ESCUELITA DEL VIVIR BIEN EN WAYNA TAMBO-UN AÑO DE CRIANZA Por: Jazmin Quisbert Illanes

Recuerdo que ese día llovía a pleno, el frio hacia escapar a las personas al resguardo de su hogar y la feria de Villa Dolores estaba casi desierta, las pocas caseras que quedaron empezaron a recoger sus puestos dejando a la calle 8 tan gris como el mismo cielo. Wayna Tambo era una sede más del Festival Audiovisual Kolibrí para la Niñez y Adolescencia, en un escenario vacío, con la lluvia resonando los techos y el frio calando los huesos, la proyección comenzaba a rodar sin público. Recuerdo bien como llego al Wayna, su mamá la trajo de la mano, me dijo que no la quería traer puesto que horas antes se había mojado los pies en los charcos de la lluvia y sus medias y zapatos estaban mojados, pero sin que eso le detuviera ella se puso bolsas en los pies en lugar de medias y le pidió a su mamá que le dejase ir a ver cine. Para ese entonces ella tenía 5 años, su mamá es la casera que vendía, y vende aun, comida en la esquina de la calle 8 de Villa Dolores, se quedó viendo las proyecciones del festival, el tiempo que le llevo a su mamá recoger su puesto. Lo recuerdo, porque si me preguntan ¿Cuándo empezó la escuelita del Vivir Bien? viene a mi memoria ese día lluvioso de 2018, quizás los y las demás tengan respuestas diversas, porque este es un camino al que nos fuimos sumando y es eso, procesos que se hacen al andar.

Jhoselin se encargó de pasar la voz de como era el Wayna, entre los niños y niñas que vendían en la feria con sus mamás, y en poco tiempo, habían varios niños y niñas tomando la casa y haciendo de este su espacio de encuentro.

En 2019 decidimos compartir con los niños y niñas un proceso de corresponsabilidad para con el barrio y recuperar la memoria viva; y aunque la mayoría de los niños y niñas no eran parte del barrio (siendo hijos e hijas de los productores y productoras, los caseros y caseras) se asumieron parte dé, porque eran quienes lo re-habitaban todos los días. Es así que empezamos a realizar talleres de comunicación para que ellos sean quienes entrevisten y recopilen historias de los vecinos y vecinas pero también de los feriantes.

Reapropiarnos del territorio, no sentirnos ajenos al suelo que pisamos, darle vida a la memoria, las sonrisas, las preguntas, los miedos y los colores eran parte de ese proceso cuyo producto sería un “museo”, pero un museo vivo con historias, personajes, reportes del Barrio de Villa Dolores, cargado de sueños, de cómo queremos el barrio para quienes viven y duermen ahí, como también los sueños del barrio de quienes lo habitan día a día desde sus calles.

Fue un año de establecer confianzas, los niños y niñas nos habían acercado más al barrio, fueron los tejedores de confianza con sus propias familias que vieron en el Wayna como un espacio seguro, pero un espacio que proponía otro tipo de formación.

Llego el 2020 y la crisis sanitaria nos obligó a encerrarnos y a dejar nuestros espacios de encuentro mediarse por la virtualidad, con el golpe de estado y la administración de ese entonces, se emitió la clausura del año escolar a nivel nacional, como una muestra más de la falta de voluntad política para resolver y responder la necesidad educativa de la población. Fue en ese momento en que se maduró la idea de una escuelita, como otra propuesta de formación desde distintas áreas, pensada para aquellos niños y niñas que ya hacían parte del Wayna Tambo.

Cabe mencionar que como Red de la Diversidad ya vivíamos un proceso de formación llamada Escuela del Vivir Bien parte de nuestra Comunidad de Saberes y Aprendizajes, con otras organizaciones. Nos pensamos algo así, pero para niños y niñas con educación desde procesos vivenciales.

Fuimos sumando fuerzas, en el camino se unieron colectivos que ya venían encaminando procesos propios Aymilla-Gestion y Producción y el centro educativo alternativo “Mentes Brillantes” con quienes fuimos afinando las propuestas.

La Escuelita dio inicio en Marzo de este 2021, de la voluntad que fue sumando voluntades, del espacio que recobro vida, de la propuesta que se va criando, de los niños, niñas y sus familias que retoman la confianza de encontrarse después de un año de encierro. Con aciertos y errores porque eso son las crianzas, con la idea y la apuesta por otras formas de aprender en comunidad.

Quería compartir la memoria de lo que para mí fue el inicio de un camino de aprendizajes, de un sueño de sueños al que mas personas se han ido tejiendo, hemos visto crecer a las wawas en procesos comunitarios, me gusta compartir que las confianzas y la Escuelita no se dio de un día para otro, que hay historia que la fueron criando los niños y niñas, que esta escuelita es parte de su crianza también, que si bien el este escrito tiene por titulo «Un año de crianzas» hay historias y procesos detrás que lo hicieron posible.

Este año de crianza colectiva y apuesta por otras formas y caminos posibles de procesos educativos son la necedad de lo que hoy resulta necio. De la Escuelita ya hay diversas notas de los procesos que tuvimos. Este video es ese pequeño resumen de vivencias y encuentros de este año (es necesario mencionar que al principio no registramos muchas de las actividades en video)