Como parte de la sociedad que habita el Estado Plurinacional de Bolivia urge preguntarnos qué es lo que está sucediendo en el sistema penitenciario en nuestro país, que posibilidades reales genera para un reinserción social sana, como retribuye eso que se ha arrebatado, como se restituye la justicia donde esta misma se ha puesto en duda o es vista inalcanzable para sectores vulnerables, para hablar de este tema hemos invitado a conversar con nosotros, nosotras y nosotres a una hermana muy querida para la Red de la Diversidad, ella es Da Toledo, parte de la colectiva La Cebolla Atrapada.
Da nos dice: Tengo una sensación así como de un hueco en el pecho desde cuando me enteré de esto del penal del Abra y bueno después estos feminicidios registrados, son nomás pues una clara muestra de que hay una arremetida contra la vida de las mujeres y los cuerpos feminizados donde claramente nuestras vidas, nuestros intereses, nuestros sueños no tienen el mismo valor. Donde la rabia pesa más, donde cualquier justificativo es válido para quitarle la vida, los sueños, los planes a una mujer y con ella, con esta muerte también a dañar al resto de los del grupo familiar, el grupo de amigos porque un feminicidio no solamente daña a la mujer que se ha ido, normalmente tiene ecos en la familia, en las wawas, en la madre que le sobrevive, en las amigas, etc.
Hablando del sistema penitenciario en nuestro país, en general las cárceles en Bolivia tienen muy malas condiciones y tenemos un sistema que está pensado para que quien esté adentro sufra y no para que salgan tranquilos.
Si comparamos y pensamos en otros sistemas penitenciarios en el mundo, claro que son otras condiciones materiales y sociales, pero donde la idea sería que la gente salga menos enojada, acá la idea es más bien que sufra y es un basurero humano. Es decir, todo lo que no queremos que funcione, las personas que pensamos que no funcionan, que están haciendo mal las cosas, van a parar indistintamente a los penales. Y dentro de esta realidad general del sistema penitenciario, en Bolivia tenemos las cárceles de alta seguridad y las cárceles normales, del régimen abierto, pues son muy diferentes.
Las cárceles de mujeres tienen unas reglas que no solamente tienen que ver con el cumplir condena, con el esperar tal vez una condena y estar en presidio, sino también tiene que ver con el hecho de reformar a las mujeres, encaminarlas hacia que se conviertan en “mujeres de bien”, que cumplan con todo lo que no han cumplido por ser delincuentes. Porque cuando es una cárcel de mujeres se paga también el hecho de no haber sido buena mujer, no solo un delito. Sin contar claro la cantidad inmensa, tanto hombres como mujeres, de personas que están ahí por cualquier cosa que no necesariamente merece una pena.
Luego están las cárceles de hombres, donde también hay régimen abierto y cerrado. Pero el mundo de los hombres es un mundo muy crudo, muy distinto, muy violento y recientemente he estado, por ejemplo, en San Pedro haciendo una investigación con otras compañeras y es sobrecogedor. No solo las condiciones, sino también las formas en que se vinculan entre compañeros presos y con las autoridades.
La realidad del sistema penitenciario boliviano, además de ser sumamente carente, es sumamente violento desde varios puntos de vista.
Para situarnos bien, para aquellas personas que no conocen una cárcel, y tengan la fortuna y ojalá se mantengan así, la diferencia sustancial entre un régimen de alta seguridad y un régimen abierto es que en un régimen de alta seguridad hay control policial todo el tiempo, o al menos en teoría, y tienes pocos espacios ciegos, si es que ninguno.
Por ejemplo, la cárcel de Miraflores, del que tanto régimen habla como una cárcel modelo para mujeres, etc, es una cárcel que podrás encontrar limpia comparada con otros penales en cuanto al acceso a, por ejemplo, sustancias, etc, pero claro, eso te cuesta toda la privacidad que puedas tener como mujer ahí dentro.
Entonces, pensando en este sentido, en el ABRA me parece, es que no me lo explico, de verdad no tengo palabras, ahí yo solamente hallo complicidad, no solamente de policías, de personal, pero también de otros privados de libertad, porque lo que ha sufrido esta compañera ha sido una tortura de horas, no ha sido una cuestión de un segundo, ninguna de las cárceles es tan aislada, ni es tan grande en Bolivia como para que una otra persona no haya escuchado pedidos de socorro.
En el régimen cerrado para mujeres, realmente las posibilidades de que tú puedas acceder a algo ilegal son mínimas y muy difíciles, yo no puedo explicarme que este hombre haya tenido todas las herramientas para hacer lo que ha hecho.
¿Qué estamos concibiendo que es una cárcel y un penal? Este hombre, junto con otras personas ahí dentro y en otros penales, sí son monstruos, pero no hay que olvidar que todos, incluidas las mujeres que somos más vulnerables a estas situaciones, estamos metidas en un sistema bastante carente en varios sentidos, y la cárcel es donde más se notan las fisuras de la sociedad, las carencias también.
Sin duda los penales en Bolivia no son como los de Brasil, no son como los de Argentina, no son como México, por ejemplo. Pero tienen unas dinámicas a las que cuando uno cae preso se inserta, porque si no quieres estás ahí como de refilón, sin querer queriendo. El sacar a una autoridad, en este caso el gobernador o director del régimen penitenciario, uno en Bolivia tiende a pensar que ese es un cambio mágico, que con eso todo se resuelve, y no todo depende de una cabeza. Es más, no depende ni siquiera de la persona que ahorita está en régimen penitenciario, porque hay estructuras que escapan de su poder en primer lugar.
Respecto al recrudecimiento de penas, yo también nos invito a cuestionarnos qué estamos pensando, ¿Para qué sirve un recrudecimiento de pena? Porque este hombre ya estaba condenado por un delito, por haber asesinado a su ex suegra, ya tenía una pena alta, es decir, él sabe que no importa si se carga a 30 mujeres más, ya nada más le va a pasar….dejamos aquí la conversa completa junto a Da para que sigas escuchando su intervención….
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