TERRITORIALIDAD Y GESTIÓN CULTURAL TRES EXPERIENCIAS DESDE COLOMBIA, GUATEMALA Y EL SALVADOR Por: Pablo A. Beque Párraga

Las presentes líneas son una invitación a rememorar la participación de los diferentes colectivos, artistas, gestores y grupos en lo que fue el “Festival por la Dignidad de los Pueblos. Artes para Respirar”, en su versión primera realizada el 12 de septiembre del año de la pandemia. Esta primera versión se expresó desde la música y la danza; fueron dieciséis países del continente americano que participaron. 

Las siguientes líneas son a la vez una suerte de contextualización breve de los procesos y propuestas de las agrupaciones participantes, contexto que nos hace entender a grandes rasgos los sentidos y razones de su trabajo. En esta oportunidad nos trasladamos a Colombia con la Corporación Cultural Canchimalos, nos movemos a Guatemala con el colectivo Festivales Solidarios y de la mano del Colectivo Caracol Ilobasco nos trasladamos a El Salvador.

La noción territorialidad nos invita pensar en algo concreto, territorio, espacio físico del cual nos sentimos “propietarios”, por tanto, con facultad a explotarlo y ello a la vez involucra segmentación o fronterización de ese espacio. La territorialidad implica una fuerte relación con ese territorio, una relación de convivencia, es decir, no solo centrarse en el factor de posesión y dominación, sino, darle la vuelta a esa acepción, percibir que la territorialidad llega a cruzar varios aspectos de nuestra vida que van generando sentido de pertenencia, lugar para la reproducción y cuidado de la vida, delimitación sin que ello provoque ruptura o discontinuidad, vinculo con nuestra memoria y manifestaciones culturales.

Esa territorialidad a la que se hace referencia es un lugar común, espacio configurado de manera colectiva en el que se puede incidir, interrelacionarse, de varias maneras. En el caso de los grupos mencionados su relacionamiento con territorio, la territorialidad que van haciendo tiene que ver con la gestión cultural expresada en diversas estéticas artísticas. En los tres casos, es también una manera de cuestionar y remover las relaciones hegemónicas de poder   que se da en sus espacios vitales.

Para las décadas de 1970 y 1980 Colombia, puntualmente, Medellín era considerado uno de los lugares más peligrosos del mundo debido al cruenta intervención del Estado colombiano contra el narcotráfico, el sicariato y las guerrillas, este panorama no desalienta a Oscar Vahos Jiménez, investigador y maestro de danza, que en 1976 inicia lo que es la Corporación Cultural Canchimalos. El canchimalo es un pez que en cuando termina varado en la costa los niños juegan con el dando brincos y saltos, se le suele poner una banderita en su lomo y el pez realiza diversos movimientos y piruetas muy alegres.

Tomando prestado el nombre de aquel pez por la alegría y movimientos la Corporación Cultural Canchimalos en sus más de cuarenta años se a dedicado a la recuperación del patrimonio cultural vivo de Colombia, mediante procesos de investigación, desarrollo y difusión artística y pedagógica de las artes por medio de la danza, música, teatro, plásticas todas con un carácter lúdico.

Veamos su participación en el Festival por la Dignidad de los Pueblos

Otra de las experiencias territoriales con bastante incidencia desde la gestión cultural en Guatemala es la del colectivo Festivales Solidarios. Lucía Ixchíu, una de sus fundadoras es una mujer indígena urbana nacida en Totonicapán que mira en el arte una posibilidad para transformar nuestras inequidades. Desde Festivales Solidarios a buscados mejores condiciones para la democratización por medio de la investigación y promoción de la defensa del territorio indígena en Guatemala y manifestarse en contra de la prisión política.

En 2016 en defensa de la biodiversidad, medio ambiente en San Luis Jilotepeque, Lucía Ixchíu, participaba con Festivales Solidarios “fue el toque de magia que le faltaba a la lucha que en San Luis Jilotepeque emprende por defender nuestro territorio, necesitamos más festivales solidarios en todo Guatemala, para que nuestra rabia se convierta en amor y fuerzas para seguir luchando.” 

Escuchemos su participación el Festival por la Dignidad de los Pueblos

 

Como se mencionó en un inicio, de Guatemala, nos dirigimos a El Salvador con el Colectivo Caracol Ilobasco articulación que se da en un inicio por el ánimo de varios artistas y que ahora con varios integrantes y  actividades realizadas en su ciudad y país promueven la incidencia y el intercambio cultural a través de la gestión, formación, participación e involucramiento intergeneracional para impulsar el desarrollo de identidades orientadas a la prevención de la violencia social en la ciudad de Ilobasco. Su lucha fundamental ha sido la incidencia cultural para la transformación de los espacios públicos mediante la promoción de expresiones artísticas bajo el lema “Crear espacios para crear”.  Que sea en voz de ellxs que conozcamos un poco más de su labor. Les dejamos el enlace.