COMUNIDADES URBANAS: BIENES COMUNES Y PERTENENCIAS (VIDEO LIBRO-PARTE 2 DE 4)

Por: Red de la Diversidad

Para que existan comunidades tiene que haber algunas cosas que se comparten, un campo compartido que genera espacio para lo común. Lo compartido es fundamental para la reproducción y regeneración de la vida, es decir que lo que se comparte o lo compartido es constitutivo de la reproducción de la vida: la tierra, un territorio, el agua, la calle, el cuidado de los niños y niñas, los alimentos, la fiesta, la recreación, el cuidado de la salud, etc. Ese común compartido, al generar necesidad de establecer relaciones y vínculos con los otros y las otras, necesitan organizar acuerdos de convivencia. Esos acuerdos de convivencia sirven para gestionar, comunitariamente, esos bienes compartidos que son asumidos como importantes para la vida de la comunidad. Por tanto, colocan a los llamados bienes comunes en el centro de la vida comunitaria. La comunidad nos enseña que no hay bien común sin gestión de lo común.

Una persona puede pertenecer, ser parte de una comunidad por distintos factores que en general están combinados entre ellos complejamente. En las comunidades tradicionales esta pertenencia inicial tiene que ver con las nociones de parentesco, se pertenece a la misma comunidad a la que pertenecen los padres, la familia y esto no lo elegimos, no nos adscribimos a una familia, somos parte de, aunque podemos cambiar luego en el transcurso de nuestra vida. Un segundo elemento que nos adhiere a una comunidad es el lugar de origen, si habitamos un territorio concreto, una localidad, ese lugar de origen también nos da una pertenencia por la socialización, a ser parte de, a estar en colectivo, porque compartimos identidades comunes, historias comunes, saberes comunes, ancestros comunes, porque compartimos sentidos de vivir, formas de convivir que organizan nuestra vida y eso suele condicionar también nuestros sentidos de vida y la manera en que cada uno y cada una asume el para qué está viviendo, cuál es su sentido, cuáles son los énfasis centrales en su vida compartida con otros y otras. El lugar de origen también nos ayuda a configurar nuestra noción de comunidad. A lo anterior se suma el tema de la historia, porque cada comunidad de origen, cada familia tiene una historia y eso nos liga con la ancestralidad. La comunidad no solo es una adhesión racional, es una adhesión profundamente afectiva, cariñosa, profundamente sentimental, intersubjetiva, porque nos enlaza claramente con la noción de ancestros. Sin ancestros, no hay comunidad. Nos remite al origen que nos articula, nos hace ser parte de. Eso nos coloca identidades compartidas, rasgos de vida, formas en que organizamos nuestra vida, nos reproducimos, interpretamos la realidad, interpretamos el cosmos, interpretamos la vida y reconfiguramos sentidos de vivir. Esas identidades son compartidas en quienes somos parte de una misma comunidad, también esto nos coloca en que tenemos saberes, un horizonte de saberes parecidos o similares, porque estamos compartiendo nuestra vida. En las comunidades nuestro horizonte de saberes y de sabiduría es compartido y eso nos permite a todos reproducirnos colectivamente. El campo de lo compartido de la comunidad es fundamentalmente la cultura, la manera en que habitamos el mundo, nuestros modos de vida en última instancia.

SEGUNDO Video, de un total de 4, que comparten en texto de la Red de la Diversidad COMUNIDADES URBANAS: PARTE I (Libro Cuaderno de Conversaciones 4). El texto completo de las 4 partes en video lo puedes encontrar en: http://www.losmuros.org/index.php/con