Crisis económica en Venezuela, ¿Cómo resuelven lxs pobres?

“Crisis económica en Venezuela: ¿Cómo resuelven lxs pobres?”

Entrevista a lxs investigadorxs Mariana García – Hernán Vargas

Mariana García: politóloga, militante del Movimiento Feminista e investigadora en diversas areas del feminismo;

Hernán Vargas: militante del Movimiento Urbano Popular en Venezuela, con experiencia en la organización y planificación comunal.

Esta entrevista es muestra de una investigación realizada por ellos junto a Edith Pineda Arvelo: socióloga y vinculada con procesos de organización territorial en contextos urbanos y rurales.

por Tatuy Tv*

¿Qué motive la investigación? ¿Por qué una investigación de Economía Popular? La reproducción social de la vida

La reproducción social, digamos, en términos marxistas es la idea de lo que tienes que garantizarle a la fuerza de trabajo para que se pueda reproducir y pueda garantizar la producción de mercancías, digamos en un enfoque marxista. Nosotros nos hemos planteado un poco tomar de las ideas del feminismo, que plantean que no sólo tiene que ver con cómo tu reproduces la fuerza de trabajo sino como garantizas la reproducción de todas las condiciones para la vida en general, lo biológico, lo psicológico, lo sentimental, lo afectivo, todos los aspectos de la vida. Pero nosotros nos centramos en cómo materialmente se accede a eso.

La resolución de la materialidad en el barrio

Nosotros entendemos la crisis venezolana como una crisis donde tienes una ofensiva imperialista contra el país que apunta a generar desabastecimiento, que apunta a presionar con lo que Estados Unidos tiene fuerza; que es el control de la divisa, del dólar, devaluando muchísimo la moneda, generando que se disparen los precios, que haya desabastecimiento en algunos rubros. Y eso es una ofensiva que opera sobre los límites de la matriz rentista venezolana, es decir, sobre la dependencia del modelo capitalista venezolano, de la posibilidad de tener cambio, de tener dólares, para poder importar bienes de consumo, o de capital, y traerlos al país, esa dependencia es el centro de la ofensiva; como en toda guerra, si tú vas a atacar al enemigo, lo atacas en sus puntos débiles. En este momento de crisis todo el mundo coincide en que garantizar que la vida ocurra es un “arte de magia”, tienes que hacer “milagros” para poder garantizarlo. Al menos las clases trabajadoras en este país tienen muchas dificultades para hacerlo. Esa magia Para nosotras y nosotros, esta investigación nació a partir de una inquietud que está muy generalizada en este momento entre las y los venezolanos que tiene que ver con cómo estamos garantizando, cómo estamos accediendo a la materialidad mínima necesaria para la cotidianidad de la vida en medio de la crisis.

Esta investigación es fundamentalmente etnográfica en términos metodológicos, nosotros definimos hacerla con comunidades populares urbanas, es decir, con barrios en la periferia caraqueña. Definimos estas comunidades en función de su concentración demográfica, de una alta concentración demográfica; también tienen diversos niveles organizativos y de articulación; y también tienen diferentes niveles de priorización en términos de políticas de gobierno, y de intervención del Estado. Ese sujeto lo definimos así porque nosotras y nosotros creemos que la crisis debe ser comprendida, y debe ser desarmada, digamos, debemos encontrar una salida desde justamente los sujetos populares. Cuando tu miras los referentes de análisis y de debates que utilizamos en el continente, y de hecho lo miras en el debate actual, siempre está muy pensado en claves especializadas, en variables macro-económicas, que entonces te llevan a la discusión sobre si se anula el control cambiario, si las medidas económicas son correctas en el marco de la crisis; y siempre entonces se mira el asunto muy en lo económico en términos macro, y en lo económico en lo que tiene que ver con la forma de reproducción de capital, y poco se ve desde el lado de la gente, cómo la gente opera en esa situación. El problema central en este momento es la dificultad que tenemos todos los venezolanos, y todas las venezolanas para poder garantizar la reproducción de la vida, que como nosotros planteamos no es un problema coyuntural, no es un problema de que se juntaron dos, tres condiciones coyunturales para que de pronto se desbalanzara todo, es una forma de reproducción de capital rentista que existe en Venezuela que llegó a su límite, que está en crisis y el enemigo lo sabe y ahí ataca, por eso entonces nosotros ponemos la mirada en cómo están en este momento reproduciendo las comunidades urbanas la vida, para poder mirar desde allí cuáles pueden ser las claves para poder resolver la crisis desde la comunidad.

