El wayru de la comunidad Toke Pocuro en el municipio de Santiago de Huata, ribera del lago Titikaka (nuestra Qutamama), se interpreta en comunidad y acompaña el tiempo de lluvia y chacra. El wayru acompaña la regeneración de la vida en el ciclo agrícola y su relación con el agua. Esta interpretación y danza de la comunidad de Toke Pocuro se realizó el 26 de noviembre del año 2022 en un Festival de la región en la comunidad de Pocuro Grande.
Las lluvias se crían, con respeto y cariño, como las chacras y los alimentos. Las lluvias que nutren de agua a las ciudades de El Alto y La Paz, dependen de la evaporación anual del lago Titikaka, que es nuestra abuela lago, la más importante del altiplano boliviano y del sur peruano. De sus aguas y la humedad que produce en la zona dependen alrededor de tres millones de personas. El lago Titikaka combina su evaporación con la que respiran –literalmente- los bosques yungueños de “ahicitos” detrás de la cordillera. Esos dos grandes ecosistemas son los que proveen de lluvias a estas ciudades, las mayores de la zona andina de Bolivia.
Para tener esas lluvias, las aguas del lago Titikaka y la respiración de los bosques yungueños deben ser cuidados, criados con cariño y respeto. Y, sin embargo, los que hacemos desde estas dos grandes ciudades y otras menores de la región, como Viacha y Pucarani, es devolver a estos lugares derroche de consumo, falta de cuidado y aguas contaminadas.
Par limpiar esas aguas y para garantizar un ciclo regenerativo de las mimas intervienen muchos factores de manera integral. El cuidado de la fauna y la flora local desde su rica y maravillosa biodiversidad. Cada plantita y cada animal local participa en un proceso integral, complejo y simple a la vez, en el cuidado de la vida y del ciclo anual de lluvias que fertilizan y hacen brotar las chacras garantizando los alimentos para la población local y las ciudades, así como permitiendo la provisión de agua para satisfacer nuestras necesidades de consumo y disfrute las comunidades humanas, como de la propia naturaleza, de la pachamama.
Para que haya lluvias adecuadas y se críe esa regeneración de la vida, la música y la danza acompañan el cuidado de las lluvias y la tierra, de las semillas, de las plantas, los animales y las chacras. Un instrumento, acompañado de su danza, que acompaña adecuadamente el tiempo de lluvia es el Wayru. Instrumento de una sola caña con boquilla de insuflación, característica de los instrumentos del tiempo de lluvia –jallu pacha- en la región andina. Aparece para las primeras lluvias cálidas que facilitan la siembra, se interpreta durante el brote y crecimiento de la chacra, y se intensifica en la época del carnaval para las grandes cosechas. Es, en este sentido, una música, una danza, un instrumento chacarero y comunitario.
La comunidad de Toke Pocuro sostiene esta sabiduría ancestral y sus comunarios y comunarias garantizan la costumbre cíclica de acompañar la crianza de las lluvias y las chacras. Es una comunidad del borde del lago Titikaka, del denominado lago mayor, es una suerte de continuidad y encuentro entre tierra y agua, entre altiplano y lago sagrado. Con una delas vistas más maravillosas del impresionante Titikaka, invita al cuidado de nuestra Qutamama. Al diálogo recíproco. Eso viven diariamente, cotidianamente, las comunarias y comunarios de esta comunidad, que con orgullo ancestral sostienen su responsabilidad en el cuidado de la regeneración de la vida para todas y todos, no solo seres humanos.
Este pequeño relato aparece un día después de la Fiesta de la Candelaria, del 2 de febrero, que es un hito fundamental para dar inicio a la época del carnaval, la celebración de la madurez de las chachas y la proximidad de las cosechas mayores. Para la tradición de origen africano en nuestro continente, el 2 de febrero se celebra a Yemayá, también relacionado con la fertilidad y las aguas, de los mares. Las culturas vinculadas a los ciclos regenerativos de la vida, dialogan, se complementan, son continuidades desde las diversidades.