FOTOREPORTAJE: LA VIDA CONTINUA Fotos: Cristhian Sergio Rodríguez Dávila Texto: Mario Rodríguez I.

De fondo el cementerio general de La Paz. Ese mismo que fue creado durante el gobierno de Andrés de Santa Cruz y Calahumana, ese mismo que intentó realizar y consolidar la Confederación Peru-Boliviana. Por tanto, ese cementerio es “legal” desde los inicios del país, entre 1.829 y 1.839 que fue la presidencia de Santa Cruz, Mariscal de Zepita durante la guerra de la independencia. Afuera el comercio de alimentos que inunda la acera principal del campo santo, el tráfico abundante de esta zona, la gente recorriendo las calles. Más abajo la “Garita de Lima”.

 

Abajito, donde la “Garita de Lima”, ahí mismito era la “aduana” del tiempo de la colonia, ahí se registraba el comercia que llegaba de Lima y partía hacia la capital del Virreinato. Pinche historia que trata de ocultar que desde antes de la invasión europea el “comercio” local ya era abundante, bien organizado y respondía a un manejo amplio de diversos pisos ecológicos, desde la Costa hasta la Amazonía pasando por los Andes, el Altiplano y los Valles.

 

 

En los alrededores de la “zona del cementerio”, abundaban las chacras, dicen que hasta choclos daban junto a papas, habas, cebadas y demás. Hoy siguen los alimentos que, en puestos de venta frescos o ya transformados en comidas abundantes y variadas, inundan esos alrededores. Pero ya no hay chacras. Como los puestos de ventas de verduras o frutas de las imágenes, las chacras se han cerrado.

 

 

La vida continua, la zona sigue con su sino, pero también la vida ha cambiado. El cementerio se abre a las visitas cotidianas, se llena de fiesta en Todos Santos o una semana después cuando se recibe a las “ñatitas”. La vida continúa en su adentro donde la muerte no existe, los difuntos sí, ellos están tan vivos como las aceras del comercio que rodea este espacio paceño. Una vida que emerge de las sombras…