“En el marco de la crisis se evidencia un desplazamiento de la fuerza laboral desde lo formal hacia lo informal pero eso realmente es una tendencia global en el capitalismo tardío”. Consiste en que la mayoría de la gente deja de tener sentido una actividad que le genere un salario estable porque ese salario es el Bolívares, es decir, se deprecia permanentemente en base al Dollar Today, al dólar de guerra. Por lo tanto, para poder intentar confronter una economía donde todos los precios están a dólar especulativo, a dólar de guerra, tiene que irse al mundo de las reventas, tiene que irse al mundo de la informalidad, a un mundo que le permita accede a otras transacciones especulativas que le permitan bandearse frente a la crisis.

En el marco de la crisis se evidencia un desplazamiento de la fuerza laboral desde lo formal hacia lo informal pero eso realmente es una tendencia global en el capitalismo tardío, que tiene que ver con los procesos de financialización del capitalismo. En Venezuela concretamente, en la expresión local, esa transición se ha venido acelerando de una manera muy evidente por la crisis, y tiene unas características en los sectores populares urbanos particulares, por ejemplo, la desagregación del modo de el producción histórico del barrio que es la autoconstrucción, que digamos, antes se hacía a través de cuerpos de tareas, es decir, la albañilería, la carpintería, eran como áreas de formación en las que, sobre todo (los) varones jóvenes, se formaban, ejecutaban, y permitían el proceso natural de autoconstrucción en el barrio. En este momento ese proceso, ese cuerpo de tareas está muy disperso, muy desagregado, entonces mucha de esa fuerza laboral ha migrado a otras áreas, a otro trabajo o quizás trabajos más riesgosos, digamos que son parte de nuevos circuitos de acumulación de capital, como la mineria en el sur del país, o dentro del barrio, en la ciudad se han convertido en tareas muy puntuales que se desarrollan sin mucha coherencia, digamos dispersas, atomizadas. Ese desplazamiento de la formalidad y la informalidad afecta a la gente según sus características, es decir, ese desplazamiento no significa lo mismo para los hombres en el sector popular urbano, que para las mujeres, no significa las mismas posibilidades laborales, ni las mismas tareas, ni las mismas maneras de resolver. En general las mujeres, sus maneras de resolver desde lo informal o desde las economías para-formales, tienen más que ver con tareas del cuidado, tareas vinculadas a la reproducción de la vida, cuidar niños, cocinar, limpiar, etc., tareas que digamos son sistemáticamente asignadas a las mujeres por el capitalismo patriarcal. Mientras que para los hombres significan una variedad un poco más amplia de cosas.

Otro patrón que identificamos en medio de la crisis es la modificación de los hábitos de consumo, y es una modificación transversal que se evidencia fundamentalmente en el consumo alimentario, en la comida, pero que realmente es total, digamos, es transversal a todas las aristas de la reproducción social desde, el consumo de servicios es distinto, los servicios a los que se acceden son distintos; ya no es posible, ya no es materialmente posible acceder a los mismos espacios de las mismas formas de recreación a los que se accedían antes de la crisis, entonces muchas familias en el barrio, en Caracas apelan a formas más baratas, como ir a la playa, ir al parque, que son evidentemente formas más sanas, a todas, luces de garantizar la recreación, de reproducir socialmente la vida de sus familias.

Entonces, modificas el consumo, lo reduces, pero también cambias la forma en la que consumes, y la forma incluso con la que te relacionas con las cosas, ya de pronto no todo es consumir, piensas ya no en pagar distintas cosas sino ver qué puedes hacer tu para poder garantizar que esas cosas ocurran como es el caso del transporte, por ejemplo. Y por supuesto el tema de los subsidios tiene un peso central en esa forma de resolución. En la alimentación es muy evidente el peso del subsidio de políticas como el CLAP, o sea, es una cosa que no te permite resolver la materialidad completa, pero sin duda es una base de apoyo muy importante.

