Cerca del mercado Jamaica y más cerca de San Pancho estaba la garita en la que las barcas procedentes del extenso territorio rural, que convivían con lagos y canales, en Tenochtitlán y antes todavía, ya debían pagar impuestos fruto del modelo colonial y luego republicano. Hasta allí se llegaba en barcazas diversas. Las que llevaban flores, al negarse a pagar estos impuestos terminando dando nacimiento a ese mercado de flores inmenso, llamado “mercado Jamaica”.
Pero más allá de lagos y canales, muchos de los cuales sucumbieron ante la demoledora modernización urbana, su enterramiento y el asfalta superficial, lo que denotan estas historias es una sabiduría ancestral de convivencia con las aguas en estas tierras. Múltiples culturas, en diferentes temporalidades fueron generando continuidades de esas sabidurías hasta el día de hoy. Xochimilco es la zona por excelencia de éstos canales y lagos, de las tecnologías de chinampas y del turismo. Cerca de allí está Tláhuac, y allí el Colectivo Atezkatzin Espejo de Tláhuac. Un trabajo comprometido con la vigorización de esos saberes ancestrales. Así la gente del mismo colectivo, especialmente Javier de la Rosa, nos comparte la sabiduría en torno a las chinampas que persisten y se renuevan en estos lugares.
Las chinampas son una suerte de cultivo de tierras, de criar tierras, haciéndolas flotar sobre las aguas, lo que garantiza fertilidad, humedad y protección climática. Tienen cosas en común con los Sukakollos andinos o los canales y lomas de la llanura de moxos. Es decir, tecnologías que dialogan con las condiciones y ciclidad regenerativa de la naturaliza para criar biodiversidad y sostenibilidad.
Las chinampas, del náhuatl chinamitl que significa en la cerca de cañas, es una tecnología agrícola ancestral que cría terreno en el agua de la región. Son una especia de armazón o camas hechas con troncos y varas, sobre la que se deposita tierra vegetal con materias biodegradables, especialmente de tulares (planta acuática de la zona). Al final, en la chinampa se siembran ahuejotes (de la familia de los sauces), para que sus raíces crecieran desde el agua hasta la tierra firme en la ribera de lagunas y canales. Las chinampas que suelen de 12 a 20 metros de ancho, pero tienen 100 metros o más de largo, son terreno fértil para cultivos. Allí crecen las milpas, esa hermosa celebración de la biodiversidad: maíz, frejol, calabaza y ají, así son las milpas más comunes hoy en día, pero las hay de otras y diversas variedades.
Tecnologías que vienen de la ancestralidad, pero que no se quedan en el pasado. Son profundamente contemporáneas, son respuestas, muchas veces mucho más adecuadas que las surgidas en la modernidad, para responder a las condiciones ecológicas de cada territorio.