Volvemos a la senda de estas líneas dedicadas a mirar el pasado, un acontecimiento en concreto, un suceso concatenado en tres actos o tres variaciones de un mismo sentido: el Festival por la Dignidad de los Pueblos, Artes para Respirar, celebrado en los meses de septiembre, octubre y noviembre del 2020.
El propósito no solo es desempolvar o rememorar lo vivido en el Festival, es también un acompañamiento al trabajo presente, diario y sostenido de las organizaciones, colectivos, gestores y artistas participantes, ello, es una invitación a seguir procesos de territorialización y comunalización sostenidos a través de las expresiones artísticas y culturales.
Para que el acompañamiento se sienta más fresco y cercano hagamos la pregunta: ¿Cuál fue el sentido de un festival artístico, trasmitido por diversas plataformas digitales, en momentos de cuarentena? Uno de esos sentidos y propósitos del Festival es (si, así en presente) ser un espacio de encuentro entre diversas expresiones artísticas y culturales, para visibilizar las diversas luchas en toda nuestra Abya Yala, compartir denuncias y anuncios, y sobre todo fortalecer nuestras esperanzas para respirar. Queremos compartir nuestras luchas y animarlas desde diversas expresiones artísticas como la música, la danza, las artes escénicas y visuales.
Lo mencionado se comprende mejor al recordar que en nuestro continente se vivía momentos duros de represión, discriminación, racismos, pugnas políticas por el poder, represiones policiales y militares que culminaron con fallecidos; entre ello actividades artísticas deslocalizadas y con poco acompañamiento y solidaridad con los momentos de represión vividos. La crisis sanitaria consecuencia de la pandemia del coronavirus estaba de la mano con la crisis, creciente, de la economía. Ese contexto dio el propósito y sentido, ya mencionado líneas arriba al Festival.
De la segunda versión del 10 de octubre de 2020, manifestada a través de las artes escénicas, queremos traer a colación tres presentaciones: la del Tejido de Cultura Viva Comunitaria de Bolivia con teatro, la experiencia de gestión artística y educativa de Caracol – YCD de Belice y la narración de la producción literaria de Yolanda Arroyo de la Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales desde Puerto Rico.