La crisis venezolana: Los resuelves frente a la crisis

Nosotros hemos identificado que dentro de esa informalidad hay como varias cosas que se generan con mucha fuerza. Por un lado el tema del popular bachaqueo, que hemos visto, que nombramos generalmente como bachaqueo cosas que son muy distintas, igualamos en la palabra cosas que son incluso antagónicas. Nombras como bachaqueo a la familia que generalmente se levanta muy temprano en la mañana para ir a explorar de lugar en lugar, a hacer cola para poder garantizar qué puede comprar aquí más barato, regulado, y que necesita para el consume diario, entonces esa es una familia que le invierte tiempo, energía para poder garantizar el consumo, lo igualamos con el otro extremo que es la mafia del bachaqueo. La mafia del bachaqueo quiere decir los sectores que controlan la gran operación, los sectores que están en coordinación con los mercados, con los centros de distribución, de comercialización, y generalmente con sectores del Estado, corruptos que permiten el proceso de contrabando de sacar esa mercancía para luego revenderla de forma especulativa. Entonces son dos extremos completos, en el medio tienes, también nombrado como bachaqueo la gente que compra para poder revender pero no en una gran escala, no como un gran negocio, sino incluso revender muchas veces procesado o detallado.

Luego está el tema del malandreo: es una forma de resuelve, es una opción que tiene el chamo que no pudo en este momento avanzar en la educación por alguna vía, no le es rentable en este momento una opción asalariada que pueda tener, y el mundo del malandreo tiene una diversidad de opciones que no es sólo el muchacho que está armado, con una moto, que intimida, que se enfrenta con otras bandas, sino que el malandreo tiene una diversidad de funciones, incluso nosotros decimos que el mundo del malandreo es un mundo corporativizado porque tiene organización, tiene distribución de tareas a distinto nivel, hay muchachos que tienen tareas de comunicación, tareas de transporte, tareas de logística. Entonces, el mundo del malandreo es además un mundo que se encarga de controlar los distintos circuitos económicos que tiene en el territorio, es decir, que puede ser, lo que generalmente conocemos como el mundo de las drogas, de las armas, pero también de los distintos servicios a los que tú puedes extorsionar, también el hurto, también la prostitución, pero todo circuito económico que empiece a desarrollarse es un potencial circuito de control para el malandreo, por eso el tema de la alimentación hoy día, es algo que desde el mundo del crimen organizado se controla, es parte de la economía.

Luego hay un tercer nivel que tiene que ver con todo un conjunto de “tigres” que se van generando, en Venezuela es muy común la idea de la gente que “mata tigres” para poder resolver algunas cosas en lo cotidiano, que se van diversificando mucho, ya vas desplazando entonces del albañil del barrio, del carpintero, del herrero, haces un mundo mucho más disgregado. También por supuesto se empiezan a generar una cantidad de fragmentaciones de distintos procesos de re-venta en el barrio. Se empiezan a generar nuevas formas de “resuelve” que tienen que ver por un lado con la venta de servicios, o sea, yo pongo mi fuerza de trabajo para poder obtener, a veces ingresos, pero también, en otros casos bienes de consume de manera directa, yo hago un trabajo en una casa, arreglo una cosa, le cargo la bombona a una señora, o le cargo las bolsas, o le hago la cola, a cambio de harina, a cambio de arroz, a cambio de aceite. Aumenta la financiarización del barrio, o sea, todo un conjunto de expresiones financieras evidentemente la dificultad de acceso al efectivo en este momento, que es una de las características de la crisis, hace que, por un lado la especulación con la moneda en físico es parte del proceso, pero también, el auge de las distintas formas de movimiento financieros -yo cobro por el punto de débito para poder usarlo en el barrio para distintas transacciones-, -yo cambio dólares-, de pronto para otro circuito que lo controla, que generalmente es un circuito de mafia que tiene como el capital para absorber eso que yo le hago (de) intermediario para poder cambiar dólares. Y hay un elemento que es bastante interesante de esta etapa, que la lógica de la agricultura urbana se empieza a proliferar con mucha fuerza, todo el mundo tiene un matero en su casa en el cual garantiza alguna mínima cosa, desde un poquito de ají, un poquito de cebollín, o sea, lo que conocemos como el aliño. Y por supuesto, en las zonas periféricas donde hay condiciones para la siembra, puedes tener incluso conucos periurbanos donde, según lo que nosotros pudimos mirar, en algunos de ellos la gente, a pesar de que tiene mucha dificultad para poder acceder a mercancías que necesita comprar en otro lado, el consumo familiar lo tiene básicamente garantizado.

