El 21 de agosto de 1.971, el por entonces coronel Hugo Banzer Suárez, perpetró uno de los más crueles golpes de estado con el apoyo de los partidos tradicionales de entonces, inaugurando la más larga dictadura del país, de 1.971 a 1.978. Era la época de las dictaduras en el continente y de los albores del Plan Cóndor, que llevaría a contar por miles las personas asesinadas, desaparecidas, prisioneras y exiliadas. El simbólico cultural dominante se “disciplinaba” y adquiría las nociones de “orden, paz y progreso” como lo dominante. Pelos cortos y ropa recatada, faldas bajo las rodillas y nada de escotes contrastaban con la irrupción de los pelos largos, las camisas abiertas, las minifaldas, los colores chillones y mezclados.
En el país, los procesos culturales de mundialización, incluso desde lo que se llamaría “contracultura”, aparecía de diferentes maneras según la estratificación urbana. El rock irrumpía por todas partes, pero no era lo mismo estar en un intercambio de casetes en la zona de Alto Lima, que compartir discos “originales” entre los sectores de clase media acomodada de La Paz. Además de las diferencias sociales que contextualizaban la manera de sentir y practicar el rock y otras expresiones culturales mundializadas, también la propia vivencia cultural se diversificaba de dónde estaba cada persona. El rock y la mundialización cultural creciente convivía con un reencuentro urbano con las raíces indígenas.
La revolución nacionalista de 1.952 y el proceso de reforma agraria individualista tenía efectos en una creciente migración hacia la ciudad. Para la década de 1.970 las ciudades crecían vertiginosamente. Sectores indígenas urbanos ya llevaban más de una generación rehabitando esas ciudades y habían irrumpido en espacios antes vedados como las universidades. Las ideologías indianistas e indigenistas cobrarán nuevos bríos desde la década de 1.960. Incluso el mundo del rock en el planera buscaba otras fuentes culturales en la India o en nuestro continente.
En medio de un mundo cambiante, de contradicciones y complementaciones, no fue difícil que en la música boliviana, en medio de la dictadura de Banzer, emergieran grupos con el cabello largo y los botapies anchos en los pantalones, para buscar hacer dialogar y encontrar esas vertientes rebeldes del rock con las músicas comunitarias y ancestrales andinas. Así en 1.972 nace Wara, sin duda una de las agrupaciones más legendarias de historia de la música boliviana. Jorge Cronembold, Dante Uzquiano, Carlos Daza y Omar León le dieron vida a esa banda de rock progresivo que comenzó a experimentar con la fusión de instrumentos nativos y que en el año de 1.973 nos regalaría ese maravilloso disco de “El Inka”. Ya en 1.975 la presencia de lo andino comunitario era más evidente con el inicio de la secuencia de sus discos enumerados en aymara, MAYA salía al público, aunque nunca se abandonó el rock progresivo de su propuesta inicial.
Para 1.996 Wara ya era una agrupación consagrada y sus discos una serie de leyenda. Con esa historia de más de dos décadas, que continúa hoy en día, un 25 de mayo de 1.996 nos visitaron en un memorable concierto en Wayna Tambo. Varios de sus fundadores y otros nuevos integrantes, de una larga lista de música que pasaron por su conformación. Incluso en el concierto, que pueden escucharlo en los enlaces de abajo, presentan algunos temas en proceso de elaboración a manera de ir presentando al público las nuevas propuestas que saldrían en el disco “Paqallqu” de 1.997, especialmente algún caporal y una morenada que sería éxitos rotundos del repertorio de Wara posteriormente.
Fue una noche sensacional, llena de buenas energías y música. Un encuentro memorable que hoy recordamos desde algún rinconcito de la memoria de Wayna Tambo. ¡Disfruten estas casi dos horas de Wara en Wayna Tambo!!!!
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