Abuela Rita, hoy te extraño más que nunca.
A veces las cosas parecieran salir muy bien, algo así como un golpe de adrenalina al alma, pero ya conozco esta sensación, despues hay que acomodar todas las partes.
¿Te acordás cuando me decías: Lucía, disfrutá de ese helado, porque si lo comés rápido después te hace mal? Bueno, algo así siento ahora, que me aferro desesperadamente a cada minuto de satisfacción, demasiado rapido, y después… después no lo puedo sostener, quedo yo toda enchastrada con un pedacito de cucurucho en la mano, y el baño de chocolate en la remera.
Me gustaria tanto que me cuentes como se hace para no pegarme esos sacudones efimeros que después me dejan vacía, que me enseñaras a saborear lentamente la vida para permanecer, que me enseñes a construir cosas que perduren en el tiempo.
Solo sueño con un poquito de lo que vi al crecer, esas cosas simples de todos los días, la calma, lo sencillo de las palabras de quien no se va.
Lo que perdura abuela.
Lo que perdura.
Hoy te extraño más que nunca, porque me miento, y vos eras la única que me cantaba las verdades con ternura.
¿Sabés? A veces les rezo a vos y al abuelo, les pido un poco de claridad, les pido que me muestren el camino.
Estoy cansada de pensar en la que fui cuando me sentía plena, cansada de no poder dejar de compararme conmigo misma en el tiempo.
Enseñame abuela, enseñame a permancer mirandome en el espejo y cantandome las verdades.
Enseñame abuela Rita a poder encontrar tesoros en lo cotidiano así como vos lo hacías.
Así como vos lo hacías…
Enseñame por favor,
todavía estoy aprendiendo a despedirme,
de todo lo que no quería que se fuera.
Un texto del nuevo libro de @cinwololo , «Las cartas de Lucía», publicado por Editorial Sudestada.
#RevistaSudestada
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