Nosotros, los chalecos negros, somos inmigrantes que trabajamos en negro o con los papeles de otra persona. Día a día, el Estado francés racista, de la mano de los patrones, nos hace trabajar en la obra, en comedores y limpiando el país. Sin papeles, estamos a merced de la sobrexplotación. En confinamiento, nos quedamos sin nada. Sin paro, sin dinero para pagar el alquiler, mantener a la familia o comer.
Somos inmigrantes que seguimos amenazados por la policía, que nos reprime y nos chantajea en nuestros propios espacios de vida. No hemos acabado con el OQTF (siglas en francés de Obligación de Abandonar el Territorio Francés) que la policía sigue repartiendo durante el confinamiento, los centros de retención siguen abiertos y nuestros compañeros enfermos siguen sufriendo en su interior.
Somos inmigrantes que viven en albergues de trabajadores extranjeros administrados por Adoma, Coallia o Adef (subcontratas del Estado francés) como si fueran cárceles. Al principio del confinamiento, los gerentes cerraron sus oficinas y dejaron de lado sus responsabilidades: nada de consignas, limpieza, apoyo. Pegan carteles en francés en las paredes del vestíbulo y cierran las salas de rezo y reunión. No limpian porque «la lejía es muy cara». Los gerentes solo se dejan ver para recoger los pagos de alquiler. Tras varias semanas, bajo la presión de la administración y de quienes no deberían estar gritando que viene el lobo diciendo que los albergues son «bombas sanitarias», los gestores han vuelvo. Nos amenazan con cortar el agua y la electricidad, simulan hacer pruebas, hacen listas de «ocupantes en exceso» («sur-occupants»), que es como nos llaman. Desde hace varios años, los administradores quieren destruir la organización de nuestras vidas colectivas de migrantes explotados. Si vuelven hoy, no es para protegernos de la enfermedad, sino para amenazarnos con la expulsión y hacer una caza de ‘sin papeles’.
Pero no hemos esperado a la represión sanitaria para organizarnos y defendernos contra el Estado, contra los gerentes, contra los patrones. Nosotros, los chalecos negros, nos apoyamos entre nosotros desde hace tiempo. Los albergues son lugares de organización política. Hemos puesto en marcha una caja de resistencia y organizado una red de suministros en los albergues para protegernos de la enfermedad. Con la ayuda de nuestros compañeros de las Brigadas de Solidaridad Popular, que apoyan esta autoorganización, recorremos los albergues para distribuir material. A los gerentes no les importamos: por tanto, nos protegemos nosotros mismos. En los albergues tenemos cultura de la solidaridad. Nos encargamos nosotros mismos de limpiar y desinfectar. Nuestros hermanos pequeños se organizan para que los de mayor edad no salgan a hacer la compra. Debemos encargarnos de esta tarea por nuestros compañeros, nuestros hermanos y hermanas, nuestros hijos y nuestros ancianos, porque de lo contrario no lo hará nadie.
Al interior, en diversos albergues nos organizamos en una lucha cuerpo a cuerpo contra los gerentes: rechazo al pago de alquileres en estas condiciones de explotación, cartas colectivas, operaciones de «puertas abiertas» para echar al administrador. No pagaremos, para preparar la respuestas contra la destrucción de la vida colectiva en los albergues y seguir nuestra lucha por los papeles y una vida digna.
Luchar para conseguir papeles y por nuestra dignidad
Queremos papeles. Pero no queremos una regularización de unos meses como en Portugal, solo para algunas personas que tienen su expediente en la prefectura o para quienes no tienen expediente judicial o no están amenazados con la deportación. No queremos una regularización como la de Italia, ofreciendo nuestros cuerpos para que los países europeos subsistan a nuestra costa. Trabajo por papeles, es un chantaje esclavista. No queremos papeles por razones de «salud pública» o para más «eficiencia económica».
Los papeles, hasta nueva orden, son la clave de una vida social digna: vivir en familia, libertad de circulación, trabajar, estudiar, cuidarse, tener un techo. Hemos pedido hasta la saciedad a diputados, gerentes, patrones, sindicatos y asociaciones que nos ayuden para ser «regularizados». Ha habido muchas peticiones, tribunas que le piden al Estado «proteger a los sin papeles», demasiados diputados que quieren «regularizar» para que sea más fácil enviarnos a hacer el trabajo sucio que nadie quiere hacer. No queremos papeles para hacer el trabajo que «los franceses no quieren hacer», sino para poder vivir dignamente.
Conseguiremos los papeles por nuestra cuenta, porque no queremos clasificaciones: no queremos que sea necesario demostrar méritos para conseguir papeles ni mendigarlos. Tenemos luchar. Hemos encontrado nuestra libertad en la lucha, porque nuestro miedo se ha acabado.
Desde noviembre de 2018, nosotros los chalecos negros, migrantes con o sin papeles, hijos e hijas de migrantes y personas solidarias, habitantes de albergues y de la calle, nos organizamos contra el Estado y sus cómplices. Exigimos papeles para todos y todas, sin condiciones. Llevemos aquí un día o diez años, hayamos trabajado o no. No solo queremos papeles, sino también romper el sistema que crea ‘sin papeles’. Nos hemos manifestado ante el museo de la inmigración, ante el centro de retención de Mesnil-Amelot, hemos ocupado la Comedia Francesa, bloqueado la Prefectura de París, ocupado el aeropuerto de Roissy donde Air France deporta a los migrantes. Hemos atacado la sede de la empresa Elior, que hace dinero a cosat de los sin papeles, y 600 de nosotros nos hemos plantado ante el Panteón. Para exigir papeles y reunirnos con el Primer Ministro, para interpelar a los «grandes hombres», y para honrar a nuestros muertos en el Mediterráneo y en el desierto, sin sepulcro.
Tras el confinamiento, hacemos un llamamiento a todos los migrantes sin papeles y a la gente que comparte nuestras ideas y nuestras formas de actuar para apoyar nuestra lucha, ponerse en contacto con nosotros, volver al combate. Hay que organizar acciones, ocupaciones, manifestaciones, huelgas, bloqueos. No conseguiremos papeles, el fin de los albergues-prisión, viviendas dignas para todos ni la destrucción de los centros de retención si no es por la fuerza. Contra el racismo y la explotación. Por nuestra dignidad y nuestra libertad.
Ni calle ni cárcel, ¡papeles y libertad!
El miedo ha cambiado de bando, aquí estamos los chalecos negros.
Suscriben y apoyan: ACTA, Brigadas de Solidaridad Popular, Collectif Place des Fêtes, Genepi, Act-Up Paris, NPSP (Nagkakaisang Pilipino So Pransya), CREA (Campagne de Réquisition d’Entraide et d’Autogestion), Action Antifasciste Paris-Banlieue, CNT-SO, Observatorio del Estado de Emergencia Sanitaria, Coordinadora Militante Dijon, Ipeh Antifaxista.
Traducción de José Bautista a partir del manifiesto de los Chalecos Negros publicado en el diario francés L’Humanité el 24 de abril de 2020.
Fuente: https://blogs.publico.es/conmde/2020/04/29/chalecos-negros-autodefensa-migrante/?fbclid=IwAR1gryXWewncWagDYZ-wjrm97j1meD4sgyu5xSIeUdMtF7-NG8uSAaZ-Umk