción musical social boliviana, aunque luego derivaron por distintos caminos.
“Nosotros éramos parte de las barricadas defendiendo la democracia en los tiempos de las dictaduras militares y ahí estábamos en todas las barricadas a las cuales nos convocaban y los teatros estaban colmados porque la conciencia de los jóvenes por entonces era plena”. (Carlos López)
Canto vital
Pasaron los oscuros días de la dictadura hasta el advenimiento de la democracia (1982) y recordamos que Carlos López se alejó de Savia Nueva (1983), dejó el país y asumió la determinación de seguir su carrera musical en solitario, mientras que los hermanos Junaro asumieron el nombre del proyecto para seguir con el mismo sin su creador.
La primera propuesta como solista tiene el sello de Urgente y el título de su producción es “Canto Vital” (2000), en cuya presentación el poeta Ricardo Ballón sintetiza el carácter y sentimiento del autor: “Carlos López tiene en su alma música y en su palabra poesía, empuña su guitarra para luchar por una nueva armonía, donde el pan y el canto sean lo nuestro de cada día”.
La producción, grabada en vivo en Quebec (Canadá), cuenta con 12 temas de su autoría y el central, del mismo nombre, reflexiona: “La vida es una canción para el corazón libre/ y aunque esto no te sirva te lo voy a decir/ a la vida hay que cantarle cada día al despertar/ dispuestos para el vuelo matinal/ y en bandolera el amor cargarán/ de su trinchera el corazón saldrá”. Esta primera estrofa refleja el ideal de su propuesta, que de ser una canción estrictamente contestataria, asume un tinte humanista, solidario y cotidiano y se atrinchera en los sentimientos a flor de piel, la esperanza y los sueños de un hombre nuevo.
CARLOS LÓPEZ, el gestor
Maestro de Filosofía que no ejerció de manera permanente; el arte y la música pudieron más. En su devenir artístico formó parte de la tradicional orquesta “Música de Maestros”, donde puso en evidencia su apreciada voz.
Además de su dedicación exclusiva a la creación musical, también fue gestor de una serie de iniciativas que de igual modo dejaron entrever su compromiso militante con la cultura. En Sucre lo recuerdan por su valiosa participación en la implementación del Festival Internacional de la Cultura (FIC), que al finalizar del siglo pasado se implementó como política de Estado para su realización tanto en la capital como en Potosí, simultáneamente. Su buen trato, fuerte personalidad y compromiso siempre le valieron buenos resultados.
El año 2000 fue director ejecutivo del FIC en Potosí, donde tuvo la oportunidad de poner en práctica toda su experiencia como gestor cultural, dando resultados positivos en toda la programación. Esa vez el FIC se denominó “A Cielo Abierto” y se destacó la apertura de los templos para la difusión de música sinfónica sacra; el encuentro de ayllus en proceso de pacificación, mostrando la variedad indiscutible que tiene el departamento de Potosí en el campo de la etnomusicología, fue otro número destacado.
La democracia
Si bien fue un conocido trovador en busca de justicia y democracia, pocos conocen de su paso como funcionario de Educación Ciudadana en la Corte Electoral de Potosí en los momentos más destacados en la consolidación de esta forma de gobierno, oportunidad en la que se destacó en la difusión de los valores democráticos.
En las ciudades intermedias de Llallagua, Uncía, Tupiza, Uyuni y Villazón, su presencia generaba todo un acontecimiento festivo en los talleres de capacitación destinados a los notarios y jurados electorales. Estas actividades se organizaban anunciando la actuación de Carlos López, recordando a Savia Nueva, lo cual generaba asistencia masiva de la población en general. Participó en la filmación de mensajes alusivos a la democracia y compuso dos temas a propósito.
Será algún biógrafo de oficio, o alguien de su familia, quien pueda detallar los datos específicos del cantautor potosino. Solo nos permitimos recordar que nació un 15 de noviembre de 1949 y murió el 20 de diciembre de 2019 en Cochabamba; tuvo dos hijos; fue un gran compañero y sincero amigo.
Honrando su memoria, solo nos permitimos reflejar algunos apuntes de su amplia trayectoria y dejar en evidencia su destacado aporte cultural en su paso por esta vida. Así lo recordarán la mayoría de los músicos y artistas que fueron sus amigos y lamentaron profundamente su partida.