¿Cómo se administra lo común en el barrio?

“Una cosa que salió en la muestra, en el relato de la gente tiene que ver con una subjetividad que sufre mucho los embates de la crisis, (…) que sufre todas esas prácticas que en ojos de militantes del proceso bolivariano podrían parecer alternativas al orden del capital, pero que para la gente son forzosas, son difíciles, son dolorosas inclusive.”

(Nos) hemos dado cuenta de que las formas más comunes son las formas que son parte del acumulado político y social, del tejido que se ha venido construyendo

en estas últimas dos décadas en Venezuela, es decir, que son fundamentalmente los Consejos Comunales, y lo que en estos años de crisis ha adquirido más fuerza, el CLAP, los Consejos Locales de Abastecimiento y Producción. Sin embargo, también sucede que como en este momento el tema de accede a la comida es el aspecto más complejo, el aspect neurálgico, que concentra el mayor interés en las comunidades también han emergido algunas formas distintas de esas que incluso no existían previamente, y que son formas por ejemplo vinculadas a compras planificadas de ciertos rubros, la planificación del consumo en una comunidad especifica que después se pone de acuerdo con productores, eliminando el factor intermediario, etc. Otra instancia que también pudimos observar en la investigación son asociaciones de conuqueros, esos en particular, por una de las comunidades con las que trabajamos, que era periurbana y que tenía esa posibilidad de terreno alrededor del barrio, donde se podía hacer conucos, etc. Ese es un poco más inusual, más sui generis de esa comunidad, pero igual nos pareció interesante. En general, estas formas organizativas, como sigue siendo ahora, como ha sido tendencia en estas últimas dos décadas, son sostenidas por mujeres fundamentalmente.

Una cosa que nos pareció interesante que salió en la muestra, que salió en el relato de la gente tiene que ver con una subjetividad que sufre mucho los embates de la crisis, que sufre las modificaciones en el consumo, que sufre todas esas prácticas que en ojos de militantes del proceso bolivariano podrían parecer alternativas al orden del capital, pero que para la gente son forzosas, son difíciles, son dolorosas inclusive. Eso (es) especialmente cierto para las mujeres, primero bueno, por lo que comentaba antes, de que son quienes sostienen estas instancias organizativas fundamentalmente y, en segundo lugar, porque las modificaciones que ha traído consigo la crisis se han traducido en muchas horas más de trabajo para ellas, de trabajo que es un trabajo no reconocido, el trabajo del cuidado.

Nosotros hemos identificado como unos andamiajes que permitan que la gente en el barro, en la comunidad urbana pueda acceder a esa materialidad de la vida que generalmente está en forma de mercancías, y hay como dos que son centrales, que nosotros le hemos llamado trinidades porque son como el vínculo entre tres factores que hacen posible que llegue esa mercancía. El primero que es el histórico, es la Trinidad entre el Mercado-Estado-Mafia, efectivamente eso ilustra como ocurre el proceso de contrabando, re-venta especulativa, a todos los niveles, incluso con eso tu puedes analizar como ocurre el fenómeno de contrabando de gasolina en general, hay una componenda entre sectores corruptos del Estado con sectores del Mercado que controlan, históricamente son los que han controlado la importación, distribución y comercialización de bienes en el país, que es parte de la dependencia además en general, y por supuesto tienes una mafia que es como una estructura logística que te permite garantizar que eso le llegue a

la mayoría, es el que le pone sobre el mantel las cosas al mantelero, al bachaquero que está en la calle revendiendo cosas. Y además, en la época de crisis se ha hecho mucho más evidente en rubros en lo que antes no era tan evidente, uno conocía el contraband de gasolina pero como un fenómeno mucho más pequeño en la frontera, ahora se ve de manera mucho más ampliada; con los alimentos también lo mismo, pero ahora se observa de manera más clara. Y luego por otro lado identificamos un andamiaje mucho más joven, mucho más débil, no tiene la misma base histórica que es la trinidad que ocurre entre el Estado-Organización Comunitaria (que se ha gestado en todo este tiempo)-Comunidad (comunidad de familias que están de manera conjunta para poder garantizar, en este momento, fundamentalmente cosas como la alimentación): cuando tú miras el sistema de distribución del CLAP, es un sistema que surge en función de un mercado que colapsa frente a esta Trinidad que comenté anteriormente, para poder acceder tú necesitas generar un andamiaje de distribución directa, la potencialidad de esta trinidad que ocurre entre el Estado-Organización Comunitaria-Comunidad es que te podría permitir que tú empieces a tener un Sistema directo que esté basado en bienes de uso, que este basado en el consumo, en garantizar el consume de la mayoría y no la circulación de mercancías.

