En tiempos estos donde la desacralización vulgar de la sexualidad y la pornoficación del erotismo son moneda de curso legal en el océano infoxicado de la internet y las redes sociales, apostar por la literatura y particularmente en su veta poética erótica, representa acaso una tentativa autocomplaciente, un empeño improcedente, devaluado por ese entorno trivializante de las tribus digitales que deshonran el gozo estético que puede regalar la lectura de los textos eróticos por un consumo acrítico que deviene o termina en la cochambre.
En este contexto nace, “Pezones de sal”, segundo poemario del chuquisaqueño Felipe Ugarte Mostajo. Asistimos acá, afortunada y agradecidamente a unos versos intensamente bañados en la fogosidad de la palabra y la mirada del poeta, quién arrobado por el deseo efervescente, espolea voluptuosamente a su pluma cual alfarero que afanosamente busca moldear el “cuerpo poético”.
Hay una intensidad y fuerza erótica relampagueante como palpitante, es necesario leer cada uno de los poemas con los ojos desnudos para estarse a la cota del “miramiento” arrebatador de su autor.
El gozo desfalleciente, metaforizado delirantemente en la pequeña muerte recorre cada página, esparciendo apoteósicamente su salobre néctar y en frenético trance ayuntándose alegóricamente con cada elemento de la naturaleza. La invocación lujuriosa de la ausencia-amante, es un aullido febril constante, ofrecido como óbolo ante el altar incandescente del deseo.
Y como seguramente en la antípoda de la vulgarización del erotismo vamos a encontrar también a la mojigatería, vale la pena parafrasear al desenfadado Boris Vian, escritor francés, quien afirmaba con erótica lucidez: “El erotismo requiere una obscenidad ligeramente sublimada […], una obscenidad poética”.
Presentación del libro “Pezones de sal” de Felipe Ugarte Mostajo el 3 de junio del año 2023.