El pasado 11 de septiembre del año en curso se dio inicio a la segunda versión del Festival Por la Dignidad de los Pueblos. Artes para respirar. La primera experiencia se dio en 2020, un año inolvidable, no solo para nuestro país o continente, sino, para el mundo entero. Hubo una sintonía mundial en temas sociales, políticos, económicos, culturales y de salud, que también expresaban variantes en cada contexto, sin embargo, la disputa por otros modos de vida, horizontes alternativos, “nuevas” democracias eran clamores de varios sectores.
Entre ello se vivió una arremetida descarda de movimientos ultraderechistas, fascistas, cargados de expresiones racistas y machistas, buscando encaramarse al poder o mantenerse a toda costa en el mismo, ambos casos se dieron en nuestro continente.
Ese embate fascista se vio robustecido con la crisis sanitaria del COVID-19; muchas de las medidas de contención ante la propagación del virus fueron instrumentalizadas políticamente por parte de los gobiernos y ciertas instituciones buscando frenar las propuestas y reclamos de sectores de la población. En medio de este ambiente asfixiante para el curso de la vida y las expresiones populares brota el Festival Por la Dignidad de los Pueblos como un canal (virtual, porque la situación solo así lo permitía) de manifestación de nuestras denuncias y anuncios ante la realidad que toco encarar.
Hoy, el presente se muestra más alentador y el Festival sigue retoñando, mostrando expresiones artísticas y educativas con profundo trabajo político y territorial que se siente a pueblo, que pone en cuestión el privilegio/derecho como la educación.
Privilegió en el sentido que la hay una asimétrica relación en el acceso a la educación y ello tiene que ver con la redistribución de nuestras economías, personas que cuentan que todas las posibilidades y ventajas para dedicarse solo al estudio y por otra parte privilegio en el aspecto que solo unas y unos pocos quieren asignarse el derecho a impartir conocimiento, bajo ciertos parámetros y reglas.
He aquí donde Paulo Freire se hace presente en el Festival, donde se apuesta por una educación libre, emancipatoria, contra la mercantilización y la privatización de esta. El centenario del educador pernanbucano Paulo Freire, que el 19 de septiembre de 2021 hubiese cumplido 100 años es conmemorado de una u otra manera por las distintitas organizaciones o colectivos participantes en esta sesión del Festival Por la Dignidad de los Pueblos, todas trabajan en el campo educativo sea desde el teatro, la danza, la música, lo plástico, lo circense y otras, dislocando paradigmas que atribuyen lo educativo solo a instituciones escolarizadas o académicas.
Las ideas de Freire: una educación trasformadora, liberadora, pública, autónoma, digna hacen eco en cada manifestación de las y los participantes del festival organizado por Desde el Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe, Cultura Viva Comunitaria, ALER Satelital, Red de la Diversidad – Wayna Tambo, AREPA, Cep Parras, Foro Intercultural Imagina Radio, El Rejunte Arte, Red PACRA e IMDEC.
Estas líneas cumplen su propósito con invitarte a ver a cada experiencia territorial y su relación en alguna medida con el legado de Paulo Freire, si te perdiste verlo en vivo aún puedes hacerlo aquí…
Despidámonos parafraseando uno de sus dichos “enseñar exige saber escuchar”, para el caso diríamos enseñar exige saber escuchar y mirar…
