ROMPER EL PACTO DE SILENCIO, CORTAR LA CABEZA DEL REY Por: Jazmín Quisbert Illanes

Y cuando la cabeza del Rey Luis XVI cayo, los cielos no se oscurecieron, ni Dios castigó a la humanidad.

Entonces supimos que no existe tal Determinismo Natural que pone unos sobre otras por mandamiento divino, sino que las relaciones y modos de vida son construcciones culturales y en ese caso, las cosas pueden cambiar.

Escribimos desde la indignación, frente a la ruptura y complejidad que implica romper el Pacto de Silencio forjado sobre los cuerpos con miedo, desde la violencia de ellos y la indiferencia de la mayoría que lo normaliza. Se van abriendo nuevos senderos de discusión de un sistema patriarcal que cimenta las relaciones de opresión dentro del círculo más íntimo, que forja el “pilar de las naciones”, como lo es la familia. Y entonces se hace necesario salir de ese círculo íntimo para denunciar, toca tomar las calles y las redes para visualizar aquello que nos han pedido callar para no destruir ese pilar que sostiene a las naciones, su justicia y su democracia. Porque no solo se trata de meras denuncias que afectan a un sector de la población, la lucha esta, también, en hacer comprender que el patriarcado no solo afecta a las mujeres, que es un sistema que asienta modos de vida violentos, destructivos y depredadores para todos y todas por igual, que la violencia y el control que se quiere ejercer sobre el cuerpo de las mujeres, los niños y niñas, es también la violencia y control sobre la tierra.

Tomar el espacio público es necesario, no solo para denunciar, manifestarse y gritar que “no están solas” sino para repensarnos en dignidad y en propia voluntad para liberarnos, donde se generan espacios de cuidado y amparo, para dejar el miedo y romper el pacto. Porque las relaciones de opresión se  generan entre sujetos que no se consideran en iguales, y ante la opresión te revelas, no para oprimir, sino para dignificarte y mirarte en igualdad de condiciones dignas y decir basta, para cortar la cabeza al rey y mirar otro futuro posible.

Romper el pacto de silencio es el primer paso para que vuelen las cabezas del sistema patriarcal, del estado, SU justicia y SU democracia, porque ahí nos daremos cuenta de que otros modos de vida son posibles.