LA MASACRE DEL VALLE (COCHABAMBA, ENERO, 1974) Por: Andrés Machaca-Mimo de Cartón

Algunas de las medidas económicas más controversiales de Hugo Bánzer Suárez (Presidente de Bolivia entre 1971 y 1978 por medio de un Golpe de Estado) fueron decretadas el 20 de enero de 1974. Esa tarde se ordenó la alza de precios en más de un 100% en productos como el azúcar, arroz, harina, fideos y café. Los campesinos del occidente y de los valles, al no producirlos en sus zonas, se veían obligados a comprarlos, pero los decretos les prohibían que suban los precios de sus productos. A esto hay que sumarle que dicho decreto no pudo llegar en peor momento; a finales de enero, para el campesinado, los productos de la anterior cosecha ya se han acabado y aún no tienen los productos de la nueva y, aunque los tuvieran, con las nuevas medidas económicas adoptadas por el Dictador, sus cosechas no valían prácticamente nada.
Entonces comenzaron las protestas, primero en el sector de Quillacollo, luego un bloqueo de la carretera a Santa Cruz (ahora antigua carretera) se extendía por más de 100 kilómetros y en Sacaba bloqueaban la carretera hacia el Chapare. Si bien las provincias cochabambinas mantenían duras diferencias y constantes conflictos entre sí se vieron más unidas que nunca para enfrentar este decreto. El Gobierno emitió falsos pronunciados de los sindicatos con tal de dividir al campesinado y día que pasaba la situación se le escapaba de las manos.
El bloqueo era contundente.
«Warapu de chicha fría brindada por la bandera,
virgen de la rebeldía bloqueando la carretera.
La wallunka de la huelga se mece por el paisaje,
cruza de Tolata a Melga, vuelve de Cliza a Carcaje.
Cuando un chiwancu se para en la paz de una retama,
un cazador le dispara solo por hacerse fama.
Ay, angustia contenida, apacheta del desvelo,
queja de jurkuta herida sin poder levantar vuelo». (*)
Casi una década atrás el también dictador René Barrientos había sellado o el Pacto militar – Campesino, y con esto ahogaba cualquier tipo de protesta, pero aun con el pacto vigente una columna de militares del Regimiento Tarapacá fue trasladado a Cochabamba con el pretexto que era una acción aislada al conflicto y que Cochabamba, al ser el centro del país, es un lugar estratégico para que las Fuerzas Armadas se pudieran trasladar rápidamente a las fronteras.
Una semana después el Presidente dictó Estado de Sitio y no descartó nombrar a Cochabamba como Zona Militar.
El 30 de enero se produjo una reunión entre los campesinos y el General encargado del conflicto, llegaron al acuerdo que el Presidente llegaría al kilómetro 45 y automáticamente se levantarían los bloqueos, como acuerdo verbal queda que las Fuerzas Armadas no reprimirían, estas resoluciones fueron bien tomadas por los manifestantes y la tensión bajó considerablemente, incluso se tomó como una inminente victoria y hubo un clima de triunfo.
Esa misma tarde allá en el kilómetro 45 se esperaba la llegada del Presidente como se había quedado pero a esa misma hora 6 tanques de guerra y 8 camiones abarrotados de militares dispuestos al ataque ingresaron hasta Tolata y Epizana. El Presidente había ordenado la intervención sin la menor intención de hacerse presente en el lugar.
Dispararon.
La Masacre del Valle está escrita en las hojas de la historia con sangre, con mucha sangre.
«Martes de la mala suerte, la injusticia es un oasis,
¿a quién reclamar la muerte de 200 llajtamasis?
Waway waway nillahuanqui, Santa Velacruz tatala,
y el imperialismo yanqui ordena meternos bala.
No quiero la paz del sauce ni el silencio de la ulala,
ahora soy río sin cauce, Santavela Cruz tatala.
No habrá injusticia que crezca ni el olvido tendrá abono,
la sangre se agita fresca en el ppuñu de mi encono.
Minka del valor remoto, unión lograda a destajo,
ahora que el Pacto está roto, ¡atipasúnchej, carajo!”. (*)
A 47 años de esto, prohibido olvidar.
* Versos de «Doce coplas sumergidas» de Jorge Mansilla (Coco Manto)
Fotografía: Rafael Balderrama.
Fuente: https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=3678234365546374&id=100000795405450