Nosotros no creemos que la crisis automáticamente o de manera inmediata se traduzca en una rupture con las lógicas y con las maneras de reproducir la vida en el orden capitalista imperante, que sabemos es un orden patriarcal, es un orden racista. En el torbellino de la crisis, el sacudón que implica la crisis, hay unas grietas desde las cuales emergen prácticas que pueden ser alternativas e incluso alterativas a ese orden hegemónico imperante, pero evidentemente que eso sea así necesita, primero análisis de parte, por supuesto, de los sujetos populares que son quienes idean y quienes ejecutan esas prácticas alternativas; y segundo, por supuesto, necesitan ser cultivadas, necesitan visibilizar su carácter revolucionario o potencialmente revolucionario, en ese sentido nosotros creemos que dentro de la crisis venezolana, muchas de las salidas que está ideando la gente desde, la planificación colectiva de compras de rubros, el uso de los terrenos y de todos los espacios posibles para la siembra de algunas cosas, y para el autoconsumo, el pasar de intermediarios, digamos, el construir sistemas de distribución muy acotados pero que no necesitan de intermediarios para acceder a precios no especulativos del alimento y algunos otros rubros, etc. Todas esas son salidas que tienen el potencial de permitirnos trascender o por lo menos golpear, deconstruir alguno de los mecanismos mediante el cual el capitalismo más fuertemente nos explota normalmente.

La crisis en la región generalmente da un giro hacia la derecha, da un giro neoliberal en el que los circuitos de acumulación se asientan como con más fuerza

allí donde el Estado no se da abasto para garantizar la reproducción de la vida en medio de la crisis. Nosotros creemos que esa es sólo una posibilidad dentro de la crisis, hay dos posibilidades más, al menos en este momento en Venezuela, que son por un lado, el que regresemos a un modo rentista similar al que teníamos en años anteriores, pero por supuesto no con el mismo auge porque simplemente es imposible sostener esa matriz de reproducción; y por otro lado, una alternativa verdaderamente alterativa, una alternativa revolucionaria en la que cultivemos a esas expresiones contra-hegemónicas en las que cultivemos salidas colectivas a la crisis, y salidas que además nos permitan poner en tela de juicio nuestros conceptos y nuestro hacer, tanto desde el Estado como desde la comunidad organizada en torno a cosas como ¿qué es el trabajo?¿cómo debería ser la distribución del trabajo del cuidado? por ejemplo, ¿cómo debería ser nuestra relación con el alimento, y con el cultivo de alimentos, con el comercio y la distribución de alimentos?¿cómo debería ser nuestro sistema de distribución y acceso al alimento en Venezuela? Nosotros necesitamos, llámese CLAP o llámese como sea, construir formas de distribución que puedan estar en manos de la gente, que puedan estar en manos de quienes necesitamos garantizar la reproducción social de la vida.

Necesitamos construir sistemas de distribución comunal, entendiendo lo comunal no como un problema de Consejos Comunales y Comunas registradas por el Ministerio, sino como tú garantizas que los communes tengamos posibilidad de acceder a lo común que necesitamos para la vida, que en este caso es la comida. Pero también cuando uno mira el deterioro en el transporte, se da cuenta de que es fundamental generar formas de administración comunal del transporte, formas de administración comunal de otros servicios, de los equipamientos, de una cantidad de cosas que tu empiezas a mirar que se deterioran, y creemos que los modos de gestión comunal son las formas que pueden empezar a permitir paliar la crisis del agotamiento de esta forma de administrar.

Equipo de Realización

Carolina Santiago

Freddy Toro

Pedro Rodríguez

Julio Pérez

Joshua Wilson

Transcripción

Silvana Solano

Corrección de texto

Daniel Álvarez

Este texto es una adaptación literaria a partir de la entrevista audiovisual original.