ORACIÓN ABORTIVA ANTICOLONIAL

Aborto el miedo ancestral, ya que los conquistadores con tortura, violación y muerte intentaron eliminar nuestra existencia.

Aborto este maldito nudo en la garganta, mi complejo de inferioridad y todo el colonialismo que llevo interno, porque no quiero sentir culpa ni miedo por existir, porque quiero resistir.

 

Aborto la colonia etnocida y criminal que quiere blanquear todo lo que hay en mí,repudio el español bien hablado y el mestizaje enajenador. Reconozco a mis ancestras y despierto la india rebelde que vive en mí.

 

Aborto a la iglesia sacrosanta, genocida y extirpadora de idolatrías.

Saco de mi útero todos sus símbolos de opresión y su mandato patriarcal de que la mujer debe ser sumisa,santa,esclava, sin deseos, sin placeres.

 

Aborto al estado feminicida y violento, que explota, es extractivista y usa el cuerpo de las mujeres y de los territorios que habitamos y nos habita. Aborto las fronteras, sus patrias con sus líneas impositorias, que han servido para privatizar y alimentar al capital.

 

Aborto el capitalismo, que nos somete a un mundo de desigualdades, miserias, explotación y angustia. Repudio su estrategia y maquinaria civilizatoria con su mancha urbana, hidroélectricas y petroleras, aborto la rosaton y a la guerra nuclear.

 

Aborto a los militares y su guerra por sembrar muerte. También a la policía asesina, máxima expresión patriarcal, entrenada para reprimir, odiar, violar y matar a las mujeres.

 

Aborto a la INjusticia patriarcal que vende impunidad a violadores,feminicidas, loteadores, soyeros y ganaderos, masacradores, petroleros y empresarios mineros.

 

Aborto las relaciones violentas, que me nublan los ojos, los pensamientos y el corazón. Al heteropatriarcado que quiere condicionar mi sexualidad, niego sus roles y condiciones, me declaro libre para decidir con quién me quiero acostar.

 

Aborto los medios necrófilos de información que hacen espectáculo del dolor, venden sangre y mentira, hacen publicidad con la muerte, difunden morbo y crueldad.

 

Aborto a todos los machos politicos, a los “aliados” de izquierda,de derecha, de arriba, de abajo son todos iguales. Pelean poder, disputan protagonismo pero son cómplices para violentar a una mujer.

 

Aborto su familia hipócrita y violenta que me impone silencio, vergüenza y dolor. Aborto al padre violento, al abuelo violador, al tío violador y a la doña juzgadora para reunirme con mis ancestras y su fuerza. Aborto la obligación de darle placer a un hombre y recupero mi propio deseo. Reivindico mi comunidad elegida en la que me desean todo el placer de ser quien soy.

 

Aborto al sistema educativo colonial, que nos arracó nuestra lengua materna, al sistema de salud colonial, por humillar nuestros cuerpos indios, y al sistema

carcelario y punitivo, y a cualquier tipo de castigo y disciplinamiento, más aún cuando es entre nosotras.

 

Aborto el olvido, para que la rebelión siempre sea parte de nuestro cuerpo.

 

Aborto nuestra incapacidad de hablar mirándonos a los ojos, con el corazón en la mano, el higado abierto y de frente a la herida.

 

Aborto la cooptación y el extractivismo de nuestras reinvindicaciones, aborto la fuerza india que renegada o acomodada decidió servir a una patria uniformada y blanca.

 

 

Reivindico nuestra fuerza, nuestra valentía, nuestra rabia. La rabia que alegremente heredamos de nuestras abuelas, de nuestras mamás. Evoco los ecos silenciados de mi lengua materna, los pies agrietados, las manos con tierra, el cuerpo sudado, acaricio el color de mi piel y los pliegues de mi cuerpa.

 

Me sostengo en nuestra lucha por la tierra, el territorio y la dignidad. Reivindico nuestros horizontes anárquicos y de autogestión. La palabra, la tinta, la tijera, la picota, la cuchara, el lápiz y la piedra.

 

Reivindico el placer, mi placer, el placer de mi hermana, de mi amiga, de todas Acaricio mi cuerpa, cuerpa que es capaz de sacarme de cualquier crisis por muy profunda que sea.

 

Hago mío como una vena más el empute, el insulto, el grito, el gemido y la carcajada de bruja ruidosa y ordinaria.Confió en las manos que prenden el fuego, las manos que lo incendiarían todo por ser libres y jodidamente felices.

 

Celebro la diferencia politica, la que que no es facha ni macha, la que cuestiona, interpela y provoca. Reinvindico el feminismo que se construye desde aqui, con sus raices, contextos, historias, el que no es marea, sino el que es río turbulento, amazónico, pedregoso, calmadito y furioso.

 

Invocamos a las wakas sagradas, a los achachilas, a los apus, las diosas y las ancestras que nos protegen, nos guian y son parte de esta rebelión.