El consumo de arcillas comestibles en humanos se inició hace más de 500 años y probablemente estuvo relacionado con la domesticación de las papas nativas, ellas contienen glucoalcaloides (solaninas) que irritan el tubo digestivo en humanos y animales. En la región de la provincia Camacho , las personas del altiplano y aprendieron con la experiencia que sus problemas gastrointestinales podían aliviarse con el consumo de arcillas.
En el altiplano peruano – boliviano existen varios yacimientos de arcillas comestibles. Los principales están ubicados en Ácora, Asillo, Azángaro y Tiquillaca en Perú, Achocalla, Mocomoco provincia Camacho y Oruro en Bolivia. Estas arcillas están compuestas principalmente por minerales como la montmorillonita, caolinita, illita y cuarzo.
Con la purificación de estas arcillas se eliminan impurezas y partículas no deseables, mejorando sus propiedades de atrapar sustancias tóxicas polares presentes en algunos alimentos, estabilizan la acidez gástrica y protegen la mucosa gastrointestinal en animales.
En la actualidad estas arcillas son consumidas por los pobladores rurales con frecuencia al finalizar la etapa de cosecha de papas. Mientras que las principales arcillas naturales se comercializan en los yacimientos, en las ferias sabatinas o dominicales y en los mercados informales de algunas ciudades.
En el altiplano peruano – boliviano las arcillas comestibles son llamadas de muchas maneras, en la lengua Quechua se conoce como ch’aqo, ch’aqu, chaco, ch’ako, ch’aquo, chhacco, ch’akko o chachakko, mientras que en la lengua Aymara se denominan p’asa, pasa, passa, pahsa, p’asalla o phasalla.
La arcilla cha´ko tiene muchas propiedades favorables para el hombre y los animales, adsorbe toxinas que existen en algunos alimentos, reduce la acidéz gástrica, protege la mucosa gastrointestinal, mejora el aprovechamiento del alimento y disminuye los efectos nocivos de la diarrea.
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