Transitando el mes de Agosto, volvemos a celebrar, una vez más, el encuentro con nuestra “Pachamama”, lleno de sentimiento y expresión muy profunda de nuestros pueblos andinos hacia la misma. Este momento histórico de pandemia y de aislamiento es una oportunidad para reflexionar y compartir que significa para nuestros pueblos este acontecimiento.
Es tiempo de Challadas, Corpachadas, de dar de comer a la Pacha, expresiones que
nuestros pueblos manifiestan en este mes de Agosto, pero qué es ¿Challada, Corpachar,
o dar de comer a la Pacha? Cuando preguntamos a nuestros mayores, nos
responden: es nuestra costumbre, o cuando estamos en nuestras Corpachadas se disculpan como pidiendo permiso: “según nuestras costumbres, permiso». Entonces ¿qué
es esto de la costumbre? En el quechua tenemos yachasca o «tener costumbre». En el
aymara, sara o sarawi, “costumbre o modo de vivir”; también thakhi, “costumbres
establecidas por toda la comunidad”, “camino”. De aquí que “costumbre” relaciona a los
diversos caminos que vamos recorriendo en los diferentes momentos de nuestra existencia. Para los andinos “todo es camino”, el nacer, el educarse, el hablar, el crear. Es un camino que siempre es colectivo (de un nosotros inclusivo -o todos- y exclusivo –sólo nuestra familia o comunidad).(1)
Nuestros mayores, no nos dan una explicación conceptual si no que nos muestran en el hacer, en la práctica y allí se resume todo el sentir y hacer.
En este caminar y dándole continuidad al ciclo iniciado en nuestro Inti Raymi, nuestros pueblos en conexión con la tierra (Hallpa) se van relacionando y haciendo práctica lo que indica nuestro calendario Andino (Mara-Wata). En este mes de Agosto,nuestra Pachamama se va despertando después de haber descansado en los meses de Abril, Mayo y Junio. Agosto es el mes de la siembra; pero sobre todo el mes del viento y el frío y nuestra Pachamama está más sedienta y hambrienta, por ello hay que
alimentarla.
Agosto dicen nuestros mayores, es el mes del Lakan Paxi (mes de la boca) donde la Pachamama abre su boca para recibir nuestras ofrendas, y a la vez vamos cumpliendo nuestro principio andino de reciprocidad, nuestro “AYNI”, agradecemos las bondades que nuestra Pachamama nos propició, como los productos sembrados, compartidos en nuestras comunidades. Por eso le ofrecemos de forma recíproca, nuestra tijtincha, mazorcas (maíz), habas, papa, quinua y carne que habitualmente se consume.
Este relacionarse es la manifestación profunda de nuestra espiritualidad donde se manifiesta el vínculo con nuestra Pachamama, esta conexión es lo que los abuelos nos han trasmitido como la “Corpachada”, que deriva de nuestra lengua runasimi (quechua) Korpa designa el hospedaje, un lugar de albergue y el verbo Korpa-char (korpachakuy), hace referencia a la acción de albergar. Nuestra Pachamama alberga, comparte nuestras
ofrendas con nosotros de una manera recíproca es el “Ayni”.
Cada familia, Comunidad tiene su modo de Corpachar, es muy diverso pero siempre manteniendo la esencia de conectarse con nuestra Pachamama.
En estos últimos tiempos este encuentro con nuestra Pachamama, en muchas ocasiones se fue deformando, manifestándose masivamente, como un acontecimiento exótico, consumista, estático y de esa manera se fue folklorizando. Como lo indígena se puso de moda, también los gobiernos e instituciones la mayoría no Kolla indígena, se fueron apropiando de esta expresión de una manera demagógica y grotesca. Pero el sentir y hacer de nuestros pueblos no se reduce a ser meros preservadores o repetidores de tradiciones de nuestros mayores, al mismo tiempo que damos valor a lo ancestral vamos reinterpretando, reformulando, transformando la vida presente, esta re-creación es la
innovación de nuevos proyectos de vida en la familia, en nuestros Ayllus (comunidad).
En el presente, en este Agosto nos encontramos cercados por la pandemia del
covid19, que es la resultante de la explotación voraz hacia nuestra Pachamama, resumido
en un sistema mercantilista consumista que destruye nuestra Pacha y que constituye
una amenaza fenomenal para el equilibrio de la misma dando el surgimiento de
enfermedades como el covid19.
Por eso este Agosto en este encuentro profundo de diálogo, de expresar nuestra reciprocidad a través de nuestras ofrendas, también es un deber el comprometernos con nuestra Pachamama, el de cuidarla, defenderla y volver al equilibrio no de una forma romántica, sino la de fortalecer nuestra espiritualidad nuestra conexión profunda con la totalidad del Pacha. Es necesario poner en juego nuestras experiencias, saberes, conjuntamente con nuestras prácticas cotidianas por allí olvidadas como la minka (Trabajo comunitario), el Ayni (el intercambio recíproco de servicios), el trueque y volver a fortalecer nuestras organizaciones para afrontar esta crisis coyuntural y lo que se viene.
Tenemos grandes desafíos por eso nuestras “Corpachadas”, challadas no solo comprenden lo festivo sino el renovar y recrear nuestro estar siendo en nuestra Pacha. Este presente crítico es tiempo de asumir un mayor compromiso de defender nuestros territorios, reafirmar nuestra memoria histórica de luchas y derechos conquistados, descolonizarnos, recrear
nuestro Allin Kawsay (buen vivir). Todo esto desde un pensamiento andino estratégico con audacia, con política indianista superando los sistemas extractivistas desarrollistas denigrantes de la humanidad, en un proceso de liberación de nuestro Pueblo Nación Kolla y de todos los Pueblos Naciones Originarias.
Wayra Enrique Gonzalez (Activista de la Kawsa Kolla)
1- Mario Vilca “ Pachacuti o el boltearse la tierra”, Antiguos modos de habitar el mundo, Instituto Kusch ediunju , “Metafísicas de la costumbre”
Fotografías: Guille Tito, Wayra Gonzalez.
Fuente: https://www.facebook.com/BibliotecaAndina/photos/pcb.3321168251276252/3321168057942938/?type=3&theater